—¡Necio! —seguía gritándole él búho dorado.
Ethan se le acercó con cautela posicionándose delante de los gemelos para hincar la rodilla, Aidan no supo si se arrodillaba ante el hombre o el búho.
—Ustedes son la razón por la que la gente está causando tantos alborotos ¿eso es cierto? —se dirigía a Aidan en concreto.
—Y usted es la razón por la que debemos salir de la nación —defendió Mia, llamando la atención de Blake.
—Tú debes de ser Mia Byr.... —fue interrumpido por la nombrada.
—Myriam para ti —la chica se cruzó de brazos.
—Orgullosa cómo un felino —su mirada choco con la de Aidan.
—Sabio brujo, rezenos lo que dice el búho dorado, se lo pedimos—habló el de cabello azabache.
«tú, no nosotros» —quiso responder
Blake los miró expectante— Bien, hay unos cazadores al sur de la segunda nación, me temo que han capturado a uno de los hijos de Robert, Jador,un hombre lobo. el pequeño idiota no supo reconocer la diferencia entre el metal y la plata, lo van a ofrecer como animal de circo, hay que rescatarlo en cuánto antes—finalizó el hombre.
—¿Qué ganamos con eso? —pregunto Mia. Que no quería arriesgar su vida y la de los chicos por una que desconoce.
—Los consejos de un viejo brujo —comenzó a acariciar su mano izquierda.
—¿Viejo brujo? Creo que exageras con eso, pareces un treintañero —se extrañó Aidan. Ethan le lanzó un codazo y una mirada qué Aidan interpretó como "¡calla! Es un tema delicado para el".
—Pues...te agradezco eso, pero te aseguro que tengo más años de los que puedes contar —dijo con voz de melancolía.
—Dios mio...¡¿Conociste a los dinosaurios?! —se emociono, se había puesto a saltar como un pequeño niño.
Lo cual era una realidad
El rostro del hombre se ponía rojo de rabia absoluta, comenzó a apretar los puños y Aidan se intentaba proteger con el cuerpo de Ethan, que le estaba susurando en el oído "yo qué tú me preparo para una maldición", Blake comenzó a girar en círculos la mano izquierda y de pronto en la pequeña sala era invadida por un viento sin lógica existente.
—Aidan Byrne, si no fuera porque eres el ultimo elemento de fuego, sin mencionar que tengo mis sospechas de que tú, niño eres el de quién habla el oráculo —dijo con una voz literalmente irreconocible, el albino no supo identificar si era la voz de una mujer o la de un varón. En cualquiera de los casos resultaba aterrador. Blake hizo una señal de "largo de aquí", Ethan los tomo para iniciar una vez más el viaje sombra, no sin antes inclinar la cabeza en señal de despedida.
Ya no se encontraban en la habitación pequeña y oscura de Blake el brujo. Ahora se encontraban en un lugar desconocido para los gemelos. Una casa de madera negra con extraños dibujos en las paredes, y puertas por todos los lados; en cada una de las murallas, techo y suelo.
—Mi casa, no se espanten, mientras no pasen por ninguna de esas puertas y todo estará bien -levanto la vista para toparse con la mirada confundida de la pelirroja y la de curiosidad del rubio—. En cada puerta están ubicadas otras doscientas puertas, dentro de ellas están ubicadas otras doscientas, adentro de cada una hay una habitación de una persona que duerme, ahora bien, esa persona esta teniendo justo en estos momentos la peor pesadilla de su vida, gracias a mis hermanos —explicó el moreno.
—Eso quiere decir que....
—Que debemos apresurarnos antes de que lleguen mis hermanos -interrumpió Ethan a la chica, había comenzado a guardar cosas dentro de una mochila purpura, cómo; armas, alimentos que Aidan jamás había visto en su vida y algunos artefactos extraños que dañaban la vista con solo mirarlos.
—¿A qué se refería Blake con que tenía sospechas de mi? —quiso saber el chico, que no le gustaba la idea de ser sospechoso de algo que desconoce.
—Bien, es mejor que lo sepas de mí que de parte de alguien que no conoces —se sentó encima de una puerta que estaba en el suelo, ok, ya ni siquiera podía diferenciar el suelo del techo—hace tres generaciones el oráculo dicto que un niño de tendencias rojas beberá el caos de la copa de oro, decidirá si acabar con la vida de un dios, o acabar con la vida de quién más ama y eso definirá los caminos de las tres naciones —explico "brevemente".
—¿El cree que soy yo? —se apunto a si mismo.
—Si, eres el único chico que tiene la suerte de encender fuego cada vez que se emociona.
—¿Por qué no Mia? Ella tiene el cabello rojo —acuso el chico de ojos grises.
—¡¿Disculpa?! ¡Seré plana y desfigurada pero sigo siendo una chica! —sentenció Mia, casi con orgullo, orgullo bien dañado pero aun así con dignidad.
Ethan los miro, como discutían con acusaciones sin argumento de parte de Aidan y todo un glosario de parte de Mia.
«¿Cómo caí tan bajo?» -pensó el chico de las sombras, antes de reírse de ellos.