El Silencio de las Auroras

Capítulo 6: El Nacimiento de la Aurora

Anya se despertó, o más bien, se encontró, envuelta en una luz verde vibrante. La energía era tan intensa, tan llena de vida, que sintió como si su propio cuerpo se estuviera disolviendo, fusionándose con esa luz. A su alrededor, las auroras boreales danzaban con una energía sin igual, formando remolinos de color que se extendían por el cielo infinito.
- "¿Kaelen?" susurró Anya, buscando en la inmensidad de la luz la presencia de su amado.
- “Estoy aquí, Anya”, respondió una voz profunda, cálida y familiar. Era la voz de Kaelen, pero no era la misma que conocía. Tenía una resonancia más profunda, más poderosa.
- "Kaelen, ¿dónde estamos?" preguntó Anya, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo.
- "Estamos en el corazón de las auroras, Anya. Estamos en el mundo de los espíritus", respondió Kaelen. "Aquí, somos uno."
Anya sintió que su cuerpo se transformaba, se volvía ligero y etéreo, como si estuviera hecho de luz. Podía sentir la energía de las auroras fluyendo a través de ella, transformándola, fusionándola con la esencia del espíritu del norte.
- "Kaelen, ¿qué está pasando?" preguntó Anya, con un tono de temor y fascinación.
- "Te estoy transformando, Anya. Te estoy haciendo parte de mí, parte de las auroras", respondió Kaelen.
- "¿Y qué significa eso?" preguntó Anya, con la voz llena de curiosidad.
- "Significa que serás una parte eterna de la magia del norte, Anya. Serás la luz que guiará a los espíritus, la fuerza que dará vida a las auroras", dijo Kaelen, con una voz llena de orgullo.
Anya se sintió llena de un sentimiento de paz y alegría. No tenía miedo, no sentía dolor. Sentía que estaba siendo abrazada por una fuerza poderosa, una fuerza que la llenaba de energía y de amor.
- "Kaelen, ¿puedo sentir las auroras?" preguntó Anya, con un tono de asombro.
- "Sí, Anya. Tú eres parte de ellas ahora. Puedes sentir su poder, su magia, su belleza."
Anya cerró los ojos y se concentró. Pudo sentir la energía de las auroras fluyendo a través de ella, formando remolinos de luz verde y azul que se extendían por todo su cuerpo.
- "Es increíble", dijo Anya, con un sentimiento de felicidad que la llenaba por completo. "Es como si estuviera bailando con las auroras."
- "Así es, Anya. Ahora eres una parte de la danza eterna de las auroras."
Anya abrió los ojos y miró a Kaelen. Su rostro, ahora envuelto en un resplandor verde, parecía más joven, más lleno de vida.
- "Kaelen, ¿qué vamos a hacer ahora?" preguntó Anya, con un tono de curiosidad.
- "Ahora, Anya, vamos a iluminar el mundo con nuestra luz. Vamos a mostrar a los humanos la belleza y el poder del espíritu del norte", respondió Kaelen, con una sonrisa radiante.
Anya se sintió llena de alegría. No podía esperar a mostrar al mundo la magia que ahora era parte de ella, la magia de las auroras boreales, la magia del amor.
En ese momento, las auroras se intensificaron, formando un arco iris de colores que se extendía por todo el cielo. Anya se sintió envuelta en esa luz, como si fuera parte de un gran cuadro cósmico, un cuadro que la llenaba de esperanza y de amor.
- "Te amo, Kaelen", dijo Anya, con un sentimiento que la llenaba por completo.
- "Y yo te amo a ti, Anya. Para siempre."
En ese momento, Anya supo que su viaje al norte no había sido solo un viaje de inspiración artística, sino también un viaje al corazón de la magia.




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