Capitulo: 12
Andrea.
- ¡Jesús, cuidado! –grito y él se mueve haciendo que la masa tropiece y caiga al suelo. Jesús levanta la vista buscando de donde vino mi voz y sus ojos se detienen fijos y desconcertados sobre mí.
Está viéndome, puede verme.
Un golpe le llega directo en la mejilla por lo que vuelve al combate. Recoge la bengala del suelo y la clava sin pestañar en el pecho del que tiene de nuevo en frente; la masa comienza a hacer ruidos extraños y brillar intensamente... en un estallido desaparece volviéndose polvo.
En el desconcierto de las demás los chicos aprovechan para atacar, veo a Lean enterrar su navaja haciendo que la masa caiga de rodillas, sin embargo, esta aún puede moverse por lo que mueve de igual forma su brazo haciendo que una fuerte brisa llegue y tire a Lean por los aires haciendo que choque contra una pared. Cae inconsciente en el momento en que la masa se desploma por completo, un charco de sangre negra queda a su alrededor.
- ¡Leandro! –grita Juan mientras sigue peleando- Son más fuertes.
Tienen que pelear por sus vidas... ¿Adivinas de quien es la culpa?
- Lo sé, pero no podemos rendirnos –responde Jesús de inmediato.
Una masa queda sobre Juan inmovilizándolo mientras él trata de seguir luchando; Jesús golpea a la otra masa tratando de cortarlo o clavarle su navaja. Contemplo la escena y no tengo idea de qué hacer ni de si puedo ayudar.
En un movimiento que no logro ver, la masa sobre Juan cambia su mano volviéndola una especie de tuvo; Veo y siento el terror de Juan y eso me rompe por completo y desconcierta al mismo tiempo.
- ¡Jesús! –Grita con pánico. Veo a mi hermano y su mirada se llena de terror puro, a una velocidad impresionante logra soltarse y clava su navaja en el que creo es el corazón de la masa haciendo que caiga de golpe al piso.
Intenta correr, pero no llega muy lejos; con lo poco que le queda de fuerza la masa lo toma del tobillo haciendo que caiga de cara al suelo. Mi hermanito siendo como es no se queda quieto, patea en el rostro de la masa y queda libre de nuevo, se coloca de pie y corre un poco, pero una ráfaga de viento lo levanta y lo estrella contra la pared dejándolo inmóvil. La masa que hasta este momento no había hecho nada hace su acto en la pelea, tiene su brazo hacia arriba, es él, el que lo detuvo.
- ¡Jesús! –Grita Juan de nuevo con la desesperación y pánico saliendo claro de él. Jesús trata de mover su cuerpo y no logra hacerlo, la masa hace más presión lastimándolo y evitando que se mueva; mira a todos lados y vuelve a enfocarme.
- ¡ayúdalo por favor! –grita hacia mí y yo estoy en blanco.
Morirá por tu retraso...
- ¡no sé qué hacer!
Eres débil.
- Solo interviene –grita de nuevo y no tengo ni idea de cómo ayudar- ¡Moco, has algo o morirá! –en ese momento todas mis alarmas se encienden y corro lo más rápido que puedo hacia Juan.
Me tiro sobre la masa haciendo que se tambalee y desconcierte al mismo tiempo. Juan aprovecha eso y saca una bengala de su tobillo encendiéndola; la masa se sacude logrando que yo caiga al suelo.
Mis rodillas y manos arden, pero lo ignoro tratando de ponerme en pie de nuevo, veo como ágilmente Juan entierra la bengala en la masa y pasa lo mismo que la primera:
Hace ruidos raros, brilla mucho y explota, un poco más lento, pero estalla volviéndose polvo en el aire. Juan se pone de pie rápidamente, pero desconcertado al mismo tiempo.
- Juan –le llamo y toco su brazo; siente mi tacto y se asusta tratando de buscar al dueño del contacto.
- ¿Qué demonios eres? –pregunta quitado su brazo bruscamente.
- Soy Andrea, cálmate.
- Es imposible tú... -escuchamos un ruido y él se corta de inmediato. – ¡Mierda, Jesús! –grita y yo giro mi rostro para verlo.
Jesús esta aun contra la pared, pero esta morado y no puede moverse, Juan corre hacia la única masa que queda y se tira sobre él, la masa se tambalea soltando a Jesús que cae en un golpe seco. Corro hacia él mientras Juan forcejea un poco con la masa.
- Jesús –murmuro- háblame hermanito.
- Estoy bien –dice y lo ayudo a ponerse de pie- ¿Cómo llegaste hasta aquí? ¿de dónde saliste? –suelta confundido.
- No lo sé, solo desperté aquí. ¿Dónde estamos? ¿Qué se supone que son esas cosas? –interrogo ahora yo confundida.
Tú lo sabes dulzura...
- Son tenebris, dominan este lugar y no, no sé dónde estamos solo...
- ¡ah! –el grito de Juan lo corta y de inmediato giramos para ver como Juan es tirado cerca de nosotros, Jesús sin pensarlo llega hasta él y se arrodilla a su lado.
- Es más fuerte que cualquier otro, este es muy poderoso.
- Lo sé, creo que es <Adelius> una de las manos derechas del superior, no podremos salir de esta, corre hacia Lean, llévalo con el resto y ayúdalos a escapar lo más rápido que puedan yo...
- No te dejaremos –lo corta de inmediato.
- No estoy pidiendo permiso, no hay tiempo, corre yo lo distraeré.