—¡Pedro, Pedro!—Gritaba Alicia frente a la casa del dueño del local.
—¡Ya va!—Se escucha una respuesta.
La puerta se abrió y apareció un hombre de mediana edad casi calvo y un tanto obeso.
—¿Quién me busca?—Pregunta.
—Soy Alicia la hermana de Rainol y ella es Susana una amiga.
—¿ Qué hay?— Saluda informal Susana.
—Venimos para entregarte está carta de parte de Rainol.
—Ah, claro como no. Esperen déjenme abrirles la puerta.— Decía mientras buscaba la llave.
Una vez adentro Pedro les ofreció café y ellas con gusto aceptaron. El dueño leyó la carta con detenimiento haciendo gestos a cada rato.Cuando terminó miró a ambas y les dijo.
—Comprendo la situación. Pero debo negarme a su petición.
—¿Por qué?—Pregunta Alicia.
—No puedo dejar que una mujer se haga cargo del lugar.Lo siento.
—¿Y ahora eso a qué vino?—Pregunta insultada Susana.
—Los negocios fueron con Rainol y con nadie más. Esa es mi última decisión.
—Rainol nos dijo que nos podrías ayudar.
—No insistas Ali. Vámonos de aquí—Le dice Susana.
Se pararon y cuando estaban cerca de la puerta escuchan que dice.
—Por otro lado...—Dice Pedro mientras miraba a Alicia con obvio deseo.
Susana y Alicia se giran con la esperanza de que entrara en razón.
—...si alguien tan bella como tú me lo pide de otra forma.Puede que acepte e incluso baje el precio del alquiler.—Se le insinúa—No es un mal trato verdad? He escuchado que Rainol no tiene otra forma de mantener a su hija. Así que sería una lástima que por su culpa perdiera su única opción.
Alicia no sabía ni que decir pero Susana sí.
—Ni se le ocurra. Ali, ahora sí nos vamos no tenemos que estar soportando a este viejo miserable.
Susana tomó a Alicia fuertemente del brazo y la arrastró con grandes sancadas fuera de la casa; no pararon hasta llegar a la parada del autobús.
—¿Por qué todo tiene que ser así ahora?—Pregunta desconsolada Alicia
—Tranquila, ya lo arreglaremos de alguna forma. Hay un sin fin de locales vacíos.
—Pero no como ese. Ese local está en un punto clave y ya yo tenía mi clientela fija.
—Viste como te trató ese vejestorio, fuiste a negociar para mantener a flote a tu hija y mira el resultado.
Esas palabras encendieron una parte de Alicia que parecía que había desaparecido.
—Susy—Le dice con notable alegría—eres una genio.
—Pues claro que lo soy ¿Pero por qué?
—Ahora mismo volvemos para casa de Pedro.—Proclama.
—¿Tú estás loco?.
—Puede ser— Sonríe con picardía—Hicimos todo mal. Puede que aún esté un poco asustado por lo que está pasando pero mi hija va primero. Susy, pase lo que pase, no te metas hasta que yo termine.
—¿Qué piensas hacer?
—Lo que no hago desde hace mucho.
—¿Eh?
—Me dijiste en tu edificio que dónde estaba el Rainol de hace 18 años verdad—Su expresión cambió por completo—Pues por mi hija, lo volverás a ver.
Alicia no esperó a que Susana se levantara, comenzó a caminar segura de sí misma seguida de su amiga quien estaba desconcertada por todo aquello.
Una vez más llamaron a la puerta y una vez más Pedro les salió.
—¿Reconcideraste mi oferta linda?
—Si, creo que tienes razón.—le dice Alicia.
—Pues pasen, pasen—Dice Pedro feliz.
(Ya se embarcó el Pedrito👾)
Una vez a dentro se sentaron, Pedro se sentó junto a Alicia y comenzó a acariciarle el muslo.Esta se mantuvo inexpresiva y calmada aparentemente por fuera; porque por dentro a pesar de ser hombre, estaba sintiendo un asco total y tenía ganas de salir de allí. Pero aguantó un poco más en silencio. Susana estaba al borde del explote pues no podía ver cómo manoseaban a Alicia. Pedro al ver la tranquilidad de Alicia tocó su falda para subirla e ir más allá.Pero Alicia lo detuvo y de un salto se paró.
— Suficiente—Dijo Alicia muy calmada por fuera y aliviada por dentro
—Pero...pero no habías considerado la oferta.
—Claro que la consideré—Dice Alicia con una sonrisa de malicia en su rostro—Usted me dijo que se lo pidiera de otra forma y así lo haré.
—Esto es inaceptable— Protestó Pedro parándose del sofá pero Alicia lo empujó y volvió a sentarlo.
Entonces aprovechando que había caído con las piernas abiertas, Alicia con un pie piso el sofá a sólo unos centímetros del pene del anciano.Esto hizo que Pedro se asustara. Hasta Susana estaba estupefacta ante tal acción.
—Escúchame bien cerdo de dos patas: Los negocios son negocios y ahora mismo tu vas a hacer uno conmigo.
—No voy hacer Ahhh...— Intentó quejarse pero Alicia puso la punta de su zapato sobre sus testículos y comenzó a presionar.
—Los cerdos no hablan.— Impuso—Bien ,ahora que estás más tranquilo te explico.—Comenzó a hablar y con cada palabra aumentaba aún más la presión y el sufrimiento.Todo esto con una actitud y gestos muy femeninos—A partir de hoy y hasta que mi hermano vuelva, me vas a dejar usar ese garage al que osas llamar local, sólo te pagaré el 10% de lo que te pagaba mi hermano antes y tú lo aceptarás sin chistar
Hizo una pausa y miró a Susana.
—Susy, búscame una hoja en blanco y un bolígrafo por la casa, rápido por favor .
Susana sorprendida, hizo lo que le pidió y busco por toda la casa de Pedro una hoja blanca y un bolígrafo.Cuando lo encontró, se los dió a Alicia sin decir ni pío.
—Gracias.
Volvió a mirar a Pedro y quitando el zapato de su entrepierna le dijo.
—En está hoja en blanco voy hacer un contrato con cada acuerdo al cual hemos llegado y alguna otra cosa que se me ocurra. Por lo que ahora vas a firmar aquí abajo— Le señala la esquina derecha de la hoja.
—Ustedes... tú... tú estás loca— Decía con dificultad por el dolor que sentía—No voy hacerlo. Las demandaré por violencia y allanamiento de morada.
—Ali, no quiero que la policía se meta en esto. Vámonos.—Le pide Susana.
—Irnos, ¿por qué?—Pregunta con sarcasmo—Es más, quiero que vengan.