Recostadas en la cama ambas chicas permanecían abrazadas, con sus cuerpos desnudos sus cabelleras esparcidas por la cama. El calor de la habitación inundaba con una suave brisa, tan reconfortante que las hacia someterse en un sueño profundo solo existían ellas en ese momento. Salomé se movió un poco causando su despertar mirando a Lucrecia dormida rodeándola con sus brazos. Sonrió. Acurrucándose en su pecho.
–Despertaste –dijo Lucrecia.
Salomé abrió los ojos –lo siento. No quise despertarte.
Ella subió despacio sus manos por la espalda de Salomé –estaba despierta desde hace un tiempo. Luces hermosa cuando duermes –Salomé levanto la mirada conectando con sus ojos y volvió a esconderse entre sus pechos.
–Es una locura ¿verdad? Todo esto, nunca pensé… –guardo silencio.
–Si. Tampoco lo puedo creer. Nunca pensé que aceptar este trato, me mostraría un camino completamente diferente. Un camino que me llevaría a ti y a él –la abrazo –desearía que estuviera aquí.
Salomé se levantó de la cintura para arriba, con sus piernas pegadas en la cama las acaricio recordando cómo se sentía cuando era él quien las recorría desde el inicio de ellas –deberíamos hablar con él. Sobre esto –volvió su mirada a Lucrecia –talvez entienda todo esto.
Lucrecia sonrió. Acercándose a ella acuno su rostro y la beso –hagámoslo. También creo que siente algo por nosotras.
–Entonces este viernes se lo diremos –contesto Salomé. Besando a Lucrecia cayendo sobre la cama.
Despertaron temprano en la mañana compartiendo una ducha juntas, desayunando se vistieron marchándose a la universidad. Caminaron tranquilamente hasta donde tuvieron que separarse para irse a sus facultades, y las horas pasaron hasta culminar sus respectivos horarios. Volviéndose a rencontrar a la salida de la universidad, sus deseos por sentir sus labios eran inmensurable tenían que reprimirse no podían ir andando por ahí haciendo lo que quería.
Caminaron juntas hasta un pequeño lugar apartado, donde nadie podía verlas y sin reparo estrellaron sus labios contra la otra en un beso tan apasionado, donde sus lenguas se envolvía como dos serpientes en una pelea sus manos acariciaban recorriendo sus espaldas con desenfreno exploraban sus cuellos con vehemencia. Sujetaron sus rostros mirándose directo a los ojos compartiendo besos esporádicos.
–Te amo –dijo Lucrecia.
–Yo también –contesto Salomé.
Continuaron besándose, subiendo el calor de sus cuerpos al punto que sus manos iban a sus zonas intimas tocándolas por encima de las vestiduras. Deteniéndose al instante.
–Este no es el lugar correcto –continuo Salomé.
Lucrecia sonrió –sí, pero me es difícil dejarlo así.
–Bueno piensa que hoy, lo podremos hacer junto a él –contesto Salomé.
Volvió a sonreír –no esperemos más y vamos de inmediato –respondió Lucrecia.
Tomaron sus mochilas cargándolas estaban saliendo del pequeño callejón oscuro donde estaban y en eso vieron pasar dos personas de las cuales solo a una reconocieron al instante.
–Esa chica no era… –dijo Salomé mirando a Lucrecia.
–Sí. Es la chica de la discoteca. ¿Qué hace por aquí? –pregunto.
–Vamos a ver –dijo Salomé.
Ambas salieron del callejón llegando a la esquina del edificio, donde miraron algo que las dejo con los ojos abiertos. Era Kelly que se encontraba en un momento revelador para ellas dos, se besaba con alguien a quien pudieron reconocer era el mismo tipo que la había agredido en la discoteca, pero ahora estaban en total desenfreno. Estaba con quien se suponía era su ex.
–¿Cómo va el plan? –dijo su ex. Hundiéndose en el cuello de Kelly.
~ ¿Plan? ~pensaron ambas.
–Va en marcha –contesto mientras dejaba que su ex besara su cuello –aunque, no me gusta esto de ser una chica tan recatada –dijo con disgusto.
–Lo sé. –contesto el sujeto –eres una perra –la miro a los ojos –mi perra –eso hizo a Kelly prenderse pues sonreía con malicia y lujuria desbordada. El tipo la giro bruscamente haciéndola inclinar contra la pared del edificio bajo su jean y saco su miembro erecto –lo quieres –pregunto.
–Mételo. Hijo de p***a –respondió ella y el ingreso en ella de una fuerte estocada haciendo que soltara un fuerte gemido. El tipo desabrocho los botones de la blusa de ella y sujeto sus senos amasándolos.
–¿Cuéntame tus próximos pasos? –pregunto el sujeto mientras la penetraba.
–Mañana tenemos una cita. ¡Ah…! y… avanzare –no podía hablar bien ante cada embestida de aquel sujeto –mañana… cerrare el trato. ¡AH!
El sujeto la embistió de forma brusca saliendo de ella la hizo voltearse para mirarlo y la levanto por debajo de los muslos –me llena de rabia, pensar que ese imbécil vaya a explorar lo que es mío.
Ella sonrió –tranquilo, sabes bien que soy completamente tuya –se acomodó en la erección del sujeto –además fue tu idea todo esto. Fuiste tú quien lo reconoció esa noche.
–Si nunca pensé que lo volvería a ver, después de que se casara con esa ricachona. –respondió el sujeto.
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Editado: 10.06.2023