Una madre que no es tan
madre y un prometido que no es tan ¿ prometido?.
Tanto que me habia negado, pero aca me encontraba, frente a el, en esta puta cafetería.
Despreciaba el hecho de hacer todo lo que me pidiera, pero no me quedaba opción, era eso o se iba todo a la mierda, y aunque en el fondo deseaba con todas mis ganas que eso pasara, no podía permitírmelo. No en este momento.
¿ cuándo fue que perdi las riendas de mi vida?
Quizas el dia que lo conoci a el, o tal vez nunca las tuve y solo fingía hacerlo, de todos modos no tenía idea de en que momento paso. Parecía que ahora sólo me dedicaba a tomar malas decisiones.
La cafetería en la que me encontraba, tenía una decoración rústica muy hogareña, la cual te hacía sentir en casa. Las paredes eran de un color verde pastel, las mesas eran de madera antigua, lo que le daba al lugar un toque de elegancia, las mismas que resaltaban con las paredes claras y el techo en madera. La decoración era muy sencilla, consistía en floreros repartidos en las mesas, cuales tenían flores con la misma paleta de tonos del sitio, cuadros que reflejaban la naturaleza colgaban de las paredes y algunas que otras plantas verdes. La luz proveniente era natural, cual se asomaba por los inmensos ventanales del lugar.
Si no fuera por las circunstancias del momento, habría disfrutado mucho este sitio. Pero lamentablemente este no era el caso
Verlo sentado frente a mí, relajado como si lo que hubiese dicho no fuera nada, realmente me estaba alterando.
¿era acaso conciente, que esto tambien lo perjudicaba a él?. Por supuesto. Pero como es tan hijo de su madre, le importa una mierda.
Por mi mente pasaban muchas ideas de como podría matarlo sin salir perjudicada. Claro esta, que estas serían muy dolorosas para él, lo que las hacían realmente tentadoras para saciar mi sed de venganza, la cual tenía nombre y apellido : cristian colling. La persona que me volvía una asesina serial.
- ¿ en que piensas ? - pregunto, mientras tomaba de su cafe lo mas relajado posible, como si quisiera que el resto de las personas precentes no se diesen cuenta de que detras de esa mascara de perfección y normalidad existía un manipulador de los mejores hijos de la reverenda mierda.
- en como podría matarte. Aunque aun no me decidí, en que si debería ser rapido y no perder mi tiempo, o matarte lentamente y disfrutar del momento.- dije con una mirada sarcástica, mientras absorbía de mi cafe.
Le mantuve la mirada mientras el no articulaba palabra. Ojalá habría durado un poco más en silencio, pero era imposible que él se mantuviera callado.
Hasta podría decirse que se parecia al burro de shrek, solo que el personaje me caía mucho mejor.
- eso dices ahora, - contraataco, mientras enterezaba su cuerpo hasta quedar apoyado sobre la mesa a tan solo unos sentimetros de mi. - pero eso no pensabas la noche anterior,¿ verdad?.
¿ hasta cuando seguiría con eso? La verdad ya me estaba cansando de escuchar siempre lo mismo.
Seguro esperaba verme gélida o palida, como estaba acostumbrado a ver en las personas que el manejaba a su antojo. Pero eso no era el efecto en mí, sino todo lo contrario.
Era demasiado orgullosa para darle esa satisfacción.
Odiaba cuando las personas creían tener poder sobre mí, o creer que podían intimidante, porque solo lograban provocar a mi lado orgulloso que me hacía querer recordarles que nadie me pasaba por encima sin que yo les diera permiso.
Algo que nunca pasaba.
- ¿ debería sentirme intimidada ? - pregunte, mientras ahora yo me cruzaba de brazos y dejaba que mi sonriza de superioridad saliera a la luz.
- ¿eso mismo le diras a luciano ?-
- te recomiendo no desafiarme cristian, no vas a lograr nada bueno con eso. Ademas recuerda que tu también estas implicado en esto. Eres tan culpable como yo - dije sosegada. no podía darme el lujo de perder la cordura en estos momentos porque si no él estaría en ventaja y eso no sería nada bueno. Sólo empeoraria las cosas.
- la diferencia entre tu y yo, es que a mí, me importa poco.
- entonces, si te importa poco como dices, ¿ para qué haces todo esto?, ¿ que es lo que quieres?- pregunte. Mientras llevaba mi café a la boca.
Habia algo más en todo esto, pero aun no decifraba el que.
¿ qué quería conseguir cristian?
Cristian no parecía de las personas que gastarían su tiempo en juegos, menos si estos no lo beneficiaban en nada. Era astuto e inteligente, sabía que ficha mover en el momento indicado, sabía esperar y elegir el momento justo para todo.
¿entonces porque hacía todo esto?
¿ que buscaba en realidad?
¿ será que no todo es lo que parece?
- a tí - solto, tomandome por sorpresa.
Mis ojos se abrieron como platos, mientras que al cafe que debería estar ya en mi boca quedo nuevamente sobre la mesa.
Analice su rostro patentemente, como buscando algo no específicado que me ayudara a entender la situación en en la que me encontraba.
Si estaba moviendo una ficha, no tenía ni idea de cuál era y menos comprendía su jugada. Pero sin dudas me estaba acercando a un jaque mate y más que seguro no era de mi parte.
- ¿ te drogas?- dije incrédula -¿ o acaso eres bipolar y no me dijiste nada?.
Me miro unos segundos fijo, mientras yo esperaba su respuesta. Pero este solo se conformo con chequear la hora en su relog .
- se me acaba el tiempo, seré claro. - comenzo.
- ¡al finn!, explícame que mierda quieres de una buena vez. - le interrumpí, generando una mirada inhumana de su parte.
- el lunes parto a españa a cerrar algunos contratos, y tú te vendrás conmigo si sabes lo que te conviene. - hablo mientras se levantaba de su silla, acomodando su traje.