El Teorema de los Comensales

El inicio de la travesía

Sentí los primeros disparos rozar mi pelo e impactar en los muebles. Y37 me arrastraba por el hombro con una mano mientras con la otra disparaba desde el suelo a las piernas de los que nos dispararon primero. Estos, al caer, eran rematados por el viajero del tiempo sin monologo previo.

Corrí a mi habitación, mi gato no estaba, esperaba (y rezaba) que se hubiese ido a lo de mi vecino. En el fondo del armario tenia una escopeta, la tomé y salí dando tiros al aire.

Vi a Y37 en el suelo disparando y giré de forma tal que quedé apoyado de espaldas sobre la pared y le disparaba a la puerta, que ahora estaba en el suelo, si había algo vivo, dudaba de que quedara en pie.

Cesamos el plomo luego de que solo escuchábamos nuestras balas.

Y37 se levantó primero, con una señal de alto con una mano y con la otra apuntando a un cadáver, chequeó que nadie estuviese vivo.

-Esto comienza ahora.- dijo luego de revisar el ultimo cadáver.

Afuera, se escuchaban gritos.

-La policía vendrá y será mejor que ni ellos....- dijo señalando a los cadáveres -... ni nosotros, estemos en la habitación.-

No dijo mucho, y obedecí. Algo en los movimientos de Y37 me transmitían una paz que jamas había experimenta. Me corrijo, que había experimentado, pero antes de que mi esposa  muriera. 

-Sabes... tu no tienes carácter en lo absoluto....- comenzó a decirme Y37 -... cualquier imbécil podría estar en mi lugar diciendo cosas y matando a gente y tú, estarías como ahora, arrastrando cadáveres.-

Lo miré, no supe porqué, pero lo que le dije a continuación salió antes de que pudiese formular un pensamiento

-En situaciones como ésta, uno elije creer. ¿A dónde vamos con estos?- dije mientras sostenía el brazo de un tipo.

-A la azotea. - dijo Y37 tomando a otro, mientras se lo cargaba al hombro.

Subimos los tres escalones que nos separaban de aquel punto que había indicado Y37.

Apoyé mis cadáveres, y luego él los suyos, cuando dejó el ultimo desenfundé la escopeta y lo apunté con el arma.

-Dame una prueba de que no eres de este tiempo o te vuelo los sesos ahora mismo-

Y37 jamás se había quitado el cubre boca, estaba sudoroso, con la frente negra. En la espesura de la tarde noche, sus ojos se mimetizaban con la oscuridad, pero los veía dilatados, enormes.

-Ya te dije quien soy...- comenzó.

-No. No lo hiciste, dijiste que no podías decirlo-

-Decirlo supondría que haya una paradoja temporal.- dijo él, con las manos en alto, pero calmado.

-¿Por qué carajos estás tan tranquilo?- le dije apuntándolo

-Porque no vas a hacerlo.- dijo él, de nuevo con su calma, como si estuviera leyendo un libro.

Lo apunté contra el pecho.

-No me tientes hijo de puta.- le dije con el corazón palpitante.

-Hazlo- dijo igual de tranquilo

El corazón me latía rápidamente.

-Hazlo.- volvió a decir, pero ahora se llevó el cañón a la frente. -Sin mi, no lograrás el propósito que buscas. La gente del presente se rehúsa al futuro pero se queja del pasado. 

Son tan básicos como siempre y se esconden en una tecnología para sentirse en el futuro, pero ignoran cuando algo o alguien les afirma tal hecho y amenazan con escopetas. 

Supongo que es lo mismo que les pasó a los colonizadores y a los indios,  no tienes una lanza, tienes un arma mas primitiva, tu carencia de materia gris...-

-No te atrevas a decirme idiota, imbécil.-

-¿Ego frágil? No te llamo imbécil, te llamo crédulo....- apartó el arma a un costado. -...en la cadera izquierda tienes un cicatriz en forma de circulo, tu padre te quemó con un cigarro...- ambos nos miramos. -...¿con que eso puede saberlo cualquiera?, bien,  en treinta minutos en la esquina de allí...- dijo señalando a un costado -... se escucharán gritos de mujer y abajo unas sirenas. Empieza a quemar.-

Solté el arma, Y37 puso el cronometro para fundamentar lo que decía.

Pusimos a los cuerpos en una pila, los rociamos y luego los quemamos.

Un instante luego, el grito de una mujer y una fracción de micro segundo, las sirenas de los policías.

Lo miré. 

Y37 dijo, aun tranquilo -Quédate aquí, iré por las mochilas-

-¿Las?- repetí

-Sí, las. Mientras tú duermes, yo hago lo productivo. Dejaré al gato con tu vecina.- dijo y salió.

Sentía un ardor en el estomago inexplicable.

No podía pensar, lo intentaba pero estaba bloqueado. Desde la llegada del intruso estaba bloqueado. Las manos me sudaban mientras veía los cadáveres extinguirse con el fuego. En su estado anterior al de cenizas, los tipos tenían cubre bocas como Y37, supongo que es una norma de vestimenta común entre los viajeros en el tiempo.

Me puse en cuclillas mientras me agarraba el cabello. Intentaba entender que esto era lo real, pero parecía una ilusión.  Quizás es todo producto del estrés, quizás estoy en casa, quizás morí en la explosión y todo esto es el gran después...

Y37 entró con las mochilas, me lanzó una.

-Es completamente normal que sientas deseos de que alguien te meta un balazo, me pasa todos los lunes. Andando.- dijo y saltó hacia el techo vecino y yo, lo seguí.

 




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