El Trato

Capitulo II

Me despertó el sonido de alarma, eran las cinco de la mañana. Mi cabeza sigue doliendo y aún me siento mareado, todo fue una pesadilla me digo a mí mismo mientras me dirijo a la cocina y tomo un vaso de agua.

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—te dije que no mentía – di un salto dejando caer el vaso el cual se hizo pedazos contra el suelo mismos que brincaron por todos lados — jajaja, tal parece que todavía me tienes miedo — la mujer no paraba de reír, más sin embargo era parecida a la del sueño. El miedo y la impresión no me dejaban mover.

—¿cómo entraste?, esto, esto seguramente es una broma de Angelica verdad — la mujer dejo de reír y volteó a mirarme, su mirada es fría y penetrante. Lentamente comenzó a acercarse hacia mi hasta quedar los dos frente a frente.

—no es ninguna broma — dijo la mujer casi susurrando — te ofrecí un trato en el parque para que salvaras a tu prometida, y a mí me gusta cumplir lo que prometo — finalizó acariciándome del rostro.

—entonces hoy es…

—veintitrés de noviembre del dos mil quince —dijo tras interrumpirme — ahora más vale que aproveches esta oportunidad, recuerda que solo es una no hay otra.

—¿entonces eso quiere decir que moriré? —el tan sólo echo de pensar en ello hizo que sintiera como si callera sobre mí una cubeta de agua helada.

—¿Qué esperabas? — dice sentándose en uno de los bancos que están en la barra de la cocina — el trato consiste en dar una vida a cambio de otra — dijo cruzando los brazos de manera despreocupada — así que más vale no pierdas el tiempo, te queda año y medio prepara todo lo que debas preparar.

Sus palabras calaron muy dentro de mí, pues sabía que tendría que morir, pero la diferencia es que ahora ya tengo mi tiempo contado. Frente a mi pasan todas mis memorias, pero sé que valdrá la pena si con ello consigo verla de nuevo, aunque sea por última vez.

—sabes — dijo la mujer interrumpiendo mis pensamientos — creo que me quedare aquí, necesito unas vacaciones —dijo estirándose un poco y acomodándose el pelo.

—¿quedarte dónde? -pregunte impresionado y nervioso

—aquí, en tu casa... amm  se ve cómoda y me gusta — dijo con una sonrisa pícara en su rostro.

—wowowow espera el departamento es pequeño y solo tiene una habitación, que es mía — respondí

—dirás que era tuya — dijo poniéndose de pie — ahora es mi habitación, tu duerme en el sofá y por favor levanta esos vidrios, puede pasar un accidente. Me daré un baño, no me molestes —dijo alejándose de la cocina.

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Mientras recogía el desastre de la cocina, llamaron a la puerta así que fui a ver quién era, para mi sorpresa era mi hermana que venía de visita. Angélica mi hermana es una chica algo enfermiza por lo que es muy raro que salga de casa, cuando lo hace siempre debe traer su cubre boca y medicamentos.

-¡¡¡hola!!! — saluda abrazándome como si hubiesen pasado años sin hacerlo — ¿cómo estás hermanito? ¿Porque no has ido a la casa?

Yo aun no entendía muy bien que pasaba, no sabia si todo esto era una broma muy bien elaborada o si de verdad regrese al pasado. Me perdí en mi pensamiento hasta que mi hermana me regreso a la tierra de un leve empujón al querer entrar al departamento.

- ¿no piensas dejarme pasar? - pregunta mi hermana.

-claro, pasa. ¿Dime como llegaste? ¿dime que no viniste sola? – mi hermana es muy enfermiza desde pequeña, sin mencionar que tiene un problema en su corazón que no le permite hacer muchos esfuerzos y es por ello por lo que siempre la acompaña alguien para cuidarla.

-me acompaño Ana, se quedó abajo pagando el taxi ya debe de estar subiendo – esas palabras que dijo hicieron que mi corazón se detuviera por un momento, no lo podía creer…ella aun esta viva, escucho el timbre y me dirijo a toda prisa a abrir la puerta.

-hola…- no la dejo terminar, le doy un beso tan desesperado y apasionado, mientras la abrazo con todas mis fuerzas. Desearía poder detener el tiempo justo en este instante y quedarme así para siempre abrazadola a ella. Me separo y mis ojos aun no lo pueden creer – jajaja, ¿Qué tienes? – dijo Ana completamente roja y con una sonrisa en su rostro, dios había olvidado lo hermosa que era.

-no tienes idea de cuanta falta me has hecho – dije casi rompiendo en llanto – temo...

- ¿Qué hablas? Si apenas nos vimos anoche después de que pasaste por mí a la escuela – dijo ella, para después darme un beso en los labios.

-si, pero me hiciste mucha falta – respondí – ¿quieren algo de tomar?

-agua por favor – respondieron las dos a la vez.

- ¿Gustavo dónde puedo vestirme? – dijo la mujer saliendo del baño completamente desnuda – ¡oh visitas!. hola – dijo acercándose a saludar a mi hermana y a Ana, quien estaba completamente furiosa y se le notaba en su rostro.

- ¿¡¡¡Gustavo quien esta tipa y porque esta desnuda en tu departamento!!!? – pregunto Ana furiosa.

- es una amiga amor, ella está aquí de vacaciones en la ciudad – respondí nervioso – verdad – me dirigí a la mujer.

- si así es, lamento todo el malentendido, soy Jana una amiga de Gustavo, trabajamos juntos.




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