Todo a su alrededor era oscuro, no sabía dónde estaba o como había terminado en aquel lugar, lo último que recordaba era haber estado en su habitación cenando con el príncipe.
La cabeza le dolía, llevó una de sus manos a esta y sintió algo húmedo al ver sus dedos se dio cuenta que tenía una herida por la sangre que manchaba su mano, al parecer había recibido algún golpe. Puso los pies desnudos sobre el frío suelo, dio pequeños pasos mientras sus ojos se adaptaban a la oscuridad.
Estiró ambas manos adelante hasta encontrar una pared hecha con rocas, continuó su camino guiándose por esta hasta tocar una reja. Estaba encerrada, miro a su alrededor tratando de reconocer aquel lugar, buscando un modo de huir, pero se sentía tan débil que apenas podía mantenerse en pie.
Se apoyó de la reja y con un poco de paciencia una bola de fuego salió de su mano, la usaría para iluminarse. Necesitaba escapar, alguien la había traicionado y su reino estaba en grave peligro.
Con la luz proveniente de su magia pudo ver que se encontraba en un calabozo, antiguo y viejo, ahí supo que no estaba en su castillo, alguien la había drogado y sacado de él, lejos de sus guardias.
Se dejó caer hasta quedar sentada, ella tenía que salir de ahí, una reina jamás podía permitir que usurparan su trono, tenía que defenderlo hasta la muerte.
No tenía casi magia debido a la droga, solo tenía que esperar a que el efecto de esta desapareciera, mientras tenía que crear un plan para salir de allí.
Buscó en el piso una roca que estuviera filosa con ella se hizo una herida en la palma de su mano y la sangre brotó hasta caer al piso.
—Vos et ego unumsint, ostende te scire, quo nunc es —( Tú y yo estamos unidos, avísame donde estas) dijo y luego el charco de sangre se convirtió en un espejo, apareciendo en él su fiel amigo Tain, aún estaba de caza por lo que no sabía de la traición a su reina, tenía que advertirle, para así proteger al príncipe y la sacara de donde sea que se encontrara.
Puso su mano sobre un tatuaje en su brazo, este se iluminó y la poca magia que le quedaba la utilizó para decirle a su amigo todo lo que había sucedido, sus últimas palabras fueron casi un susurro antes de caer una vez más desmayada.
Unas horas después...
Al abrir los ojos, se despertó asustada, rápidamente recordó donde se encontraba, pero se llevó la sorpresa de estar en la cama pero en el mismo calabozo de antes, a un lado había una pequeña mesa y sobre ella un plato de comida y una copa con agua. Tomó la copa y la olió para ver si tenía alguna sustancia al comprobar que estaba pura la bebió necesitaba recuperar fuerzas.
La comida ni la miró, no tenía forma de comprobar si poseía alguna droga, la mezcla de tantos olores podían hacer que se confundiera y no se podía arriesgar, no con tanto en juego.
Trató de levantarse pero en su pie había una cadena que apenas le permitía dar diez pasos. Era evidente que no estaba sola, alguien más se encontraba allí y por alguna razón aún se mantenía oculto.
Volvió a sentarse en la cama, se sentía más fuerte y el dolor de su cabeza había desaparecido. Ella no sería derrotada tan fácil, no podía permitirlo si moría su reino descubriría uno de sus mayores secretos. Necesitaba vivir durante más tiempo, al menos el suficiente hasta que su amiga Fairud Bolek encontrara una solución, esa que llevaba años buscando. Volvió a usar la magia sobre su tatuaje y al iluminarse supo que el puente estaba activo y a través de él podría comunicarse:
—¿Dónde estás? —dijo en un susurro, no quería ser escuchada por quién estuviera con ella.
—Te están vigilando —dijo la voz de su fiel compañero
—Lo sé, puedo sentir su magia y es muy antigua, demasiado
—Te sorprenderías si vieras quién está frente a mis ojos
—¿Ya sabes quién es el traidor?
—Traidora
—Sácame de aquí Tain
—No puedo mi señora —Antes de preguntar el por qué sintió que alguien se acercaba por lo que se acostó y fingió estar dormida.
—¿Aún se encuentra sedada? —dijo una voz que identificó al momento, tuvo que hacer un gran esfuerzo para no levantarse en ese preciso momento y enfrentar a esa desgraciada.
—Sí, el efecto debe estar al desaparecer
—Vamos, tenemos mucho que preparar ya hablaré con ella cuando despierte.
—Como ordene
—Vigílala, ese dragón suyo debe estar buscándola, la reina no puede salir de aquí.
—Tranquila mi señora tengo listo un ejército de Tengus le será imposible entrar —Aquello era malo, los Tengus eran criaturas creadas por el señor oscuro, son demonios horrendos con cuernos y una piel de tonalidad rojiza. Poseen anillos que les permiten usar la magia pero en el combate cuerpo a cuerpo eran imparables, su presa favorita son los dragones por lo que Tain se encontraba en grave peligro si en aquel lugar había un ejército de estas criaturas.
—Eso espero —sintió unos pasos alejándose y rápidamente usó el puente para avisarle a su amigo lo que sucedía. Ella tenía que salir de allí a toda costa y sin poner en riesgo la vida de nadie.