El Tigre y el Dragón

Capitulo 20. Víspera de Año Nuevo

Rurouni Kenshin

El Tigre y El Dragón

Wingzemon X

Capítulo 20
Víspera de Año Nuevo

Shanghái, China
01 de Febrero de 1878 (4574 del Calendario Chino)

Era la víspera de año nuevo en Shanghái, el punto cumbre de las festividades, y para muchos el día más importante de éstas. Mientras que los occidentales celebraban su año nuevo sólo un día antes, y quizás en ocasiones el primer día del año, para la gente nacida o crecida en China, no sólo los días variaban con los occidentales, sino que sus celebraciones se extendían a varios días antes, y varios días después, del fin del año; cómo un verdadero festival a gran escala. Las calles del puerto, que casi siempre parecían más las calles de cualquier ciudad occidental, en esos días se llenaban del color, la alegría, la música y la comida que hacía que las personas recordarán a cuál país pertenecían realmente.

Quizás, precisamente a raíz de la constante presencia occidental en el puerto, era el porqué ciertos sectores intentaban hacer mucho hincapié en ese tipo de celebraciones, y qué estas fueran lo más grandes y ruidosas posibles; una forma de intentar marcar su autoridad o su territorio ante ellos. Sin embargo, los occidentales, por su parte, en su mayoría parecían disfrutar de las celebraciones, y lo veían cómo algo exótico y singular que no podían ver en sus países de origen.

Ese mismo día, a media tarde, el restaurante del Señor Joung se encontraba una vez más lleno de hombres del Feng Long. Sin embargo, la cantidad de personas en esa ocasión era muchísimo mayor a la que había durante aquella pequeña reunión el otoño pasado. Se trataba después de todo de la comida de Fin de Año de los Líderes del Feng Long, a la que asistían los mandos altos y medios de la organización, incluyendo, obviamente, a los Siete Líderes. Por lo mismo, el sitio estaba prácticamente a reventar de guardaespaldas y seguridad, fácilmente doblando en cantidad de hombres a los verdaderos asistentes a la cena.

El restaurante había sido cerrado al público, y todas sus diferentes salas y mesas estaban siendo ocupadas por el Feng Long. Se tuvo que contratar personal adicional para tal evento, y la mayoría de las meseras parecían algo intimidadas, pues todas sabían a la perfección el tipo de personas a las que les estaban sirviendo. Todos ellos, la mayoría hombres adultos o mayores que servían como jefes regionales de diferentes zonas bajo el control del Feng Long, bebían y platicaban con alegría y despreocupación. Se escuchaba un gran ajetreo, y las meseras iban como locas de un lado a otro, rellenando los vasos y copas con más licor. En el aire ya se empezaba a percibir el delicioso aroma de la comida que estaban preparando con gran apuro en la cocina, y que casi estaba próxima a servirse, aunque se combinaba de una forma agridulce con el humo de los cigarrillos, pipas y habanos de varios de los presentes.

Al ritmo que iban, sin embargo, era probable que la mayoría de esos hombres terminaran alcoholizados antes de que sirviera la primera tanda de platillos.

- ¡Atención! – Se escuchó de pronto como sonaba con gran ahínco la voz del Jefe Zhuo, sobresaliendo de todas las demás voces. – Guarden silencio, ratas. Dejen de beber por unos momentos y escuchen.

Poco a poco las voces se fueron apaciguando, hasta volverse pequeños murmullos, y luego desaparecer por completo. Los ojos de todos se centraron en la mesa de los Líderes; incluso los guardaespaldas que cuidaban el sitio no pudieron evitar voltear en su dirección.

Los Líderes estaban sentados juntos en una mesa alargada, ubicada en un extremo del salón central, casi como si fueran siete tronos. Desde ahí, todos podían verlos y escucharlos. Cada uno, como era costumbre, tenía a su respectiva seguridad a sus espaldas.

En esos momentos se encontraban sólo seis de ellos; el lugar justo al lado de Enishi, se encontraba vacío. Zhuo se había puesto de pie, y llamado con gran fuerza al orden.

- Mucho mejor. – Comentó con un tono divertido. – Ahora que tengo su atención, el Jefe desea hablar con ustedes. – Dicho eso, volvió a tomar asiento y se giró hacia el joven de cabellos blancos, a dos lugares de él. – Todos tuyos, Enishi.

El líder número uno del Feng Long, se encontraba sentado justo en el centro de la mesa. Usaba en esos momentos un atuendo de camisa azul con botones dorados, y pantalones blancos y botas negras altas; y claro, sin olvidar sus siempre presentes y distintivos anteojos oscuros.

Una vez que le pasaron la voz y que la atención se centró por completo en sí, Enishi no tuvo más remedio que ponerse de pie y hacer lo que todo el mundo esperaba.




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