Capítulo 4 - Cada Vez Mas Lejos De Ella.

Escogí uno de sus sitios favoritos para comer hamburguesas y mientras esperábamos nuestra comida, Abril se dedicó a mirar a su alrededor bebiendo por la pajita de su refresco. Observé su teléfono móvil sobre la mesa y busqué el mío en la falda larga que llevaba. Apenas me llevó medio minuto llamarla por teléfono para descubrir que aunque su teléfono daba señal en mi dispositivo, el suyo sobre la mesa no sonó. 

- ¿Cuando has cambiado de teléfono y de número?. - Le pregunté y Abril me miró. Le mostré la pantalla de mi teléfono con la llamada saliente y soltó de mal modo el vaso, esparciendo parte de su refresco en la mesa. 

- ¿Me has traído a comer solo para tener una escusa con la que discutir con papá?. - Me cuestionó y el tono de su voz se alzó, llamando la atención de las familias que compartían las otras mesas. 

- Soy tu madre, si papá te cambia el número lo menos que puede hacer es decírmelo. - Le respondí manteniendo la calma y sonrió. 

- ¿Para que?. Ni siquiera te has dado cuenta de que no tenías mi número hasta hoy. - Se levantó cogiendo el móvil y su abrigo de la silla. - Llamaré a papá para que me recoja, no te preocupes por mi. 

- Abril. - La llamé levantándome al verla irse corriendo sin reparar en mi llamada. Miré a mi alrededor viendo que todos me miraban o ponían sus miradas en la puerta por la que Abril había salido. - Lo siento. - Me disculpé, cogiendo mi bolso y yendo detrás de mi hija, parándome solamente cuando salí y no la ví por ningún lado. - Abril. - Dije y miré el teléfono en mi mano, la llamada se había cortado. 

- ¿Era tu hija?. - Me preguntaron y al mirar ví a Kevin a mi lado. 

- Kevin. - Solo dije sorprendida y me señaló el restaurante de comida rápida. 

- Estaba dentro. - Me informó y mi cara mostró aún más sorpresa, ya que no lo había notado. 

- Si, es mi hija. - Le respondí entonces a su pregunta. - Como has podido ver no nos llevamos muy bien. - Volví a mirar el teléfono. - Ni siquiera tengo su número para llamarla y saber donde está. 

- ¿Que hijos y padres se llevan bien?. - Habló Kevin y lo miré gratificada. - Como hijos tenemos que hacer berrinches de vez en cuando o no sería normal. Puedes preguntar a Angela. - Sonreí. 

- No me pareces para nada un chico que haga berrinches. - Lo defendí de tan vil acusación contra su persona y Kevin sonrió.

- Mi cara dulce engaña. - Aseguró tocándose la mejilla con un dedo e incliné la cabeza con sorpresa. Kevin bajó su mano y sonrió. - ¿Quieres entrar y tomar algo?. Esta mañana no me has dejado pagar así que yo pago. - Me agarró de la muñeca pero fue cuanto hizo. 

- Gracias, pero no puedo. - Rechacé la oferta soltándome de él. Kevin simplemente lo aceptó y sonrió. 

- Será la próxima vez. - Me dijo y apenas regresó al interior del restaurante miré mi teléfono. 

Irrumpí en el despacho del padre de mi hija, ignorando por completo a su secretaria que entró detrás de mi. 

- Señora, le e dicho que no puede pasar. - Me dijo temiendo ser despedida ya que su jefe estaba reunido con Luigi, un empleado de la empresa y los dos prestaron su atención en nosotras. 

- Está bien, Carolina, ya está dentro y no es necesario hacer tanto alboroto. - Le respondió Adam que se levantó y le dio la vuelta a su mesa. 

- Lo lamento. - Se disculpó Carolina que se inclinó y Adam vatió su mano en dirección a ella para que simplemente se fuera.

- Vuelvo más tarde. - Avisó Luigi a Adam levantándose antes de que Carolina cerrara la puerta y me sonrió al pasar por mi lado. Le devolví el gesto y miré a mi ex marido cuando la puerta se cerró y quedamos solos. 

- Si vas a venir sin avisar, lo menos que podías hacer es tener discreción. Puede que ya no trabajes aquí, pero todos te conocen perfectamente y saben quien eres. - Adam me ofreció sentarme en uno de los sofás a un lado del despacho y rechacé su ofrecimiento. 

- ¿Has cambiado el número de Abril sin decírmelo?. - Opté por ir directa a lo que me había llevado hasta allí. 

- Nuestra hija me pidió que quería un nuevo número y se lo di. ¿Cual es el problema?. - Sonrió sentándose en el borde de su escritorio, cruzando las piernas y los brazos. - Abril me a mandado un mensaje de que habías ido a recogerla. ¿Donde está ella?. 

- Sea ido corriendo, ¿no te a llamado?. - Pregunté y Adam llevó la mirada y una mano a su móvil sobre la mesa, imaginé que no debía tener nada de ella, ya que se limitó a coger el teléfono fijo y marcar. Luego me miró esperando ser respondido. - ¿Te gustaron las rosas?. 

- ¿Que rosas?.

- Le pedí a Carolina que te enviara una docena de rosas por tu cumpleaños. - Miró el teléfono y colgó para volver a llamar. - ¿Te han gustado o no?. 

- Nunca me gustaron las rosas rojas. - Me limité a decir y Adam se sorprendió. 

- ¿Rojas?. - Asentí. - Le pedí a la muy tonta que fueran rosas blancas. - Su voz sonó molesta por los errores de su nueva secretaria y sonrió. - Lo siento, la próxima vez serán blancas. - Se levantó dejando el teléfono fijo. - ¿Que le has hecho para que no me responda ni a mi?. 

- Nada. - Suspiré y me miró poco o nada creyente de mís palabras. - Reclamarle que le hayas cambiado de número sin avisarme. - Terminé por decir y sonrió. Luego volvió a coger el teléfono y marcó de nuevo. 

- Seguramente haya ido a casa. - Suspiró mirándome y su mirada me sonrió, de aquella forma que lo hacía en nuestros primeros años de matrimonio. - Terminé lo mío con ella. - Sus ojos se desviaron en la dirección del teléfono y preguntó a la mujer del servicio. - ¿Está Abril en casa?. - Adam me asintió apenas obtuvo la respuesta. 

- Abril me pidió de pronto cambiar de teléfono y número... - Me contó Adam mientras se sirvió una copa de ron. 

- ¿Por que motivo?. - Quise averiguar sentada en uno de los sofás. 

- No lo sé. Pero obviamente no estaba hurgando una estrategia para alejarte de nuestra hija. - Dejó la botella y sé acercó con el vaso. - Solo soy culpable de haberla respetado si no a querido darte su nuevo número. - Bebió del vaso y suspiré.