El Tercer Idiota

Capítulo 24.

Luis quiere honestidad.

23 de Abril de 2019.

No pude dormir casi nada.

Solo fui a cenar por compromiso y regresé a oler toda mi habitación y sí, había algo diferente pero no sabía qué o por qué.

Me levanté y salí de mi cuarto, casualmente iba pasando justo la persona que necesitaba para este trabajo.

—Iván.

—¿Qué?—me miró con mala gana, parecía que iba despertando.

—¿Puedo pedirte un favor?

—Depende.

—¿Puedes oler mi habitación?

—¿Qué?

Le abrí la puerta y sin quejarse entró aunque parecía confundido.

—Es que creo que huele diferente.

—¿Y por que me lo pides a mí? ¿Cómo voy a notar que huele "diferente"?

—Porque tu eres don fanático del orden y perfeccionista y esas cosas.

—Agh, ya qué.

Comenzó a pasearse al rededor muy concentrado.

—¿Metiste a una chica a tu habitación?—me miró con una sonrisa burlona.

—No, ¿por qué?

Aunque sí, había metido a Mía pero eso no tiene importancia ahora y tampoco es algo que quiera confesarle.

—Huele a perfume de mujer—se acercó a mi armario y sacó unas sudaderas arrugando la nariz—. Casi toda tu ropa apesta a perfume.

Entonces Mía tenía razón.

Me acerqué a la ropa que sacó y efectivamente olía diferente. No me había dado cuenta porque no le pongo atención a esos detalles y no había usado esa ropa reciente mente.

—Creo que fue Claudia—dije más para mí, había olvidado que Iván seguía aquí.

—¿Regresaste con ella?—Iván me miró horrorizado.

—No, creo que de algún modo bañó mi ropa en perfume para ahuyentar a cualquiera.

Claudia siempre había sido celosa en nuestra relación, si una chica me miraba una milésima de segundo entonces ella empezaba a ser más cariñosa conmigo o cosas así. Nunca lo vi como algo malo hasta ahora, y esto que estaba haciendo no era justo. Sobre todo el acosar a Mía con mensajes, esa era la peor parte.

—Creo que esta un poco loca.

Lo miré mal, porque aunque sea mi ex novia y haga cosas cuestionables, no me gusta que se le diga a alguien loco o loca.

Iván se encogió de hombros, pensé que iba a irse pero se quedó parado en medio pensando.

—¿Qué pasa?—pregunté.

—He estado pensando algo las últimas semanas...

—¿Qué es?

—Quiero independizarme, solo que no totalmente.

—¿Y cómo es eso?

—Sabes que los papás de Lia y Abi aún tienen la casa de aquí, ¿verdad?

Antes de que Lia viniera a vivir con nosotros toda su familia vivía en una casa que estaba a diez minutos de aquí. Cuando se mudaron con su hermana dejaron la casa sola en casa de que quisieran regresar.

—He estado pensando en hablar con ellos y no sé, vivir ahí con Abi, que va a regresar para estudiar la universidad, con Lia, tal vez Jorge y tú. Si quieres.

En realidad no sonaba mal. Había escuchado que mis padres pensaban que Lia y Abigail compartieran habitación y aunque son muy unidas no creo que les agrade mucho la idea.

—No suena mal.

—Podríamos hacerlo. Solo que creo que nadie me tomará en cuenta si lo digo yo.

—Entonces lo hablaremos primero entre nosotros y luego con nuestros padres y los de ellas.

—Está bien.

(...)

Después de que Iván me explicara mejor su idea de mudarnos empecé a limpiar todo en mi habitación para librarme del olor. Por ser el examen de admisión de mi universidad hoy, no tuve clases; así que fue perfecto para lavar toda mi ropa y limpiar sin usar aromatizantes fuertes para evitar desatar otra alergia de Mía.

Ya era algo tarde, estaba un poco fastidiado de tanto limpiar pero había escuchado que Lia ya estaba en casa entonces suponía que Mía ya debía de haber terminado su examen.

Dudé un poco en llamarla ya que no sabía si estaba enojada, pero quería saber como le había ido en su examen así que solo la llamé.

—Hola—contestó casi al instante.

—Hola, ¿cómo te fue en tu examen?

—Pésimo.

Fue lo único que dijo, así que creo que si está enojada.

—¿Por qué?

—Estoy casi segura que no quedaré.

—Mía, te preparaste y estudiaste, algo bueno saldrá.

—Si, pero...

—¿Pero qué?

—Nada.

Se quedó en silencio y me angustiaba un poco su manera de contestar. No era normal, parecía tensa y enojada y creo que eso hubiera sido una buena señal para colgar, pero seguí ahí.

Después de un silencio incómodo decidí hablar.

—Lamento mucho lo qué pasó la otra noche.

—¿Qué?

Ella bien sabía lo que había pasado.

—La razón de tus alergias.

—Ah.

—No sé como Claudia logró dejar su perfume en mi cuarto, pero hablaré con ella y...

—Luis—me interrumpió—. Ya no quiero saber más de ese tema.

—Solo me parecía importante mencionarlo.

—Pues no lo es.

Me estaba fastidiando un poco de sus contestaciones, pero traté de ser paciente.

—Mía, ¿estás bien? ¿No estas enojada conmigo?

—No tendría porque enojarme. A tu habitación puede entrar quien quiera y si esa persona quiere dejar todo su olor sobre todo en tu ropa, no me importa

—Mía, ella no ha estado ahí.

—Ya te dije que no me importa.

—Pero a mí sí.

—No quiero hablar de esto.

—Creo que a veces es importante que hablemos de esto en vez de que solo dejemos pasar las cosas.

—Pues no quiero

—Mia, se que tal vez tuviste un mal día. Pero esto también importa, al menos a mí si.

Ella suspiró y entendía que quisiera salir corriendo de nuevo, pero era hora de que dejara de hacerlo. O al menos podía intentarlo, quería que lo intentara por mí.

—Ya no quiero hablar, Luis. Estoy muy cansada.

—Bien.

Le colgué.

No fue la mejor manera de afrontar las cosas. Pero yo también estoy cansado; odio esta situación y odio estar bien con ella por unos días y que luego deje de hablarme.



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En el texto hay: amor juvenil, relacion

Editado: 15.10.2024

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