— ¿ Cómo que estás embarazada? Tú eres virgen, no puedes estar embarazada.
—Ahora no es el momento Ali.
— ¿Tú sabías de esto verdad? ¿Por qué no me dijiste?—Alicia no podía creer lo que acababa de oír. Su hija, embarazada, y ella sin saber nada.
—Yo le pedí que no les dijera ni a tí ni a papá.— Cada palabra de Estéfany era acompañada con sus ojos rojos de tanto llorar.
—Pues mira, me acabo de enterar. Pero ¿cómo se te ocurre embarazarte con esa edad?— Los lamentos se mezclaban con su tono acusador—¿ Tú no mides las consecuencias?
—Alicia sal del cuarto por favor. Quiero hablar contigo.
—Podemos hablar luego Susy, ahora debemos intentar ver qué hacemos con el desastre que esta chiquita a armado.
Susana se paró de la cama, caminó en dirección a Alicia, y deteniéndome a su lado le susurra al oído.
—Sal ahora mismo conmigo, no hagas que te descubran por perder los estribos.
Obedeciendo a su amiga la siguió y juntas entraron para el cuarto de Rainol donde tendrían más privacidad.
—Eso me pasa por irresponsable, no la crié bien. Cometí errores como padre, de seguro que ni sabe de quién es el niño ese.— Alicia caminaba de aquí para allá mordisqueando sus uñas del nerviosismo.
—Pero a tí que diablos te pasa por la cabeza.—Le reprocha— ¿No te das cuenta del estado en que está tu hija? Esos pensamientos que tienes si que te hacen ver cómo un fracasado. Además ella sí sabe quién es el padre
—Ahora mismo voy para allá y me va a tener que contar todo. Cuando agarre a ese mal nacido le voy a partir la cara. Ya veremos después que hacer con esa barriga.
— De este cuarto no sales— Se le interpone en el camino impidiéndole llegar a la puerta.—Que ni se te ocurra regañar a Fany. Este no es el momento.
—Sal del medio. No estoy para tus estupideces — Estaba perdiendo la paciencia y era fácil de notar por sus gesticulaciones y la leve elevación de su voz — Todo esto pasó porque fui muy blando con ella.
—Todo esto pasó porque nunca la escuchaste.
—Yo siempre la escucho, cada vez que comemos, cuando tiene problemas en las tareas. A mí no puedes decirme que no la escucho
—¿ Cuál es su banda favorita?
— Déjate de juegos Susana y quita del medio.
—¿Y su color? ¿Sabes que es lo que más le gusta hacer? ¿ Qué problemas tiene?
—Problemas ni problemas. A parte del estudio no debería tener ningún otro problema.
—Ves... Ni siquiera te has tomado el tiempo de preguntarle, no te has sentado con ella ni un puto día de su vida para saber cómo se siente realmente.
—¡Tu sabes bien que desde que nació me he partido la espalda para que nunca le faltara nada!
—¡ Por el amor de Dios Rainol ! No te cuestiono que te hayas desvelado por ella. Sólo te digo que te sientes y hables.
—¡ Piensas que estos son momentos para "hablar"! Mi hija está embarazada...
—¡Por eso mismo debes hablar con ella!— Lo interrumpe— ¿ Qué más te cuesta ir y escucharla?
— Ya estoy harto...aparta— De un empujón, mueve a Susana del camino y sale de su cuarto para entrar en el de su hija.
Una vez adentro, Alicia iba dispuesta a descargar toda su furia contra Estéfany.
—¡ Óyeme bien Estéfany, esto es una gran irresponsabilidad tuya!
—Perdón tía Ali.— Decía sin poder contener las lágrimas.— Lo siento mucho.
Las palabras sinceras de Estéfany hicieron que Alicia detuviera los sonidos que había preparado para reprenderla, y en su lugar se acercó a la cama lo más que pudo casi que por inercia.
— Maté... a mi madre...destruí la...la vida de mi padre ... y ahora esto.— Las lágrimas no paraban y su voz rajada se clavaba como cuchillo en los oídos de Alicia.— Debería morir...sí... No soy más que un estorbo.
Sin poder contenerse, se abalanzó sobre Estéfany rodeándola con sus brazos y pegando la mejilla empapada contra su pecho. Susana que estaba mirando desde la puerta decidió irse para la sala sin ser notada , dejándoles aquel momento sólo para ellas.
— No digas eso princesita— su mano no dejaba de acariciar con suavidad el pelo de la joven. Tal parecía que acariciaba el más frágil de los cristales.— Tu no eres una carga para nadie.
— ¡Si lo soy! Mi papá no pudo...No pudo estar con mi mamá ...por mi culpa. Por eso... no quiere hablar conmigo ¡Por eso se fue!
— Nada de eso es tu culpa. Estoy segura de que tu papá es el hombre más feliz del mundo por tenerte como hija.— El tono de voz era dulce y suave, casi perfecto para entonar una nana.
—¿ Y si... y si me muero igual ...que mi mamá?— Estéfany claramente estaba asustada por todo lo que estaba pasando. No paraba de temblar y llorar entre los brazos de Alicia—¡ No quiero morir! ¡No quiero!
— Calma, calma mi pequeñita. No te va a pasar nada. Yo estoy aquí, Susy también, hasta tu padre. Todos te queremos y no permitiremos que nada malo te pase.
Poco a poco Alicia fue calmando la ansiedad que sentía Estéfany hasta que esta se tranquilizó. A pesar de que ya se encontraba mejor, Alicia se negó a soltarla de entre sus brazos y la joven no parecía querer salir. De hecho, se sentía a gusto, se sentía segura. Un silencio sepulcral reinó en el cuarto hasta que Alicia lo quebró.
— Sabes, tu padre me contó una vez que cuando eras pequeña tenía muchos problemas. Sus tíos acababan de morir, tu madre estaba en el hospital, él estaba desempleado y todo parecía ir a peor. — Estéfany sólo alzó la mirada escuchando atenta el relato— Incluso pensó en rendirse un par de veces. Pero hubo una cosa que lo mantuvo firme ¿ Sabes qué fue? — Estéfany se reincorporó callada con lentitud y sintió como la mano cálida de Alicia le recorría la mejilla arrasando con todo rastro de lágrimas en su camino.— Fuiste tú Fany. Cuando tu padre te cargaba o te escuchaba llorar era como si le iluminaras la vida. Y luego de que Sofía falleciera, decidió vivir por tí.
— Aún así murió por mi culpa. De seguro también deseó que no hubiera nacido— Se martirizaba sin piedad.