El sueño de Gabriela hecho realidad

la huida de Enrique y Gabriela

      Pasaron 3 años, Enrique ya tenía casa propia y otros negocios, mientras tanto, Gabriela se estaba arreglando para casarse, Enrique supo que ese día se casaría el amor de su vida y fue para la boda, al llegar se acercó a el señor Pablo y le dijo: señor, disculpe la molestia, pero, debo preguntarle algo. – el señor Pablo le dice: ¿qué pregunta? Responde rápido, que estoy ocupado. – Enrique le hace la pregunta: ¿por qué usted casa a su hija sin que ella lo quiera? – él le responde: hay 3 razones por la que la quiero casar así ella no quiera: 1era: ese no es asunto tuyo, 2do: esa es hija mía y yo hago lo que quiera con ella, 3ero: porque con quien se va a casar tiene mucho dinero y la puede hacer feliz. – Enrique le dice: señor, no importa cuánto dinero tenga la persona, si no hay amor, una relación no funciona. – el señor Pablo le dice: te lo repetiré una vez más esa es hija mía y tú no te casarás con ella aunque yo me muera.

         Enrique se aleja del señor Pablo, en ese instante se acerca a donde está Gabriela, toca la puerta de la habitación y le responden desde atrás de la puerta: ¿qué quieren? Que estamos ocupadas. – Enrique responde: solo quiero saber si está la novia ahí adentro. – Gabriela pregunta: ¿quién está preguntando por la novia? – Enrique le responde: un amigo de ella llamado: Enrique. – Gabriela al escuchar el nombre, le dijo a una de las que la estaban ayudando a vestir: hazlo pasar, que necesito hablar con él. – la muchacha le abre la puerta a Enrique, él pasa abraza a Gabriela y le dice en el oído: Gabriela, mi amor, no me daré por vencido, antes de que respondas que sí, diré que me opongo completamente.

         Sin decir nada más Enrique se salió de la habitación y se dirigió hacia la sala de matrimonio, Gabriela sale, el padre la agarra para entregársela a Ismael, la llevó hacia el lugar de casamiento y el papa empezó a decir: bueno, comienza la boda, por favor siéntense todos. Después de que el cura hizo la ceremonia dijo: Ismael Montes ¿aceptas casarte con Gabriela Flores? – Ismael responde: sí padre, acepto casarme con ella, hacerla feliz, quererla, respetarla, cuidarla, estar con ella en las buenas y en las malas, en la peste y en la enfermedad, en los días de sol y en los días de lluvia. – el cura le dice a Gabriela: Gabriela Flores ¿aceptas casarte con Ismael Montes? – antes de que Gabriela respondiera Enrique gritó: no, ella no se puede casar con él porque no lo ama.

         Todos los que estaban ahí quedaron impactados, el señor Pablo se le acercó a Enrique y le gritó lo siguiente: fuera de aquí, tú no tienes nada que hacer en esta boda, quieras o no te irás. El señor Pablo aguantó a Enrique por el brazo derecho y lo jaló hacia la salida, cuando Gabriela se dio cuenta de que Enrique fue el que gritó salió corriendo de al lado de Ismael hacia el padre y le dijo: no tienes derecho a hacerme esto, me voy con Enrique (aguantó a Enrique y se fueron en el carro de él).

 

Capítulo 8: los guardaespaldas atrapan a Enrique y a Gabriela

 

         Llegaron a la casa de Gabriela a buscar sus ropas y vestidos, la señora Mónica vio pasar corriendo a Gabriela para su cuarto, seguidamente se fue detrás de ella, cuando la alcanzó le preguntó: ¿hija que te pasó? – Gabriela le responde: nada malo madre, lo que pasa es que voy a ser feliz. – la señora Mónica le pregunta: ¿qué ya te casaste y te vas de luna de miel? – Gabriela le responde: no madre, si me hubiera casado no estaría tan feliz como me siento ahora, estoy feliz porque, me iré lejos de aquí con quien realmente amo. – la señora Mónica le dice: ¿a quién amas tanto, que hasta dejaste a Ismael plantado en la iglesia? – Gabriela le responde: un amigo de la infancia llamado Enrique. – Mónica le dice: pero ¿estás segura que es buena elección? Porque si te equivocas otra vez, no hay vuelta atrás. – Gabriela le responde: si madre estoy segura de que Enrique es muy buena elección y sé que si me voy con él voy a ser feliz, pero tan feliz, como nunca lo he sido – Mónica la abraza y le dice: hija si te vas te extrañaré mucho. – Gabriela le dice: yo también te extrañaré mucho, pero me tengo que ir ahora, porque si mi padre nos alcanza nunca nos iremos. – la madre le dice: hasta luego hija, cuídate mucho y dile a Enrique que te cuide, porque si no lo hace, se las verá conmigo. – Gabriela le responde: hasta luego madre, te quiero mucho.

         Gabriela bajó, se metió en el carro de Enrique y se fueron, después de que se fueron el señor Pablo los mandó a buscar con sus guardaespaldas, Gabriela y Enrique tenían que viajar y viajar, porque en donde estuviesen los guardaespaldas los encontraban, el señor Pablo llamó al líder de los guardaespaldas y le preguntó: ¿los encontraste? – el guardaespaldas le respondió: sí, los encontré en una casa de familia aquí en Miami. – Pablo le dice: agárralos y tráemelos aquí, si me los traes te recompensaré muy bien.

         El guardaespaldas dio la orden de que los demás actuaran, Enrique cuando vio que venían los guardaespaldas, agarró a Gabriela, salieron de ahí, los guardaespaldas los vieron salir, los empezaron a seguir y les dijeron: aguántense ahí, no corran tanto que igual los alcanzaremos. Gabriela y Enrique siguieron corriendo, pero, dos guardaespaldas los agarraron, Enrique peleó contra quien lo aguantó, pero no lo pudo derrotar, lo montaron en una camioneta negra y lo llevaron aparte de Gabriela. Los guardaespaldas los llevaban ante el señor Pablo, cuando llegaron fueron a la oficina de su jefe y estaban esperando a que llegara.




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