Salir con amigos.
La noche ya había llegado, la comida estaba servida en el comedor y por primera vez en mucho tiempo, los cinco asientos estaban ocupados. Luana se había cambiado de ropa y esta vez sí estaba calzada. La cena consistía en arroz chino, los inquilinos habían ordenado y estaban compartiendo con nosotros.
—¿A qué lugar nos recomiendan ir?—Pregunta Daphne.
—Estuve investigando en internet y podríamos ir al Parque Norte, está lleno de atracciones—. Opinó Daniel.
Luana había pensado en que podrían ir al parque de las aguas, a pesar de que era lejos, valía la pena cada minuto de viaje.
—El Parque de las Aguas es un lugar muy entretenido—. Comentó esta—. Ya que está haciendo tanto calor, podrían refrescarse un poco.
—A mi madre no le gustan las piscinas con demasiada gente, y como es verano, no quiero imaginarme cómo estará de lleno—. Le respondió Daniel a Luana con un aire de grandeza que para ella era casi palpable.
Carlos vio que Luana soltaría una bomba de sarcasmo de esas que siempre trae en el bolsillo por lo cual tuvo que intervenir. Tomó la mano de Luana y la de Hugo, terminó de tragar y habló.
—Ahora que lo recuerdo, olvidamos hacer la oración por los alimentos.
—Pero nunca-
—Cierren los ojos y la boca—.Se dirigió a Hugo quién casi lo expone—. Y vamos a rezar.
Luana cerró los ojos sabiendo que era lo que estaba haciendo su padre, pero sintió como su padre le movía la mano, abrió los ojos y vio como su padre le señalaba con la boca a Daniel, el cual tenía los ojos cerrados y la mano extendida simulando que tenía a alguien agarrado de la mano.
—Padre, te agradecemos por la comida de hoy—. Disimulaba su padre mientras le peleaba a su hija que agarrara la mano del invitado pero de negaba—. Que nunca nos haga falta un plato de comida...
Al final, a Carlos le tocó separar la mano de Hugo y agarrar la de Luana para colocarla sobre la del muchacho, apenas la colocó rápidamente tomó la mano de su esposo y siguió la oración. Daniel miró a Luana pero ella ya tenía sus ojos cerrados. La cena había acabado, todos estaban llenos y a Luana le tocaba lavar los platos esa noche. Mientras ella lavaba los platos, sus padres hablaban con Daphne y Daniel. Eran cosas tan triviales que ni le provocaba escuchar.
—Son baratas las entradas—. Oyó decir a su padre Hugo—. Son como... ¿Treinta mil pesos?
—Ay Daniel, nosotros no hicimos el retiro de la plata y mañana domingo no podemos.—Le dijo Daphne a su hijo.
—Mañana puede retirar después de las cuatro—. Contestó Hugo—. Pero el Parque lo cierran como a las cinco, entonces no creo que puedan ir.
Por fin una buena noticia para Luana, a Daniel se le había dañado (aunque fuera un poco) el día, no podrían salir el día de mañana. Siguieron buscando alguna solución cuando la madre de Daniel dio una opción.
—O tal vez podría Daniel y Luana salir a caminar un rato para que Daniel se acostumbre a el lugar y yo iría con ustedes a retirar.
A Luana se le resbaló un plato y cayó al suelo, para su suerte era el único plato de vidrio y justo ese se quebró; aún con los guantes de cocina puestos, se agachó a recoger los trozos más grandes que habían quedado esparcidos. Vio los pies de alguien acercarse a ella, levantó la mirada y solo alcanzaba a mirar los bonitos crespos de Daniel, estaba parado frente a toda la luz.
—Pero ni lavar platos sabes.—Dijo este burlándose de ella.
—Si no me va a ayudar, tampoco moleste.—Luana con su hombro se quitó el cabello de la cara.
—Pretendía ayudarla pero tú muy violenta y esos vidrios muy afilados.—Le contestó este sentándose en el comedor nuevamente, todos estaban en la sala.
—Que chistoso eres, no sabía que eras comediante.
—Cuento buenos chistes de vez en cuando, algún día y hasta te cuento varios.
La chica de puso de pie y colocó los trozos que cogió en una bolsa de agarraderas. Lo miró sería mientras él mantenía una sonrisa burlona.
—Yo te aviso cuando les encuentre lo de buenos.
Él soltó una carcajada y se paró, agarró la escoba y el recogedor para comenzar a barrer los pequeños pedazos que quedaron en el suelo. Los echó a la bolsa, miró a Luana una última vez y salió riéndose de la cocina.