capítulo 2 (la cazadora de entrañas)

       El sol estaba en lo más alto del cielo donde la ausencia de nubes dejaba ver su azul profundo, las cigarras cantaban entre la maleza del bosque y la suave brisa daba una momentánea sensación de frescura en el sofocante calor que hacía que la tierra se erosionara, los arboles desquebrajados y tan verdes daban una escena de libertad que Frederick no había podido describir.

      - ¿Hacia dónde nos dirigimos? -preguntó Frederick exhausto por la caminata y el calor que lo agobiaba, además de una capa café que lo cubría de cabeza a pies que se ondeaba con la briza y colgando se su hombro izquierdo un saco mediano que Lucy le había dado desconociendo su contenido.

    -Ya te lo he dicho -respondió Lucy una capa similar a la de Frederick, enganchado a su cinturón llevaba una espada delgada y colgado de su hombro derecho un arco y un carcaj lleno de flechas-, Iremos al templo de la luna.

     -Este no parece el camino hacia la capital -dijo Frederick en un tono molesto.

    -Es porque no lo es -respondió Lucy con seriedad sin girar para ver a Frederick que caminaba un par de pasos detrás de ella para evadir la maleza.

     -Si esto es un truco tuyo para retrasarme… -comenzó a decir Frederick.

    -Quieres calmarte -lo interrumpió Lucy mirando molesta a Frederick-, No es una trampa, es peligroso pasar por la capital, ¿Cuánto tiempo más vas a desconfiar de mí?

     -No es que tengas el trabajo más honorable, no es bueno confiar en una mercenaria -respondió este con un deje de incomodidad.

     -Soy más una ladrona, mercenaria solo es un gaje del oficio -comentó ella en tono orgulloso con una sonrisa de lado a lado.

    -Eso no me da ninguna garantía de que no vayas a traicionarme -dijo Frederick no muy convencido de la respuesta que Lucy fuera a darle.

    -Bien si lo pones de ese modo -dijo ella deteniéndose en seco girando hasta estar cara a cara con el ex príncipe-, Te propongo otro trato.

     - ¿Qué clase de trato? -pregunto Frederick levantando una ceja mirando a Lucy desconfiado.

     -A partir de ahora juro protegerte de cualquier peligro, serás mi aliado, mi cliente y no te traicionare -dijo Lucy con el entusiasmo de una niña.

      - ¿Y qué ganas tú? -pregunto Frederick no seriedad.

     -Dinero claro está -dijo Lucy resoplando agobiada por la desconfianza de Frederick hacia ella, tampoco era que confiara tanto en él, pero le habían dicho que lo hiciera y ahora tenía que hacerlo-, Si es que cambias de opinión y te vuelves rey me pagaras con oro y lo que se me ocurra en ese momento, si no es así, una vez que te vallas y rehagas tu vida volverás en algún momento a pagarme, ¿trato? -dijo estirando su mano hacia Frederick que la miraba pensativo.

    -Tu primera opción no pasara por nada del mundo -respondió Frederick molesto caminando a pasos largos pasando de ella.

   Sabía que el trato con Lucy había sido pactado ya que ella no aceptaría un no por respuesta, y aunque entendía que no era bueno confiar en los ladrones y mercenarios sentía que podía confiar en Lucy, además de que un contrato de protección aplicaba igualmente a ella para no hacerle ningún daño.

     Lucy miro a Frederick caminar rápidamente y sin pensarlo más lo siguió a pasos realmente apresurados, ninguna persona desconfiaría de otra si sus intenciones con fin monetario que, por puro altruismo, ella lo sabía más que nadie y si ello apaciguaba al expríncipe eso seria suficiente. Frederick le ganaba en altura por una cabeza así que ella tenía que correr para alcanzarlo, estaba al tanto que ahora confiaría en ella, pero la razón de sus actos era lo que la descontrolaba y emocionaba.

    -Me explicaras la razón por la que no podemos pasar por la capital -gruñó Frederick mirando sobre su hombro a Lucy que con las manos entrelazadas en la espalda y una sonrisa miraba los árboles y el cielo.

      -Es peligroso pasar por la capital-contesto ella mirando con emoción a Frederick, luego suspiro al ver su rostro de confusión-, Escucha, eres un fugitivo, todos los soldados del reino se han movilizado seguramente para capturarte vivo o muerto y yo soy una ladrona que está en la mira del reino.

    -Con tus habilidades no creo que te sea difícil acabar con unos cuantos soldados -sugirió Frederick en tono de burla a lo que Lucy no respondió.

   -No es de ellos de quienes debemos preocuparnos -respondió Lucy con energía-, Existen dos lados Frederick