Andrés se da cuenta que las personas de ese pueblo están siendo amenazadas por un alcalde con el corazón destrozado a punto de prohibirles la fe en público, por la señora Lorena se entera que ese hombre tiene mucha influencia, tiene dinero invertido en varios negocios de allí y quien le desobedece pierde su empleo y de ser necesario su ayuda en todo sentido.
Andrés: -Esa actitud del alcalde no está nada bien...
Sra Lorena: -Usted joven no tiene de qué preocuparse... Solo está de paso, pero nosotros no tenemos salida, dependemos de ese hombre...
Andrés: Todos dependemos de Dios en verdad... No se preocupe, Él va ayudarlos.
Sra Lorena: -¿Cómo lo sabe joven?
Andrés sonríe y luego dice: -Yo no estaría aquí de no ser así.
Las tranquilas y firmes palabras del joven dan tranquilidad a la señora Lorena, que no logra entender mucho el profundo significado de ellas pero igual está con una paz como no siente hace varios años.
Después de algunas cuadras más llegan a la mansión del señor Roberto, esta posee un gran portón negro con rejas y un gran jardín con rosas rojas, rosas y blancas.
Pueden verse desde afuera una gran puerta de madera lustrada y ventanales con cortinas color crema haciendo juego con las paredes blancas.
En la entrada hay un guardia armado, de traje negro. Este aparenta unos 30 años, es alto y robusto, posee cabellos rubios, con corte estilo militar y ojos verdes.
Sra Lorena: -Hola Germán, este joven necesita hablar con el señor Roberto... Está buscando un trabajo...
El guardia responde: -Me temo que no podrá recibirlo.
Editado: 25.02.2021