—Se lo que estás pensando, Ángel — dice mi padre con una voz ahogada, como si estuviera tratando de no llorar.
—¿Enserio?—hago una pausa y continuo—¿Alguna vez pensaste que perderías la vista el día de tu cumpleaños?.
—Cariño, las cosas suceden por algo— secunda mi abuelo— lo que te sucedió son cosas de la vida, le puede ocurrir a cualquiera.
—¿Y por qué me ocurrió a mi? ¿Acaso soy una mala persona? ¿Me lo merecía?— gritó cada palabra.
—Claro que no Estrellita, tu eres una gran persona— habla mi madre y parece que ella no pudo aguantar las lágrimas ya que oigo como sorbe por la nariz.
—¿Donde está Luka?— pregunto por mi hermano ya más tranquila.
—Luka no lo soporto y cuando recibió la noticia de tu estado se fue a la casa— siento como la cama de hospital se hunde y mi padre continúa—Tu hermano está cegado por la impotencia de no poder ayudarte, pero lo superará, lo superaremos como familia— dice mientras me abraza.
—¿Cegado?, papá la única ciega acá soy yo— grito enojada— ¿Cómo se supone que lo supere?, ¿me comprarán un perro lazarillo o me conseguirán un bastón para ciegos?— trato de calmarme, pero no lo consigo— ¿Qué pasara con mi carrera?.
—Hablamos con tu manager y creemos que lo mejor será que te tomes un descanso– siento un apretón en mis manos y por las arrugas de las manos noto que es mi abuelo, le devuelvo el apretón y me calmo, ellos no tienen la culpa.
—Bien, me tomaré un descanso pero, ¿Qué pasará con la universidad?, las cartas comienzan a llegar la próxima semana— digo preocupada.
—Ángel— habla papá con una voz suave— creemos que lo mejor será que te tomes un año sabático, para que te acostumbres o hasta que los médicos nos digan si te podrás operar, la universidad puede esperar mi vida.
—Si, además ¿Estudiar?, que aburrido— habla el abuelo tratando de hacerme sonreír—recién saliste del reclusorio que es el colegio y, ¿quieres entrar a la carcel que es la universidad?— dice riendo y yo le sonrió— no, no, no, yo no puedo permitir que mi princesita vaya a esa carcel, por lo menos hasta después que disfrutes este año. Tienes dieciocho años y por tanto viaje que hacías no fuiste a la playa, ve y conoce chicos o chicas, no sé cuáles son tus gustos.
—¡Papá!— grita asustada mamá y todos reímos.
—Si, ¿Qué le pasa suegro?, mi niña no tiene edad para esas cosas, mi angelito conocerá a alguien cuando tenga cincuenta años antes no— sentencia mi padre y yo rio.
—Para tranquilidad de ambos, me gustan los chicos y no estoy interesada en conocer a alguien por el momento.
—¿Escuchó?, mi angelito no está interesada en conocer a alguien porque ella no lo necesita, si tiene a su familia no necesita a nadie más— dice papá aplastándome con un abrazo.
—Bueno familia creo que las visitas acabaron por hoy, tengo sueño— digo bostezando.
—Bien, descansa— dice papá mientras me da un beso en la frente y un último abrazo y siento como se levanta de la cama.
—Dulces sueños pequeñuela— dice el abuelo apretando mi nariz y yo rio por el acto.
—Adiós estrellita— dice mamá besando la coronilla de mi cabeza.
—No seduzcas enfermeros pequeñuela— grita el abuelo, escucho como se abre la puerta, también escucho como el abuelo es regañado por mi padre y yo rio. Cuando la puerta de la habitación se cierra gracias al eco me doy cuenta que estoy completamente sola, mi sonrisa se va borrando poco a poco hasta que se comienza a curvar hacia abajo y de ella comienzan a salir pequeños sollozos, siento lágrimas correr por mis mejillas.
Me aguante las ganas de llorar desde que desperté y me di cuenta que estaba ciega, lo hice por mis padres ellos lloraron y no creo que hubieran aguantado el verme llorar a mi más, así que me controlé, pero ahora que estoy soy sola me doy cuenta de la oscuridad en la que me encuentro.
Y todo por ese maldito accidente.
Debí saltar cuando pude.
O debí morirme de una maldita vez.
Frente a mis padres puedo aparentar que estar ciega no me afecta del todo, pero yo me conozco y sé que no aguantaré mucho tiempo así.
¿Como se supone que componga canciones si no puedo ver lo que me impulsa a componer?, ¿Como se supone que pinte si no puedo ver el lienzo o los colores?.
Mi vida está arruinada y yo soy la única culpable.
Todos me preguntan: ¿Por que no saltaste como los otros?.
Por idiota, por eso no salte, yo sabia que tenia que saltar, podía haber saltado, pero como estupida me quede viendo la hora en el auto pasar, vi como pasaba un minuto, un minuto que definió todo.
Lloro todo lo que puedo, lloro por todo lo que me sucedió antes, después y durante el accidente, lloro hasta quedarme dormida.