Capítulo 2
Álex habían enfermado aquel invierno por lo que no podría acompañar a sus padres a su viaje de negocios para ampliar sus rutas comerciales cosa que lo tenía triste y decaído, serían tres horribles semanas en casa solo con su hermana y los criados, con un clima espantoso siendo lo único posible de apreciar aquella fría nieve que comenzaba a detestar con su alma. Cuando sus padres se fueron él se había ido a encerrar a su habitación, deseaba estar solo y sentir su agonía al haber sido abandonado por sus padres por aquella enfermedad ¿Es que acaso Dios le estaba castigado? ¿Tan mal hijo y cristiano era? No había hecho nada malo, rezaba cada noche, se comía toda su comida y hacía todo lo que sus padres le decían.
De pronto la puerta de su habitación se abrió y su hermana mayor asomó la cabeza mirando con curiosidad y casi tristeza en su mirar, su cabello castaño en una melena caía por uno de sus hombros y sus labios se apretaban como cuando dudaba que contestar.
—¿Cómo te sientes Ál? —Preguntó sin entrar a su habitación y aún solo mostrando solo cabeza y aquel cabello enmarañado
—Quiero ir al viaje con papá y mamá —Molestó cruzó sus brazo sobre su pecho ¡Quería llorar! No era justo ¡Él no merecía estar enfermo!
—Lo sé pero en esta ocasión no será posible, pero ¿Sabes? No es tan aburrido estar solos en casa —La chica murmuró emocionada antes de mirar a todos lados y dedicarle una amplia sonrisa— Solo debes buscar cómo divertirte
Otmara después de eso se fue de su habitación dejando que el menor analizará sus palabras, pero no había nada con qué perder el tiempo, todo lo había intentado pero aun estaba horriblemente aburrido y todos parecían notarlo y huían de él lo más que podían en la casa o en el mismo terreno, aún si eso significaba enfrentarse al frío invernal. A diferencia él, su hermana parecía disfrutar estar sola, iba a la cocina y aprendía a cocinar junto con los criados, en el jardín ayudaba a cuidar de las plantas -que aún estaban con vida- y de los animales, hablaba con los empleados llenando a estos de preguntas con el rostro maravillado.
Luego de unos día después de la cena se había ido a su cuarto a lamentarse, en aquel momento podría estar viajando en un bote, conociendo a los caballeros de la Iglesia, montando caballos, comiendo comida nueva y visitando a sus primos Duncan y Denis, pero al estar en su casa lo único que podía hacer era soñar y seguir lamentándose. En aquel momento su hermana entró a hurtadillas en su habitación con un cuaderno en sus manos y una enorme sonrisa en su rostro, era la misma sonrisa que colocaba cuando una de las criadas le daba algún bocadillo a escondidas de su madre o bien se escabulle de sus castigos.
—Te tengo un regalo —Otmara ingresó con una vela y se sentó al lado de la ventana y abrió la primera página, Álex le miró con suspicacia, nunca le habían gustado las cosas escritas, su padre siempre las leía y eran aburridas— Acomodate será divertido, es una historia que Alice escribió, se llama “Los Caballeros en la Montaña"
Bueno aquello le llamó la atención por lo que se acomodó y dejó que la mayor empezará y poco a poco fue descubriendo el mundo de un grupo de caballeros templarios y las aventuras que vivían cumpliendo su deber.
Sonaba tan emocionante que necesitaba saber más.
—¿Cuanto tipos de caballeros hay? —Preguntó a la tercera noche de cuentos interrumpiendo la lectura de su hermana.
—Pues por lo que sé hay varios, desde que estudias se considera que serás un caballero pero hasta pasar la primera prueba no serás llamado así —Explicó su hermana con calma mientras juntaba el libro con sus manos— Si logras pasar la primera prueba serás un Caballero de la Iglesia lo que quiere decir que serás la representación de ella en la guerras, llevarás los estandartes del Reino y de la Iglesia, ayudarás a mucha gente en cada una de tus misiones pero no podrás ir a ninguna cruzada —Álex hizo una mueca que hizo sonreír a Otmara quien desordenó su cabello— No me mires así es una regla que debes respetar ya que solo a los caballeros blancos los dejan ir a las guerras
—¿Caballeros blancos? —Pregunto casi emocionado
—Si, los caballeros blancos los llaman así por su vestimenta de aquel color, son los únicos permitidos a ir a las cruzadas, estar dentro del castillo y cuidar alguna región del Reino —Otmara cerró el libro que leían aquel momento y se acercó más a su hermano menor— Pero si ya no quieres ir a las cruzadas ni volver a casa podrías ser un Caballero Negro, ellos son quienes después de servir al Reino vuelven al castillo a enseñarles a los nuevos caballeros...
A pesar de que Otmara tan solo le describió algunos pocos tipos él no pudo evitar emocionarse y al recuperar su salud no dudó en fantasear con sus años como caballero: él iría a las cruzadas, salvaría doncellas, atraparía grandes y peligrosas bestias recibiendo banquetes como recompensas. Cuando sus padres volvieron estaban orgullosos de su deseo de volverse un caballero que nunca se preocuparon de dónde nació mientras Otmara le pidió guardar su pequeño secreto de los cuentos y que fuera solo de ellos dos.
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Al abrir los ojos parpadeo algo adolorido luego de viajar sin descanso durante la noche, cuando los primeros rayos de sol acariciaron su rostro no pudo evitar desmontar su caballo y tirarse a descansar un poco en el bosque, el sol ya se encontraba en lo más alto y aún debía seguir avanzando para no perder más tiempo así que estirando los músculos de su espalda, preparó a su caballo y volvió a cabalgar para terminar su recorrido hasta el pueblo en desgracia.
¿Darle caza a un dragón? ¿Cómo podría hacer aquello? En sus años de preparación lo más grande que había logrado enfrentar era a Giffer una esfinge la cual debían mover en equipo y ahora estaba solo. Las historias que se contaban tampoco eran muy seductoras, bestias con cuernos, cuerpo acorazados, bestias nacidas de las mismas entrañas del averno ¿Como dar caza a esas bestias? Los que había logrado darles caza y llegar completos tan solo contaban cómo el Señor les había dado la fuerza y la astucia para vencer, algunos pocos eran capaces de llegar con hermosos recuerdo como algún colmillo y una bolsa llenas de sus escamas.
Editado: 13.12.2019