Capítulo 1
Hace cincuenta años, una mujer llamada Glenda Leary viajaba de pueblo en pueblo ofreciendo telas, dulces y milagros. El ultimo era su producto más vendido. Ella era capaz de muchas cosas. Podía aparecer y desaparecer cosas para entretener a los niños. Cada vez que terminaba un show, los niños aplaudían sin cesar y pedían más.
Sin embargo, eran los adultos quienes pedían más sus milagros.
Glenda Leary podía curar muchas enfermedades como solo tocar la zona afectada. Una vez tocó la pierna rota de un hombre y, en menos de un minuto, este ya se encontraba bailando encima de una mesa. La señora Leary tuvo que tocarle la garganta para que pudiera cantar.
También podía revivir a los muertos.
Con solo tocar su frente y recitar unas palabras imposibles de entender u imitar y el cadáver regresaba a la vida.
La señora Leary era querida y esperada en cada pueblo que visitase. Cada vez que alguien viera una figura delgada vestida enteramente de negro y con una amplia cabellera rubia acercándose a él, era sinónimo de fiesta. Glenda era recibida con los brazos abiertos. Se quedaba un día completo cumpliendo toda clase de milagros y divirtiendo a los niños. Y cuando se tenía que ir, se iba con varios regalos. Principalmente dulces, frutas y artesanías.
Ella no cobraba por los milagros, solo por las cosas que vendía. Siempre alguien se ofrecía a darle unas cuantas monedas, Gloria se negaba y decía:
—No he recibido estos poderes para lucrarme. Con su felicidad es suficiente pago para mí.
No lo era.
En cada pueblo que visitaba desaparecía un niño. Las sospechas recayeron en Glenda, y ella lo sabía. Las visitas cargaban un aire de incomodidad. Solo la permitían pasar porque sus milagros seguían siendo importantes. Gloria venía con una habilidad nueva. Con solo tocar la tierra infértil podía enriquecerla, las plantas crecerían más rápido y generarían unos frutos más grandes y sabrosos. Cada vez que venía, los niños eran encerrados en sus alcobas o en el sótano de las casas.
Las visitas se hicieron más esporádicas hasta desaparecer por completo. La leyenda de Glenda Leary se convirtió en eso, una leyenda.
Eso no detuvo la desaparición de niños. Cada año desaparecían un promedio de doce niños en los pueblos más alejados de Cimota. El amor que, alguna vez, sintieron se convirtió en odio. Varios padres frustrados fueron en búsqueda de Glenda Leary para traerla a la justicia o asesinarla. Lo que ocurriese primero.
Ninguno regresó vivo. Por varios motivos. Principalmente porque se perdieron. Nadie sabía dónde se encontraba Glenda Leary.
Hasta ahora.
Hay un rumor que dice que Glenda Leary vive a las afueras del pueblo de Zarat, en unas ruinas abandonadas en medio del bosque de Lumiel. El rumor viajó por los oídos de todos los habitantes de Zarat. Ninguno se atrevió a hacer nada. Valoraban tanto sus vidas como para querer enfrentarse a la bruja.
Robert hizo sus maletas. Ropa, armas y un par de libros antiguos. Le dio un beso a su esposa y se adentró al bosque de Lumiel.