—¿Qué te hiciste? —preguntó Santiago.
Josef desplegó una sonrisa de esas que mataban, Keidys sintió que su corazón latía con fuerza, era lo mismo que le había pasado con Mateo al principio, veía algo en él que le gustaba y su corazón quería salirse de su pecho. Tragó en seco y desvió la mirada.
—Vaya, qué buen comienzo para la noche, te vez bastante guapo, Josef —soltó Alejandra llevando su mirada hasta lo infinito y más allá del cuerpo del joven.
Así fue como los chicos llegaron a la fiesta, había mucha música que hacía retumbar las paredes, las luces no dejaban ver con claridad a las personas, pero solo bastó en la entrada para que muchas mujeres llevaran sus ojos a aquel joven que llevaba chaqueta de cuero.
Mateo pudo observar que Keidys estaba extraña, trataba de mirar a Josef y al hacerlo apartaba su mirada.
—¿Qué sucede? —preguntó Mateo.
—Nada, ¿por qué? —Keidys terminó de tomar una bebida.
—¿Sigues enamorada de Josef?
—¿Qué?
—Te conozco, sé que estás así por Josef —Mateo observó con detención a Keidys, la chica quedó congelada y tragó en seco.
Mateo desplegó una sonrisa cariñosa.
—Tranquila —le tomó de una mano—, sabes que cuentas conmigo para lo que sea, por eso somos mejores amigos ¿no?, quiero que seas feliz, me gusta la idea de que hayas aclarado tus sentimientos.
—No estoy enamorada de Josef, solo lo veo como un amigo —replicó la joven y miró a todos lados.
—No puedes mentirme, sé que estás enamorada de él, siempre ha sido así. —Mateo notó que era muy incómodo hablar allí ya que la música hacía que las palabras no se oyeran con facilidad— vayamos a hablar a un lugar más calmado.
Salieron al patio de la casa, allí la música era más calmada, caminaron cerca de una piscina que tenía a su alrededor unas delicadas lámparas en el piso que intentaban llenar de luz el gran lugar.
Keidys desde hace días atrás había presenciado en sí misma algo extraño cada vez que veía a Josef, cuando él trataba de conversar con ella, siempre había nerviosismo.
—Y... Y... No sé, en serio, no sé, lo veo y mi corazón palpita en gran manera. No sé si es que estoy nuevamente confundida, no sé si es que siento algo por él, no sé, en serio, me siento muy confundida... —Keidys pataleó y después trató de calmar su respiración.
Mateo soltó una gran risotada, siempre que Keidys se alteraba terminaba haciendo pataletas.
—Debes de hablar con él, explicarle lo que sientes, eso te ayudará a aclarar las cosas —aconsejó Mateo.
—¿Qué? ¿Pero, cómo?
—Solo siéntate con él y habla, debes ser clara, es la única manera de poder ver más allá de tus sentimientos, créeme, es lo mejor que podrás hacer. Tal vez él sienta lo mismo por ti —Mateo tomó un mechón de cabello de Keidys y lo envolvió alrededor de su dedo índice.
—En serio, eres el mejor amigo que puedo tener, muchas gracias —Keidys lo abrazó.
Volvieron a entrar a la fiesta y bailaron una canción. Josef estaba hablando con dos chicas y Alejandra llegó y se lo llevó.
—La próxima que vea voy a matarla —lo amenazó y Josef tragó en seco.
Keidys observó de lejos a Josef y dejó salir un suspiro. No se imaginaba hablando con él respecto a sus sentimientos y tampoco creía lo que acababa de pasar con Mateo, no sabía si lo lastimó al confesarle que amaba a Josef.
Llegó el día de clases, todo transcurría normalmente, aunque, Keidys sentía que desde hace mucho tiempo no sentía tantas ganas de hacer algo, pero a la misma vez con mucho miedo, muchas veces respiró hondo, a su lado estaba Josef contándole cosas sobre las clases. Todas las chicas del salón le sonreían, Josef era el nuevo postre que todas querían comerse, aunque, él prefería seguir en la vitrina.
—Por eso mismo te digo, no puedo ir a ningún lado sin antes haber hecho los trabajos, no quiero descuidar mis estudios, son muy importantes para mí. Así que, lastimosamente no podré seguir yendo a fiestas con ustedes, el viernes no podré acompañarlos, lo siento —contaba Josef. En aquel momento observó que la mirada de la joven estaba perdida en sus pensamientos— ¿te aburre lo que estoy contando?
—No, para nada —respondió la joven después de procesar la pregunta.
—¿Qué te sucede? —inquirió inclinando un poco su cabeza a un lado.
Sonó el timbre, Mateo se levantó y dejó salir una tos un poco fingida, era malo para la actuación. Keidys tragó en seco y respiró hondo, había llegado el momento; Josef sabía que estaba pasando algo, bajó un poco los parpados y tornó su mirada seria.
—Josef, ¿podríamos hablar en privado? —preguntó Keidys levantándose de su puesto, Josef la observó con mucha confusión.
—¿Y eso? —Josef se levantó y la siguió, la joven caminaba un poco rápido, no quería que él la fatigara con preguntas de lo que estaba sucediendo.
Cuando Josef creía que todo era una broma y estuvo a punto de detenerse para confesarle a Keidys que no seguiría dando vueltas por el colegio, por fin ella se detuvo.
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Editado: 13.05.2023