El Último Aliento

11. Loco.

MADDISON.

—¿Realmente se te hace gracioso lo que acabas de hacer? Pareces un jodido desquiciado fuera de control —le seguí reprochando.

Desde que se subió al auto no me ha dirigido la palabra simplemente se ha limitado en poner la radio en cualquier estación a todo volumen y manejar. Estoy demasiada molesta por su maldita actitud de hace media hora, jamás había actuado de esa manera y eso me jodia.

No tenia ni idea de porque se comenzaba a comportar de esta manera, no somos absolutamente nada, puedo charlar con quien quiera sin temor de lastimar a alguien, puedo seleccionar a mis amistades sin necesidad de que le agraden a él, después de todo la que va a salir herida o perjudicada de algo seré yo, no él.

Joder.

—¡¿Me responderás ya de una maldita vez o tengo que hacer algo más para que me prestes atención?!

Me quito el cinturón de seguridad enfada e irritada por todo esto y apago de una vez por todas la maldita radio que estaba reproduciendo una canción de Katy Perry, no estaba de humor para escuchar ningún tipo de canción a pesar de lo mucho que me gustara la artista. Giro mi cuerpo en el asiento y lo veo con seriedad, su mandíbula estaba apretada y la vena de su cuello se comenzaba a marcar, pero no me podía importar menos, la molesta tendría que ser yo no él.

Al ver que no hacia el intento ni de mover la boca coloqué mi mano sobre la manija de la puerta dispuesta a saltar si era necesario.

—Detente, no pretendo seguir aquí cuando me estas ignorando por completo, y más te vale que me compres un nuevo celular.

—¿Y que te sigas comunicando con aquel idiota? Olvídalo.

—Perfecto.

Antes de que mis dedos pudieran jalar de la manija para salir a pesar de que la camioneta seguía en movimiento una de sus manos me tomo del brazo, sin embargo, de un manotazo me lo quité de encima. Estaba muy tentada a seguir luchando, pero sabía que sin importar los gritos o quejas que diera no se iba a detener hasta llegar al lugar que él tenía planeado llevarme.

—En verdad siento bastante pena por tu novia, no sabe lo ridículamente celoso que te pones cuando alguien intenta entablar una conversación con ella. Realmente es ridículo.

—La única ridícula eres tú, que sin importar todo lo que han pasado las personas de tu entorno por cosas como estas no entiendas y sigas haciendo las mismas estupideces que esas personas.

—¡Quizás y deba de cometer el mismo error para aprender! —Exclamé eufórica.

Ya estaba comenzando a cabrearme más de la cuenta y no quería que eso sucediera porque entonces era capaz de hacer cualquier cosa. Y entre esas iban las estupideces.  

—¡Colócate el puto cinturón de seguridad! —Demandó, perdiendo los estribillos.

—El único idiota eres tú.

Presioné con fuerza mi mochila contra mi pecho mientras reprimía las lágrimas que amenazaban con salir, quería largarme de aquí, me urgía irme lo más lejos de él y de todo esta mierda que estaba viviendo, no estaba en uno de esos libros que tanto me gustaba leer en donde el chico se comportaba como un verdadero idiota por pequeñeces y de esa manera conquistaba a la protagonista, yo no quería vivir una historia así, me rehusaba a vivir algo así.

Tenía dinero suficiente en mi mochila para un taxi, solo necesitaba bajar e irme a casa y refugiarme en mi recamara mientras leía algún libro nuevo. Esa acción sonaba como algo tan sencillo dentro en mi cabeza, pero ejercerla era mil veces más complicado.

La impaciencia se empezó a expandir por todo mi cuerpo al ver que había tomada el camino más largo para llegar a nuestras casas, y las ganas de darle mil golpes solo aumentaban. Un leve sonido proveniente del celular de Conan que estaba en el portavasos llenó el lugar silencioso, sin darme cuenta mis ojos estaban plantados en la pantalla que se iluminó por la llegada de un nuevo mensaje y al leer el nombre de la persona las tripas se me revolvieron dentro del estómago dándome ganas de vomitar.

—Tienes novia, ¿pero te mensajeas con otras mujeres?  —Solté con incredulidad—. Y todavía tienes el descaro de reprocharme a mí las cosas solo por mandarle mensajes a un chico cuando estoy completamente soltera. Primero deberías de ver tus asquerosas acciones antes de regañarme.

Cada una de sus relaciones fracasaban por esto, en ninguna se salvaban de los ojos y acciones repulsivas que tenia Conan. No le gustaban las ataduras, ni el compromiso, pero aun así salía con chicas y cada una de ellas aceptaban sus condiciones. Si el año pasado o hace solo días atrás él me hubiera impuesto sus reglas y condiciones para que formáramos una pareja hubiera aceptado sin importarme las consecuencias que eso conllevaba, porque realmente lo quería más de lo que me gustaría aceptar, pero ahora no estoy dispuesta a acceder a todo eso, no quiero una relación tan nefasta en donde nos la pasemos pelando por estupideces o por falta de confianza.

No estoy dispuesta a eso.

—¿Por qué suenas tan sorprendida? Sabes que eso hago.

Una risita sin gracia salió de mi boca. Ya me comenzaba a cansar todo esto.

Por esas actitudes que tiene es que fuimos la comidilla de toda la escuela y revistas de chismes el año pasado. Que sin importarle que estuviera en una relación subía fotos en sus historias con chicas que no se le veían el rostro, y en cada una de esas fotos me vinculaban, como si yo fuera su amante.




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