Ellos

Capitulo 4: Separación

Entre el titilar de los cristales se alzo una silueta con ojos rojos como la sangre, debido a que se acercaba a la luz, su sombra aumentaba de tamaño.

-Vaya, vaya. Con que estaban aquí

De pronto se escucharon risas que disminuían el brillo de la cueva dando paso a destellos blancos y filosos tornándose en sonrisas acompañadas de cientos de miradas que se cernían a nuestro alrededor.

-Si que son difíciles de encontrar-dijo una segunda voz proveniente de la oscuridad

Al escuchar esto, nuestros guerreros se colocaron en posición de combate algunos habían desenvainado sus espadas y otros más sus lanzas mientras el resto del pueblo alzaba puños y trastos como única defensa creando un circulo que dejaba a los pequeños, enfermos e incluso ancianos en el centro para protegerles, pero ¿de que serviría? Habíamos caído en una trampa.

-Al menos no nos ocultamos en las sombras como ustedes ¡cobardes!-grito Siul desde el otro lado del circulo.

-Oh parece que tenemos a un valiente aquí-dijo la silueta de ojos rojos

Unas escalofriantes risas se alzaron por toda la cueva seguido de un extraño crujido.

Intente acostumbrar mi mirada a la escasa luz que nos proporcionaban los cristales y el portal pero el enemigo comenzaba a cerrarse a nuestro alrededor, las opciones de un contra ataque o escapar estaban disminuyendo mientras el miedo aumentaba y ellos lo sabían...

Estaban cada vez mas cerca de nosotros, acorralándonos como animales. Aunque ninguno de nuestros compañeros soltaba sus armas pude ver en los ojos de nuestro pueblo el terror que crecía con cada paso que ellos daban, dispuestos a llevarnos vivos o muertos.

El miedo de aquella noche volvió a florecer en mi interior, podía sentir los síntomas de la adrenalina; el pulso acelerado de mi corazón taladrándome el pecho, escuchar la sangre fluir en mis oídos junto con mi no tan controlada respiración... una parte de mi deseaba atacar a todo aquel que se atravesara en mi camino, pero por otro lado estaba el deseo ferviente de correr sin mirar atrás.

-Resistirse es inútil-dijo una de las sombras

-¡No se separen!-grito Ámbar empuñando su lanza

De pronto un tentáculo se abrió paso entre la oscuridad atravesando la clavícula de uno de los Repartidores para arrastrarlo hacia la penumbra y en un intento por rescatarlo Hesper soltó su espada para sujetar su brazo provocando una abertura en el circulo defensivo.

La batalla no se hizo esperar.

Comenzaron a emerger arpones de todas direcciones, el choque entre armas creaba destellos fugaces seguidos del zumbido metálico de las armas. Los lanceros atrincheraron lo que restaba de la defensa con la esperanza de proteger lo suficiente a los niños y ancianos pero el repentino aparecer de los tentáculos oscuros y las redes metálicas reducían las posibilidades de sobrevivir al grupo mientras el resto del pueblo resistía los ataques enemigos.

Lyoth contemplo horrorizada como su gente era atravesada por las armas o siendo arrastrados entre llantos y alaridos que no los matasen pero todo lo que recibían de respuesta eran risas macabras mientras sus extremidades eran destruidas al intentar defenderse.

No hay un lugar seguro. Pensó Lyoth.

Las constantes ordenes para atacar o protegerse y el choque de las armas resonaban en toda la cueva haciendo que el rugido de la cascada pareciera un eco lejano mientras Lyoth contemplaba como su alrededor se movía lentamente.

Pese a usar la lanza Lyoth recibía golpes ocasionales al intentar esquivar las armas enemigas o intentando ayudar a algún compañero que hubiese sido sometido. De pronto un arpón atravesó brazo y la hizo caer provocando que tirase su arma y comenzara a ser arrastrada hacia las sombras.

Como un animal herido Lyoth se retorcía intentando liberarse de la vara metálica pero de la punta habían surgido filosos pinchos no mas grandes que una uña humana que atravesaron su piel hasta el otro extremo de su brazo, pese a su forcejeo no conseguía liberarse y la alejaban cada vez mas de su gente.

Maldición, si tuviera mi arma...

Conforme la cuerda se tensaba los pinchos del arpón perforaban aun mas la carne del brazo cubriendo su costado con una creciente mancha de sangre pero pese al dolor Lyoth continuaba moviéndose intentando cortar la soga pero debido a su rigidez solo consiguió una gruesa linea roja en sus manos lo cual aumento su desesperación

-¡Auxilio!

Pero nadie parecía escucharla.

De pronto la tierra se sacudió con tal fuerza que la cacería se detuvo dando paso a un sepulcral silencio hasta que un trueno seguido de un nuevo temblor sacudió la cueva mientras el suelo bajo los pies de Lyoth desapareció lentamente contemplo la caída de las rocas, los cristales y la luz se desvanecía dando paso a la oscuridad escuchando el eco de sus amigos llamándola.



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En el texto hay: misterio, suspenso, terror

Editado: 25.10.2019

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