Capítulo 8
Como era costumbre, el lugar estaba silencioso, solo el cantar de los pájaros se oía.
Su mirada estaba fija en un rio tan hermoso, rodeado de plantas y árboles, apreciando las rocas que estaban sobre las aguas trasparentes.
—Así que… revivirás a Kaguya —murmuro al viento, ignorando la figura que se acercaba y a su lado se sentó, sin atacarlo. Acompañándolo de su fría soledad.
—Sí, la reviviré —respondió el ser completamente de oscuridad.
Ronin no dijo nada, simplemente se quedó observando el comportamiento del agua.
—¿Piensas detenerme? —pregunto el ser.
El agua comenzó a moverse violentamente, formando despaciosamente un remolino.
—No, no lo hare, de todo modo, fracasaras —respondió su duda con un tono tranquilo, moviendo sus ojos hacia el ser—. No es mi misión detenerte, Zetsu.
La entidad oscura no dijo nada al respecto, solo ignoro lo dicho por Ronin.
—Me siento curioso…
Ronin arqueo una ceja antes eso
—¿De qué? — le pregunto sin dudarlo.
—De nosotros —admitió Zetsu—. Se supone que somos enemigos, y mira, acá estamos, hablando como personas civilizadas, sin mencionar que eres el asesino de madre… no entiendo, tienes tanto poder y sin embargo, no haces nada….
—Ya veo —Dejo de mirarlo y poso su mano sobre su cabeza, seguido de eso, el cuerpo de Zetsu fue rodeado por una extraña energía, invisible a los ojos mortales, el calor que se sentía por el lugar, era la única forma de medirlo—. ¿Lo sientes?
Zetsu estaba sorprendido, tanto era la conmoción que su voz no pudo salir de su garganta, que asintió inconscientemente.
—Ahora entiendes por qué… soy un peligro para este mundo, mi sola presencia besa cambiando la historia, por eso, nada hago, solo me oculto, aunque ansió meterme en tu juego, no puedo hacerlo — termino Ronin, alejando su mano de la cabeza del ser aturdido.
—Entiendo—replico Zetsu, saliendo de su aturdimiento a duras penas—. Supongo que debo despedirme de ti, sospecharan.
Ronin asintió tranquilo.
—Anda, gracias por acompañarme, Zetsu — despidió el con una pequeña sonrisa serena.
—No —Zetsu negó con su cabeza y lentamente desaparecía atravesando la tierra—. Gracias a ti.
----------------------
5 Meses después.
------------------------
—¡Que dé inicio la cuarta guerra mundial shinobi! — grito un enmascarado naranja, antes la atenta mirada de un silencioso Zetsu negro, sabiendo que todo su plan iba a la marcha.
Tras esa declaración, ambos seres desaparecieron haciendo uso de una técnica espacio-tiempo, olvidando la presencia de quien alguna vez fue apodado “El santo de la verdad”.
-----------------------
Habían pasado 9 días de esa declaración, nueves días que cambiaron al mundo repentinamente….
En nueves días en el mundo shinobi finalmente se había unificado, una nación contra dos enemigos…
Las cadenas del odio cambiaron el rumbo, toda cadena fue destinadas a dos personas, aquellos que eran los causantes del interminable ciclo del odio.
Lejos de la guerra, se hallaba Ronin, haciendo las cosas de siempre.
Observar.
El silencio en su hogar se convirtió por milenios.
Lástima que aquel silencio que daba paz se había desvanecido.
Sin embargo, ahí estaba el.
Observando sin siquiera pestañear, inmutado por la situación, sin sentimientos empáticos hacia el estado en el que se encontraba el mundo y los seres vivos, sin lugar a dudas, un ser totalmente despreciable.
Suspiro con amargura, aquellos ojos llenos de energía que alguna vez tuvo, eran nada más que sueños del pasado.
Sus manos miro, y de pronto, varias figuras fantasmales surgieron del suelo y frente a sus ojos aparecieron.
La primera figura, esa que nunca borro su alegre sonrisa en su rostro, toco su hombre con fiereza.
—La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado — le susurro, desvaneciendo con el viento, y antes de desaparecer, abrazo al samurái—. Dejemos que el pasado… sea el pasado, viejo amigo.
Sin saberlo, las lágrimas recorrieron sobre sus delicadas mejillas, cuando la segunda y tercera figura se acercaron a él, con esa sonrisa llena de alegría como algunas tuvo aquella mujer que alguna vez amo…
—Cariño… — resonó la dulce voz de la mujer fanstamal—Salva al mundo, no dejes que los prejuicios del pasado nublen tu mente… se lo duro que ha sido tu vida, pero… ¿No crees que va siendo hora de cerrar aquella puerta? —pregunto lo último la mujer, sin borrar aquella sonrisa cariñosa, observando la puerta que estaba en el medio de los dos.
—Pero… si lo hago, te olvidare… —la voz de Ronin, cada vez se hacía más apagada, no queriendo cerrar esos recuerdos. Aquellos que sus corduras mantuvieron en gran parte.
La mujer suspiro y lo observo con tristeza.
—Lo se cariño, lo se…. — la mujer se acercó y toco sus mejillas, acariciándolas con cariño — Pero toca cerrar, nuestro tiempo junto ya ha terminado desde mi muerte, toca soltar el pasado, vive el futuro — consoló con suavidad la mujer, besando su frente.
Antes esto, Ronin, quien no paraba de derramar lágrimas, se acercó a la puerta abierta y lentamente entro, para seguidamente cerrar la puerta, no sin antes ver por última vez aquella persona que alguna vez amo.
—Te esperare en el otro mundo — despidió la mujer cariñosamente.
Cuando la puerta cerro….
Todo cambio repentinamente.
En el medio del campo de la batalla.
Un pilar de luz blanca resurgió, brillando poderosamente y sin previo aviso, se sintió una gran presión por el mundo, afectando a todos los seres vivos por igual, sin olvidar mencionar que cada uno de ellos sintieron un escalofrío recorriendo su espalda.