Ellos Quieren Venganza

Prólogo

 

La pequeña Darcy O'Connor, hija de Marlon y Edith O'Connor, se encontraba intentando conciliar el sueño a toda costa; pues a sus padres no les hacía gracia que su hija se trasnochara a tan corta edad; sin embargo, Darcy no podía dejar de sentir un frío extraño en la espalda, y un muy extraño presentimiento.


 

Podía escuchar los pasos de una mujer. Tal vez eran los de su madre, aunque nada solía despertarla durante la noche.
 


 

Sintió otro escalofrío. No era su madre. No era nadie a quien conociera. Lo sabía, porque Darcy siempre reconocía los pasos de sus padres.
 


 

No sabía si salir o quedarse; investigar o acobardarse. Pero Darcy no era de las niñas que se acobardaran, o al menos, el ser curiosa era lo mismo que ser valiente para ella.
 


 

Se puso sus pantuflas, un pequeño abrigo y salió.
 


 

Nada. no había nada.
 


 

Tal vez solo era su imaginación, tal vez solo era el viento que rugía con fuerza.
 


 

Los pasos otra vez; esta vez con más fuerza.
 


 

Recorrió el pasillo donde posaban los cuadros de familiares que nunca había conocido. De pronto, se detuvo.
 


 

Una silueta se mostró frente a ella. La niña se quedó inmóvil. Podía ver que era casi esquelética, con un vestido beige rasgado y desgastado, su cabellera era casi imperceptible y muy descuidada.
 


 

Darcy solo vio como gotas de color carmesí salían del techo. Pronto todo el lugar era rojo, y la silueta se acercó a ella con un grito desgarrador, mostrando una cara fantasmal que ni el ser más valiente hubiera sido capaz de enfrentar.
 


 

La niña pegó un grito. Lo único que pudo hacer fue cerrar la puerta de su habitación, con la esperanza de que aquella figura terrorífica se hubiera ido.
 


 

Hubo un silencio total, la pequeña solo podía escuchar sus gimoteos y su muy agitada respiración; después de casi un minuto, escuchó los pasos de sus padres aproximándose rápidamente. Sintió alivio al reconocer aquellos pasos.
 


 

Su madre abrió la puerta, visiblemente agitada, y con un rostro molesto, ella dijo:
 


 

—Darcy... ¿¡por qué sigues despierta a estas horas de la madrugada!?
 


 

La pequeña solo se escondió detrás de su padre y lo único que llegó a pronunciar fue:
 


 

—¡Esa mujer quería hacerme daño!, ¡hay… hay sangre en todas partes! —las lágrimas brotaban de los ojos de Darcy.
 


 

—¿¡De qué diablos estás hablando!? —replicó su padre, igual o incluso aún más molesto que su madre—. No hay absolutamente nada allá fuera, mira.
 


 

Y acto seguido, forcejeó a Darcy para que fuera al pasillo; ella le rogaba a su padre que no fueran, pero él no la escuchaba. Su confusión y su malestar aumentaron al ver que en verdad no había nada; ni paredes llenas de sangre, o una mujer aterradora que la intentara hacer daño.
 


 

—Pero... ¡pero yo lo vi!, ¡era real, papá! —explicó Darcy en tono de súplica. Edith y Marlon se miraron confundidos.
 


 

—¿Qué se supone que viste exactamente? —preguntó Marlon alzando una ceja.
 


 

Darcy les contó a sus padres todo lo que vio, y eso ocasionó que Edith y Marlon se quedaran desconcertados.
 


 

—Marlon, ¿cómo por qué Darcy vería algo así? —preguntó Edith a su esposo con inquietud.
 


 

—Seguro solo fue una pesadilla, Sres. O’Connor. —Willfred Miller, el mayordomo de la familia, apareció en la entrada con una vela y con su típico pijama a rayas que le encantaba usar.
 


 

—No se preocupen, yo cuidaré de la Srta. Darcy y ustedes pueden regresar a dormir. Vayan.
 


 

Edith y Marlon se miraron una vez más. Luego miraron a su hija, y con un bufido de parte de su padre, se retiraron de la habitación para volver a descansar.
 


 

Willfred se acercó a Darcy, se inclinó un poco para posar su mano en la espalda de la niña y la guio hasta su cuarto.
 


 

Una vez en la cama, Wilfred la arropó, y le preguntó a Darcy si quería que se quedara.
 


 

—No era una pesadilla, Willfred..., era demasiado real para que solo fuese un sueño. —le respondió Darcy bajando la mirada, sintiéndose decaída.
 


 

Willfred la observó unos segundos, y se quedó en silencio por un momento.
 


 

—La creo, señorita. —le dijo Willfred.
 


 

Darcy levantó la mirada, sorprendida ante aquella respuesta. No pensó por nada del mundo que alguien le creería después de la reacción de sus padres, pero se sentía agradecida de que al menos una persona creyera en ella.
 


 

—Conozco este lugar mucho antes que usted. No puedo decirle mucho, pero este lugar esconde secretos. Esconde el lado más oscuro de muchas personas..., personas que no creería que son capaces de cometer actos tan atroces. Usted es solamente una niña y no quiero abrumarla con todo lo que ocurre y ha ocurrido en este lugar, pero déjeme decirle, que debe tener mucho cuidado. Algún día lo entenderá, cuando tenga la edad suficiente; hasta ese entonces, apóyese en mí, yo la protegeré, así que no debe tener miedo, pero prométame que será cuidadosa ¿de acuerdo?
 


 

Darcy solo asintió con la cabeza, sintiendo un poco de esperanza brotar en su corazón al tener alguien en quien confiar. Ella se acercó al mayordomo y le dio un abrazo.
 


 

Finalmente, se quedó dormida en sus brazos.
 


 



#415 en Paranormal
#1538 en Thriller

En el texto hay: fantasmas, amor, horror y suspenso

Editado: 19.07.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.