En una andanada de misiles, aparecí en un helicóptero y comencé a dispararle a los misiles uno por uno, y los explotaba.
Después el helicóptero desaparece y yo sigo disparándole a varios misiles. Y logre explotar otro. Cuando de la nada y repentinamente, cae un ángel negro con grandes alas. Y de inmediato yo digo su nombre sin miedo alguno.
En ese instante, el enemigo se me lanza y chocamos unos golpes. Y de inmediato me acuerdo que Dios me había detenido para que no luchara contra Satanás. E hice caso, y con todas mis fuerzas comencé a despertarme, pero cuando estaba entre despierto y dormido. Algo me agarro la pierna derecha y se iba elevando un poco.
Mi boca se abrió repentinamente, y con mi mano izquierda la cerré. Un objeto de una mesa que tengo al lado de la casa se movió en medio de toda esa tensión. Y seguía haciendo mucha fuerza para no volverme a dormir, pero entre esa guerra de dormirme y despertarme definitivamente. Dije: La sangre de Cristo tiene poder.
Al a ver dichos esas maravillosas palabras. El sueño que tenía desapareció por completo. Y me pase un buen rato en la cama recordando lo que sucedió. Hasta que me levanté a las 4:30 am, y me puse a leer la Biblia.