A medida que los días pasaban, la salud de la madre de Sofía empeoraba. Javier la acompañaba en cada visita al hospital, brindándole apoyo incondicional. Sin embargo, el destino tenía otros planes. Una mañana, Sofía recibió la devastadora noticia de que su madre había fallecido. Rota de dolor, se refugió en los brazos reconfortantes de Javier, quien la sostuvo mientras lloraba desconsoladamente. Juntos, compartieron el peso de la pérdida y encontraron consuelo en su amor mutuo. Aunque el dolor era abrumador, su vínculo se fortaleció aún más en medio de la adversidad.