No notaba en su actitud que fuera a sentarse a tener una gran charla conmigo, pero lo seguí de todas formas.
-Podrás saber todo lo que quieras leyendo de esta biblioteca, aquí está la verdad, nuestra verdad. Fueron escritos por ángeles y arcángeles, no por seres que lo mejor que hacen es mentir- dicho esto camino hacia la puerta y me dejo sola.
Una cosa era segura, no iba a decírmelo él y estaba casi completamente segura que lo que yo quería saber no lo iba a encontrar en los libros. A no ser que haya alguno escrito por él. De otra forma ¿Cómo alguien podría responderme porque Diamen odia tanto a los seres de la tierra?
Termine siguiéndolo fuera de la habitación. Caminaba lento con su capa puesta. Todavía no entiendo porque oculta su rostro a algunos de sus ángeles ¿no les tiene total confianza?
- ¿A dónde vas?- se detuvo enseguida
-No deberías salir de la habitación- no podre no hacerlo
- ¿Pretendes que me quede encerrada en tu cuarto el resto de mi vida?- su mano se elevó a mi mejilla.
-Por mi te ataría a mi cama, pero las cosas no son como uno quiere, ahora vuelve- volvió a caminar alejándose de mí.
-No lo hare, dime a dónde vas- ¿y para que quieres saberlo?
Pues no lo sé, pero más que nada quiero que el conteste mis preguntas no una montaña de libros. Además por alguna razón ha salido corriendo cundo empecé a preguntarle esas cosas. Eso es porque algún significado tiene.
Suspiro y volvió a girarse a mí.
-Iré a ver al ángel que le rompí el brazo- ¿Por qué me dio ternura?
-Iré contigo
- ¿Estás loca? ¿Sabes que hablo del mismo que intento matarte horas antes?
-Jaior ¿no es así?
-Así es
-Puedo ayudarlo, déjame ir- podía notar su sonrisa detrás de la sombra de la capa.
Muchos ángeles nos miraban a lo lejos seguramente extrañados de que dos personas destinadas a matarse estén teniendo un conversación de lo más normal a la salida de la habitación que comparten ¿esto es una comedia?
- ¿Intento matarte y aun así piensas ayudarlo?
-Tuvo sus razones, solo quería protegerte y lo entiendo. Tú también vas a ayudarlo.
-Es mi responsabilidad, tengo que cuidarlos.
-Ya no lo es, tú dejaste esa responsabilidad en manos de otros. No entiendo que es lo que haces- creo que lo he hecho enojar.
-Yo no abandone a mis ángeles, yo abandone a Dios- y con eso siguió su camino.
No iba a quedarme ahí plantada. Lo seguí por detrás. Era obvio que sabía que estaba ahí. Pero creo que ya no le importaba. Emanaba enojo y eso había sido mi culpa. Creo que he tocado un punto muy sensible de su historia.
Llegamos hasta una puerta de la que se escuchaban ruidos. Golpes y gritos de adentro. Diamen suspiro y abrió la puerta, haciendo que todos se quedaran quietos y en silencio. Todos menos Jaior que seguía maldiciendo sobre la cama. Habían abierto su brazo con la idea de acomodar su hueso. Tuve nauseas de solo imaginarme el dolor que debe de haber sido. Me acerque rápido a él, pero Diamen me paro con su brazo.
- ¿Por qué te empecinas en desobedecerme Jaior?- su frente estaba toda sudada y respiraba agitadamente.
-Estoy intentando protegerlo de esa mujerzuela- esas palabras me paralizaron.
Acabo de recordar todo lo que Saurs me dijo: "Tu misión es enamorarlo, debilitarlo y destruirlo tú misma". No estoy muy lejos de la palabra que acaba de usar Jaior y eso dejo mi mundo en el suelo. Fui creada para eso, para ser su mujerzuela. Una que se aprovechara de él cuándo este débil. Pero ¿Cómo podría hacer eso?
-Estas logrando que quiera romperte el otro brazo. Esta mujerzuela como tú dices, se ofreció a ayudarte aun después de que quisieras matarla- Jaior me observo, pero aun veía el desprecio en sus ojos.
Diamen saco el brazo de delante de mí y dejo que me acercara a él. Estudiaba cada movimiento mío, como esperando que lo atacara. Lleve mi mano a su brazo e hice lo que siempre hacia. El brazo de Jaior comenzó a brillar y luego oía el sonido de sus huesos acomodándose junto con sus gritos.
En el proceso su otra mano voló a mi cuello y en un solo movimiento me estrelló contra la mesa enfrente de nosotros.
Vi las sombras de Diamen volar hacia él y con todo el esfuerzo del mundo logre que saliera mi voz.
-No, déjalo- se detuvo y Jaior comenzó a soltarme poco a poco mientras su concentración se dirigía al brazo que ya estaba curado.
Lo que hizo fue un reflejo al creer que lo estaba atacando, no confía en mí y de alguna forma me esperaba que algo así pasara. Pero demonios, fue más fuerte de lo que imagines. Mi cabeza zumba del duro golpe. Aunque acabo de darme cuenta de algo que me emociono al punto de olvidarme de eso. No me sentía tan cansada como otras veces.
Me soltó completamente y aproveche ese momento para escapar y colocarme detrás de Diamen. Genial, buscar refugio en Diamen. La mejor idea del mundo. Es que por alguna razón confiaba en él, de alguna manera extraña sentía que no me haría daño, al contrario, me protegería.