Una chica tímida que se sonroja al verme.
P.O.V. CHRISTOPHER SCOTT.
-- Sólo unos días más -- digo con el celular en la oreja.
-- ¿Qué es lo que pasa? Cuando te fuiste me pediste que a los días te llamará con urgencia, lo hice y sólo dices que no y ahora me dices que te quedarás más días.
-- Es que… la encontré.
-- ¿A quién? -- pregunta confundido y ruedo los ojos.
-- ¿A quién más idiota? A mi mate.
-- ¿A tu mate?
-- Si, es de esta manada y es una linda chica -- suspiro a recordar su sonrisa y mejillas rojas.
-- ¿Qué es ella?
-- Es algo complicado.
-- ¿Cómo que complicado?
-- No es una loba.
-- Eso no es complicado -- dice.
-- La cosa es que a su madre no le importa su hija.
-- ¿Por qué dices eso?
-- Según lo que me ha contado Lana…
-- ¿Así se llama?
-- Si, según ella me ha dicho es que su madre controla todo. Además siempre que está conmigo bajo su cabeza y se disculpa seguido cuando no ha hecho nada.
-- Que raro.
-- Lo sé. Sólo me iré de aquí cuando ella quiera que me vaya, ya sea con ella o sin ella.
-- Vale, yo te cubriré en las cosas aquí.
-- Gracias.
Lo escucho suspirar -- Necesito unas malditas vacaciones de ti.
Río -- Oh, no te ira a fácilmente Erique -- ya me lo puedo imaginar rodando los ojos.
-- Ya cállate -- cuelga la llamada y yo río.
Salgo de la habitación donde sigo quedándome, iré a buscar a Lana al Instituto hoy sólo iría a hacer unos exámenes y sacar sus cosas de su casillero.
Casi llegó a la puerta principal cuando Marie está enfrente de mí con una mueca de molestia, suspiro enojado, quiero ir con Lana.
-- ¿Qué? -- pregunto a la defensiva.
-- ¿Qué hace con la chica rara? -- pregunta con los brazos cruzados claramente enojada.
-- ¿Chica rara? -- pregunto confundido e irritado.
-- Lana Colter, ella ni siquiera es una loba. No te quiero cer…
Río sin gracia interrumpiendo -- ¿Quién eres tú para decirme eso? ¿Qué tan tonta eres como para creer que yo he venido aquí por ti? ¿Por qué voy a querer estar con alguien egoísta y mimada? -- ella me lanza una mirada enojada -- Y más vale que dejes de llamarla así por que a mi no me va a importar cortar tu cuello, es más lo disfrutare -- finalizó.
Paso a un lado de ella y salgo de la mansión, con mis manos en los bolsillos caminó hasta llegar al instituto de Lana. Me quedo del otro lado de la calle como la vez pasada.
Ayer no pude verla pero le di mi número de celular y sólo me envió una foto mostrando que estaba en casa leyendo un libro de biología, en el almuerzo hablé con ella y estaba relajada.
Él día que escuchó aquello de su madre no dejó de llorar hasta que se durmió, me quedé ahí hasta que su madre llegó. No me gustó para nada que le dijera eso ¿Se supone que eso hace una madre?
"Los padres hacemos las cosas por algo pero no todo son con buenas intenciones" "Tus padres son aquellos que más salón te hagan, pero ustedes tiene la suerte que amaré siempre sin importar nada"
Recuerdo lo que me dijo mi mamá cuando le pregunté por mis abuelos, ella me lo contó todo cuando tenía 17 años.
Miro atento cuando las puertas se abre y veo a Lana salir, lleva puesto una falda negra a cuadros, una camisa roja y un abrigo negro. Sus manos agarran con fuerza las correas de su mochila.
Suspiro cuando veo que la misma chica de la vez pasada se acercan a ella junto a otras. Lana da un salto asustada y decido cruzar la calle. Ellas no notan mi presencia, sólo lo hacen cuando me posicionó detrás de Lana con mi mano en su hombro.
Las chicas me ven y Lana corre detrás de mí, miro enojado a las chicas.
-- Creo que ya lo habíamos dejado claro -- le digo a la chica de la vez pasada.
-- Yo n-no hice nada -- responde.
Entrecierro los ojos -- No creo eso -- doy un paso adelante y ellas retrocede.
-- Usted no puede hacer nada, no es nadie -- sale una rubia diciendo y yo rió sin gracia.
-- Creo que debería leer más. El alpha de los alphas puede hacer lo que quiera.
-- ¿Q-que…? -- está asustada.
-- Porque yo simplemente puedo ordenar tu cabeza en una bandeja de plata o hacerlo yo mismo -- sonrió.
-- Ah n-no…
Lana se pone enfrente de mí, sus mejillas están rojas y la culpa se refleja en sus ojos.
-- Estoy bien, no hi-hicieron nada -- dice y pone una de sus pequeñas manos sobre mi pecho -- Quiero irme -- pide.
Asiento con la cabeza, ella toma mi mano y me jala para alejarnos pero antes doy una última mirada de advertencia a esas chicas.
Lana me lleva así hasta llegar una cuadra antes de su casa, me suelta la manos y se para gente de mi, lleva sus manos a las correas de su mochila, siempre se sujeta de ellas con fuerza. Baja la cabeza.
-- Perdón --murmuró.
Odio que pida disculpas cuando no ha hecho nada. ¿Por qué las pedí?
-- No has hecho nada para pedir disculpas.
Levanta su cabeza algo pensativa -- ¿Puedo hacer algo?
-- Lo que sea.
Ella extiende sus brazos y camina hasta rodeándome el torso, sonrió y rodeó sus hombros.
¡Me está abrazando!
Sólo se queda así unos segundos hasta que espera aún con las mejillas rojas.
-- Ya me te-tengo que ir -- me suelta aunque mi lobo me pide que me acerque y estemos más tiempo abrazados
-- ¿Vas a estar bien? -- pregunto y ella siete con una sonrisa.
-- S-si, mi ma-madre llegará temprano.
-- Está bien -- meto mis manos en mis bolsillos -- Iré a verte mañana entonces.
-- Te-tengo una duda.
-- ¿Cuál?
-- ¿N-no tienes que regresar a ha-hacer lo que haces? -- sonrió.
-- Lo puedo hacer a distancia, no hay problema para mi. Te lo dije, esperaré hasta que decidas ir conmigo.
-- ¿Y s-si tardó me-meses?
-- No me importa -- digo con sinceridad -- sé esperar y más por alguien hermosa como tu.