Luis quiere conversar.
23 de Noviembre de 2018.
Odio sobrepensar cosas.
Lia ha estado enojada con todos desde que le dijimos lo del boleto de avión. Ella se va mañana y no ha salido de su habitación y eso hace que me cuestione mucho sobre las decisiones que tomamos.
Pero por otro lado prefiero verla enojada que triste.
Ayer Mía estuvo por aquí fumando y me sugirió que hiciera algo para remendar las cosas con Lia antes de que se fuera. Dice que no es buena aconsejando pero me ayudó mucho a saber que hacer. Jorge e Iván ya habían hecho un intento de arreglar las cosas con ella y no salió tan mal. Pero yo fui el que compró ese ticket de avión y ella lo sabe.
Estuve tentado a cambiar nuevamente la fecha de vuelo pero ella dijo que eso sería actuar de nuevo a sus espaldas y nunca me lo perdonaría. Supongo que la conoce más por ser su mejor amiga.
Así que llevo más de diez minutos dando vueltas en mi habitación decidiendo si voy con ella y le ofrezco una disculpa. Temo mucho su reacción ya que ella puede ser un poco cruel cuando está enojada.
Pero finalmente me decidí a salir y caminé hasta su habitación. Llamé a la puerta y ella me miró mal.
—¿Puedo pasar?
Ella solo suspiró y se hizo a un lado dejando la puerta abierta. Yo entré pero me quedé parado en medio de la habitación.
—¿Estás lista?—pregunté viendo sus maletas casi completas.
—No—me miró mal.
—¿Sigues enojada?
—Sí.
Entré a su cuarto sin pedir permiso y me senté en la silla que a veces ocupaba para aventar toda su ropa.
—Perdón.
No me contestó, solo volvió a mirarme mal.
—Sé que fue tonto, pero queríamos ayudarte y no sabíamos como.
—Lo aprecio, pero fueron idiotas—metió más cosas en la maleta de mala gana—. No les importo si afectaba mi trabajo, si tenía cosas pendientes aquí o si yo quería ir.
—¿Te afectará en el trabajo?
—No... ya había pedido mis vacaciones.
—¿Tenías cosas pendientes aquí?
—No realmente...
—¿Quieres ir?
Lia no dijo nada, solo metía más cosas a la maleta. No me imaginaba la posibilidad de que a ella no le gustara la sorpresa. Supongo que si fui un poco idiota.
—Siempre podemos volver a intentar cambiar la fecha de vuelo.
—No, sí deseo pasar tiempo con mis papás y mis hermanos, más con mi hermana.
—¿Entonces cual es la molestia? Entiendo que no pensamos muy bien las cosas pero, la pasarás bien.
De nuevo guardó silencio y luego solo dejó su maleta a un lado.
—Tengo miedo de lo que pueda pasar.
—¿De qué hablas?
Ella suspiró. Es muy difícil que Lia se abra con alguien, pero parecía decidida a cambiar eso un poco.
—Sabes que el mejor amigo de Abigail está viviendo allá, ¿Verdad?
El mejor amigo de ella, Mateo, era nuestro vecino. Pero se fue a vivir con Abi y mis tíos para terminar su preparatoria en Houston. Se fue hace un mes.
—Sí.
—Pues el y yo tuvimos algo hace unos meses...
—Ajá...
—Y las cosas no terminaron bien, así que el anticipo su llegada a Houston para alejarse de mí.
Comencé a formar hilos en mi cabeza. Eso quería decir que Lia había estado desanimada desde hace un mes por una razón que nadie se imaginaba.
—¿Me estás diciendo que no estás sufriendo por tu ex novio si no por uno de tus amigos?
—Suena tonto.
Y yo que creí que tanta tristeza era por su ruptura con su ex, además de que el chico acababa de terminar con la chica que había comenzado a salir, yo pensaba que por eso Lia seguía mal, porque no la había buscado.
Nosotros tratamos de alejarla de él y ahora parece que la aventamos a los brazos de alguien que probablemente le hizo algo peor.
—¿Qué te hizo?
—No quiso empezar una relación conmigo para no arruinar nuestra amistad.
—Eso es estupido.
—Lo sé.
No soy bueno dando consejos, tal vez por eso nadie recurre a mí cuando algo malo pasa en sus vidas pero supongo que puedo intentar al menos hacerle saber que estoy aquí para ella.
—Mira, ve como avanzan las cosas y disfruta a tu hermana y tus padres. Si necesitas algo, estoy a una llamada de distancia.
—No quiero fastidiarte con mis cosas.
—No fastidias, en serio.
—Gracias, Luis.
—Es lo menos que puedo hacer después de ser participe de enviarte allá.
Ella solo se rió, creo que ya superó el enojo.
—Deberíamos hacer más seguido esto de hablar.
—Definitivamente.
24 de Noviembre de 2018.
Lia se iría hoy.
Bueno, si es que si alcanzamos su vuelo. Se le hizo un poquito tarde y apenas íbamos subiendo sus maletas al auto.
De la casa salieron Lia y Mía, la primera con los ojos un poco llorosos y la segunda con su cara de seriedad como siempre, aunque pude notar como se le escapó una mirada triste cuando subimos al carro de papá.
Ella nos acompañaría porque Lia así lo quiso, además de que Mía nos hubiera seguido de todas maneras. Así que en el auto en la parte de atrás yo tuve que cargar a Jorge para que todos pudiéramos entrar.
Por suerte no encontramos tanto tráfico y pudimos llegar a tiempo. Ya estando adentro Lia fue a registrar su equipaje, mis papás habían ido con ella para ver que todo estuviera en orden y mientras nosotros nos quedamos sentados en unas bancas.
—¿Crees que Lia pueda ver un ovni desde el avión?—Mía me preguntó ya que los otros dos estaban metidos en su teléfono.
—Probablemente no lo note.
—Sería genial, me gustaría ver una invasión de ovnis.
—¿Y que conquistaran a toda la humanidad?
—Un evento histórico inolvidable.
Ella parecía bastante seria por lo que no pude evitar reír y ella me miró mal.
—¿Desde cuándo ustedes dos se llevan tan bien?—Iván preguntó fastidiado.
Para nosotros ya era normal hablar de lo primero que se nos ocurriera, pero nadie nos había visto interactuar así.