OTOÑO 2015

Las cosas no marchaban bien en casa, el ruido, los gritos, el llorar, golpes y el desastre que había no le permitían tranquilizarse.

Tomó su abrigo, celular y audífonos y salió corriendo de ahí.

Jamás le había gustado esa casa que por fuera se miraba bellísima, pero que por dentro solo era una fea casa que ni siquiera parecía un hogar. Por ello siempre prefería pasear.

Comenzó a caminar por las calles desiertas y la música comenzó a invadir sus oídos.

Una lenta melodía la acompañaba. Y entonces pasó lo mismo de los otros días.

Su mirada volvió a cruzarse con la del chico de ojos cafés y pestañas envidiables. Fue algo muy rápido, él siguió avanzando, ella miro como se iba alejando pero él, otra vez, no volvió a mirarla. Y entonces ella comenzaba a desvanecerse nuevamente.

Si tan solo la recordara, ella recuperaría su vida.  

Su temporada estaba acabando y ella sentía que su alma también desaparecía al igual que sus esperanzas.