MARCO
Antes de ir a dormir, quiero echarle un vistazo al trabajo de la Princesa con la Enciclopedia. No es que no confíe en ella…Bueno, la verdad no confío en ella todavía…pero de todos modos necesito revisar que escribió.
Entro en la biblioteca y chasqueo mis dedos para que la luz se encienda. Veo que sobre la mesa está la Enciclopedia y una pila de hojas al lado. Abro el libro y me doy cuenta por qué ella tardó tanto en registrar la información.
Su orden y elegancia son sorprendentes. Cada fecha importante, de sucesos que no habían sido registrados todavía, las escribió en mayúscula y las enmarcó en cuadros.
Me siento en una silla y saco mis lentes de mi saco para empezar a leer a detalle la información. Por un momento había dudado si era formidable dejarla escribir en la única fuente de información que tenemos, pero veo que valió la pena.
Escribió “Elementarne” con la misma letra de carta que utilizó anteriormente para los títulos anteriores. Se dispuso a añadir información del sistema desde el 88 y como era su funcionamiento en cada uno de los aspectos; social, económico y político.
No puedo evitar sonreír al ver unos dibujitos que hizo a lápiz para simbolizar su reino. Dibujó unas personitas felices con plantas, llamas de fuego, relámpagos, nubes, lluvia y copos de nieve alrededor para simbolizar los elementos. Además, dibujó el mapa del Caribe y señaló la posición de Elementarne.
Ninguno de mis antecesores había registrado la información de manera tan visualmente atractiva…a excepción tal vez de mi mamá. Después de mi mamá, la Princesa es la única a la que se le ha dejado añadirle información a la Enciclopedia, sin formar parte de la familia Real de este Mundo. Casi todo lo que sé de Elementarne y de allá arriba es gracias a ella.
—Guárdala —le indico a mi sombra poniéndome de pie.
Mi sombra se materializa frente a mí y le entrego la Enciclopedia. Él sube las gradas y la guarda en el estante donde pertenece. Luego regresa rápidamente frente a mí.
—No sé qué hacer con ella —sonrío al pensar en las diminutas posibilidades que la Princesa tiene para salir de aquí.
Mi sombra eleva los hombros y me muestra una sonrisa gigante, que es lo único que se distingue de ella, además de sus brillantes ojos amarillos.
—Desconozco posibles maneras de mandarla allá arriba, pero aquí abajo y sin sus poderes, me es completamente inútil —me río y mi sombra me da palmaditas en la espalda.
Luego veo como se escabulle por el suelo y sube las gradas nuevamente. Unos segundos después me trae un libro.
—Lo consideré, pero de nada sirve si ella no tiene sus poderes —le digo a mi sombra sonriendo, mientras miro la portada del libro. Grimorio Tesla—. Es muy arriesgado si lo intento sin ella tenerlos. La puedo matar.[1]
Mi sombra sustituye su sonrisa con un gesto triste. Corre de nuevo por las gradas y me trae otro libro.
—Oh, no, no, este menos —le digo a mi sombra cuando me entrega el libro. Estudios Tesla. Mi sombra estrecha los ojos y me sonríe maliciosamente—. Nos estamos precipitando demasiado, amigo. Debemos esperar más tiempo y observarla a detalle.[2]Tú te encargarás de eso. Necesito que la vigiles muy bien, sobre todo si todavía puede usar sus poderes. Por ahora solo es una Condenada corriente, pero quien sabe, puede que nos sorprenda. Aunque te soy honesto, no creo que sea ella, luce muy simple.
Mi sombra asiente con la cabeza y sonríe ampliamente.
—Ya puedes regresar —le ordeno y mi sombra se coloca nuevamente bajo mis pies.
Me quedo un momento hojeando los libros que mi sombra me trajo, pero descarto todo impulso que tengo de seguir cualquier alocado plan. Tengo que esperar, apenas ha estado aquí un día.
Volteo a la ventana y veo la luna y por su posición supongo que ya es más de media noche. Me guardo los lentes, los libros en el estante y me retiro de la biblioteca.
Lo primero que hago al llegar a mi cuarto es quitarme la corona. Luego me quito el saco y la corbata. Me siento en la orilla de mi cama y volteo a la luna. Desde niño me he tranquilizado viendo su luz y ahora me tranquiliza ante el recuerdo de mi mamá.
Me recuesto en mi cama e intento dormir, pero se me hace difícil. Me siguen surgiendo pensamientos que me llevan a la Princesa. Estoy convencido que esto no fue un accidente. Alguien tuvo que haber planeado esto, pero me perturba no tener ni la menor idea de por qué.
No sé cuánto tiempo más me quedo pensando en la situación, pero justo cuando intento cerrar los ojos, mi sombra se coloca de pie junto a la cama y empieza a sacudirme del brazo. En efecto, no dormí nada.
Me ducho en menos de 5 minutos, como es debido aquí, y me visto rápido. Tomo mi vestimenta de todos los días, un saco negro, camisa de botones blanca, pantalón negro y lo único que eventualmente varío es el color de la corbata, aunque no tengo mucho de donde elegir, entre negro, gris oscuro y plateado.
Tomo la corbata plateada y me la pongo frente al espejo. Luego me pongo mi corona y salgo de la habitación. Sigue de madrugada. El ambiente todavía es bastante oscuro y hay una leve neblina en la terraza. La luz de la luna sigue presente en el cielo.
Editado: 14.01.2021