Electus 1

Aclaraciones

Eran a penas las diez de la noche y ya todos se encontraban en sus habitaciones, la llegada de Tain había provocado revuelo en un inicio pero rápidamente se acostumbraron a él, Mia llevaba unos cinco minutos frente a la puerta debatiéndose que hacer, caminaba inquieta e indecisa, la puerta se abrió y ella se sobresaltó:

—¿Planeabas tocar en algún día?

—¿Podemos hablar ahora? —Tain se hizo a un lado invitándola a pasar

—Sabía que vendrías en algún momento —Ella lo observó arqueando una ceja —. Eres igual a tu madre, sabes, excepto por tu pelo rojizo y la sonrisa que heredaste de tu padre, fuera de eso eres su copia —Mia no dijo nada pero quería saber más sobre ella, le gustaba parecerse a ella, ahora con Tain podría descubrir cómo era a través de su compañero, quien seguramente conocía todos sus secretos.

Nunca hablaba con su padre del tema porque bastante sufría en silencio, como para ella provocarle aún más tristeza haciéndole recordar el pasado. Neahm si le había contado algunas anécdotas de cuando ella nació, en aquella época solo estuvo con su madre una semana y la compañía de su protectora.

—¿Cuándo nos vamos? —preguntó el dragón muy seguro que la heredera aceptaría su destino

—Aún no he dicho que acepte ir a tu mundo

—¿Mi mundo? —dijo irónico y soltó una risita —Es nuestro y te recuerdo que formas parte de él, incluso más que yo, tu vida esta de alguna forma entrelazada con él, tu ni siquiera perteneces aquí, ni en el cielo porque allí solo aceptan a ángeles de sangre pura y la otra opción es muerta y eso si es que no te toca vivir en el infierno.

—¿Dónde crees que esté ella?

—Renunció al amor de su vida y a su hija por salvar a su pueblo y para salvarte, fue una magnífica reina, amó a su hijo de manera incondicional aun cuando sabía que la traicionaría y como si fuera poco renunció a su vida por un destino incierto que solo está escrito en profecías, sufrió tortura y ni así dijo algo sobre tu existencia. Todo el reino la amaba y no porque fuera la reina, lo hacían porque ella lo valía. Cada mañana su primera tarea era caminar por las calles de la Ciudad de fuego para comprobar que todos estuvieran bien y solo después de eso se permitía desayunar, ahora dime y respóndete a ti misma  ¿dónde crees tú que esté alguien así?

—La describes como alguien perfecta —sentenció, no sabía si sentirse orgullosa, sorprendida o molesta porque sabía que si aceptaba su destino sería siempre comprada con ella.

—No, no lo era pero sus virtudes y logros valen más que cualquier daño que haya provocado que de por sí fueron muy pocos —no respondió, no era necesario cuando todo era tan obvio, se sentó en una de las sillas de la larga mesa que estaba en una esquina de la habitación, ella hubiese querido haberla conocido y poder sentirse así de emocionada al hablar de Marissa, Tain no se percató de que cada palabra la dijo en tono de orgullo y con los ojos aguados conteniendo las lágrimas que querían escapar.

—Lo que te pido no es nada fácil —dijo Tain antes de sentarse a su lado —entiendo que te dé igual Ganondorf porque nunca has estado allí, no lo disfrutaste en sus años de gloria, tampoco conoces a tu pueblo, ni costumbres, tradiciones o la buena energía de los habitantes pero te aseguro que en cuanto les des una oportunidad tu vida sin duda cambiará y amarás todo esto que te cuento. Tu madre creía en ti sin conocerte, no puedes tú hacer lo mismo por ella —. La chica estaba sorprendida por las palabras del apuesto dragón, sabía que tenía razón, no tenía sentido comportarse de forma testaruda.

—¿Cómo estás tan seguro de que realmente puedo salvar a tu pueblo? Yo misma no sé qué debo hacer —él tomo las manos de Mia antes de hablar.

—Fuiste criada por Raziel, es imposible que no tengas un buen corazón, además  eres su hija Mia —se detuvo, no hizo falta decir el nombre para saber de quien hablaba, el dolor cada vez que decía aquella palabra era reflejado en el rostro de Tain —Renunció a ti por amor pero eso no significa que no haya tenido noticias tuyas durante los últimos años, Neahm le contaba a su madre tu vida, ella no solo te amaba, también creía en ti —Lágrimas empezaron a brotar de los ojos de la chica, ella deseó tanto conocerla y ya era imposible, nunca tuvo la oportunidad de verla o decirle que la amaba a pesar de que no haber pasado tiempo con ella, en ese momento era capaz de dar lo que fuera tan solo tener algún tipo de contacto con ella, la admiraba por ser tan valiente, no se creía capaz de renunciar a todo lo que ella lo había hecho, todas las personas de su alrededor la alababan tanto que era imposible que ella no se sintiera orgullosa por ella también.

—Cuéntame cómo la conociste —Tain sonrió al ver el interés de la chica, le emocionaba contarle a su princesa aquella historia

—Fue hace muchos años, tu madre no era ni siquiera la reina, todos sus hermanos incluso los menores ya habían obtenido un compañero y solo faltaba ella, para la realeza la compañía de un compañero es fundamental, la vida en el palacio no es nada fácil y mucho menos cuando eres el heredero de todo un reino. No sé si sepas pero tenía un fuerte carácter y se caracterizaba por ser tan obstinada, cuando se le metía una idea en la cabeza no paraba hasta conseguir lo que anhelaba, era incansable pero justo esas cualidades la hacían tan atractiva —Mia sonrió y una lágrima recorrió su mejilla

—¿Salió en busca de su compañero? —preguntó la chica



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En el texto hay: fantasia, romance

Editado: 23.03.2022

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