Elementales

Cuentos de cristal.

«Todo comenzó en el Mundo Mágico.

Eran años oscuros.

Las guerras y sangre siempre estaban presentes devastando todo a su paso.

Eran los Elementales luchando contra la oscuridad de sus mundos.

La Reina de Cristal y sus doncellas Elementales hicieron un pacto. Cansadas de las guerras vendieron sus vientres a un ser poderoso a cambio de acabar con el mal en sus tierras.

Aquél ser dictó:

"De ustedes nacerán criaturas poderosas capaces de eliminar todo mal existente y un nuevo mundo renacerá. Pero solo una tendrá la fuerza de todas juntas y con la oscuridad infinita acabará y en consecuencia a ella se unirá."

Ellas nunca entendieron esas palabras. Pero al estar desesperadas aceptaron sin rechistar.

Melia, la Reina de Cristal quedó embarazada de Roger, su prometido.

Al no poder controlar tantos elementos, Melia dictó que la hija de cada doncella gobernaría un reino elemental.

Después nacería una linda niña con cabellos oscuros a la cual llamaron Adelaide con piel blanca como la nieve y mirada profunda.

Una belleza fría y a la vez oscura.

Días después nacerían cuatro niñas con los nombres de cristales:

Jade, en honor a su Imperio y sus ojos color verdes.
Elemental de la tierra.

Zafiro, en honor a su Imperio y sus ojos color azules.
Elemental del agua.

Rubí, en honor al Imperio y a su cabello rojo vivo.
Elemental del fuego.

Gemma, en honor a su Imperio y a sus cabellos tan blancos como la nieve.
Elemental del aire.

El Reino de cristal junto a sus Imperios Elementales celebraron aquellos nacimientos en busca de esperanza.

Pero nada duró.

Había un mundo que ellos desconocían, uno que quería todo el poder que tenían los Reinos Elementales y el Imperio de Cristal.

El líder de aquel mundo maligno cazó a cada doncella Elemental una por una.

Aire fue la primera.

Después Agua.

Siguió Tierra.

Y la más fuerte de las tres, Fuego.

Melia al ver el asesinato de sus doncellas... Su familia. Decidió esconder a sus hijas en el mundo humano con los brujos más poderosos de aquel mundo mágico.

Con ellas escondió la esperanza.

Todavía había... Pero no era el momento.

La Reina de Cristal fue asesinada a sangre fría aquella noche de diciembre. Un año después del nacimiento de su hija y lo que ella llamaba sus sobrinas.

La misma noche en las que se despidió de ellas y murió de la mano de su esposo.»

-Tengo una duda, maestro-. Pregunto la pequeña de cabellos rojos.

El maestro Jaziel miró a las cinco niñas que estaban enfrente de el, sentadas en el piso escuchando la historia que el dictaba.

Cerró el libro que se encontraba en su regazo y puso atención a lo que quería decir la niña.

-Que pasa... Rubí?-. Aquél hombre sabía que contarles eso era un peligro ya que estaban demasiado pequeñas por lo que borraría de sus mentes todo lo anterior contado.

La niña de cabellos rojos hizo un pequeño puchero tratando de recordar lo que iba a preguntar. Al no hacerlo un rubor cubrió sus mejillas algo apenada.

-¿Por qué la princesa y las doncellas Elementales se llaman igual que nosotras?-. Cansada de la espera, Gemma habló. Ella era algo sería respecto a conocimiento se tratase.

Mientras que Adelaide yacía mirando hacia la ventana donde el oscuro cielo se mostraba. Gemma, Rubí y Zafiro ponían atención al cuento.

Jade... Jade se había quedado dormida.

-Eso es un misterio que nadie sabrá hasta que sean grandes-. Jaziel sonrió gracioso al ver los pucheros de las tres niñas.

Estaba apunto de mandarlas a dormir cuando habló la fría voz de Adelaide.

A veces le daba miedo la pequeña princesa de Cristal. Su carácter no era normal en una niña de apenas diez años.

-Eso quiere decir que yo soy la esperanza? ¿La princesa de Cristal?-miró por primera vez en toda la noche a Jaziel. Su mirada fría y penetrante le causaron escalofríos. El sabía que ella sería una buena Reina algún día pero hoy no era el momento.

A pesar de que la voz de Cristal era la de una niña, podía a veces ser tan fría como el mismísimo Imperio.

Jaziel sonrió un poco después de formular su respuesta.

-Exacto-hizo contacto visual con la pequeña Cristal pero al no poder mantenerle firmeza a sus iris color negro apartó la mirada con un ligero temblor.-Y para que el Imperio de Cristal y los Reinos Elementales vuelvan a ser como antes, tienen que dormir. A la cama.

Ese cuento no era para unas niñas pequeñas. Ellas no habían entendido las muertes de sus madres pero Adelaide lo había echo.

Jaziel lo descubrió cuando la vio abrazándose a sí misma tratando de retener sus lágrimas.

El llevó a Jade en brazos y a las tres niñas a sus respectivas habitaciones. Ellas también eran temerosas de la mirada de Adelaide.

Borró aquél cuento de sus mentes y se dispuso a hablar con la pequeña princesa.

Pero cuando llegó ella ya no estaba.

La princesa de Cristal había desaparecido.




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