Elocuencia

Capítulo 2 II Abby

Habían pasado dos semanas desde la primera llamada de Henry. No había podido sacarlo de mi cabeza. Era una de las llamadas con las que más había llegado a congeniar, tal vez fuera porque era la única con la que había compartido una información real, la primera en la que era Abby y no Mónica, el pensamiento más lógico que tenía era creer que mis ganas de volver a hablar con él era por simple curiosidad, no podías olvidar a las personas así como así, no después de haber compartido una situación como aquella con ellas, sin importar que fueran desconocidos. 

 Aunque las últimas semanas hubiesen sido ajetreadas su última llamada se había mantenido presente en mis pensamientos. Tuve que estar trabajando en la frutería de mi madre durante los días libres. Angus, mi hermano pequeño, no podía ayudarla porque estaba en temporada de exámenes y mi madre aún no encontraba a ningún candidato que la convenciera para el puesto de dependiente. Era muy quisquillosa con quién ponía a trabajar, y ella ya era demasiado mayor para pasar tanto tiempo de pie en la tienda. Incluso había hecho yo varias entrevistas, aunque mi hermano insistiera en que le dieramos el puesto a él, mi madre y yo nos cerramos en banda ante esa idea, su única responsabilidad eran sus estudios.

—Mamá, elige ya a alguien. No voy a poder venir todo el tiempo para ayudarte. Ya estás mayor, contrata alguien o vende la tienda —le dije un domingo por la mañana. Me miró mal y se levantó de la silla en la que se sentaba para descansar.

—¡Estás loca! ¡Cómo iba yo a vender la tienda! ¡Con lo que le costó a tu abuelo tenerla! ¡Es nuestra tienda! —Se puso a la defensiva. Yo refunfuñé un poco, pero no volví a sacar el tema. Como siempre ocurría cada vez que mencionaba esa idea. 

El mismo domingo por la noche, mientras bebía batido de fresa, llegó la segunda llamada. En la sede tenían mi número de teléfono personal para emergencias, asi que podían contactar conmigo con facilidad, lo que no esperaba era que lo hicieran. Sobre las diez de la noche mi teléfono comenzó a sonar, era un número que ya tenía registrado, el de Josephine.

—¿Hola? ¿Abby? —dijo nada más descolgué el teléfono.

—Soy yo, Josy. ¿Ocurre algo?

—Sé que estás en tu día libre, pero ha llamado un chico, creo que está borracho, diciendo que solo hablará con Abby. Sé que tú no das tu nombre, pero no conozco a más Abbys, ¿sabes quién es? 

¿Henry? ¿Había recaído? ¿Qué hacía borracho? ¿Estaba en su casa? Si estaba en un bar al menos sabía que estaba rodeado de gente y no cometería ninguna locura y en caso de intentarlo habría alguien para detenerle. Sino, la cosas serían más complicadas. Un borracho con posibilidades de suicidio, una de las cosas más difíciles que había tenido que afrontar 

—¿Os a dicho como se llama? —Quise asegurarme. 

—Creo que se llama Henry, o algo así. —Era todo lo que necesitaba saber.

—Desvía la llamada a mi número de la esperanza.

—Vale, la estoy desviando. —Unos segundos después comenzó a sonar el teléfono, apareciendo en la pantalla un número oculto. Era la llamada de Henry. 

—Suerte, Abs. Hablamos luego. —Y colgó para que pudiera coger la otra llamada. No me había sacado de la cabeza a Henry, pero no deseaba volver a hablar con él en esas condiciones. Aunque no existían otras condiciones en las que pudiéramos hablar. 

—¿Abby? ¿Eres tú, campanilla? —dijo nada más descolgar, ansioso. 

—Hola, Henry —dije con calma. Suspiró al otro lado de la línea, pude escuchar un sollozo— ¿Estás bien?

 —¿Cómo iba a estarlo? Acabo de… perder el trabajo, ¡esos capullos me han despedido! —El sonido del cristal contra la madera hizo eco en la llamada.

—¿Quieres hablar de ello, Henry? Puedes desahogarte todo lo que quieras, estoy aquí para escucharte —le animé. Era una frase demasiado típica, pero había personas que necesitaban que se les hicieran las preguntas de forma directa y en muchas ocasiones lo típico era directo. 

—Llevaba años trabajando en esa tienda, ¿sabes cuantos días falté al trabajo? ¡Ni uno solo! ¡Ya podía estar diluviando, estar resfriado o siendo el fin del mundo! ¡Me presentaba allí a mi hora y encima metía más! ¿Y sabes que hicieron en cuanto tuvieron que recortar personal? —preguntó. No respondí, él necesitaba seguir hablando y a alguien que lo escuchara— ¡Yo me fui a la calle el primero! (rellena la copa, Max) ¡Se terminó mi contrato y me echaron a la calle! ¿Sabes como me miraban los nuevos? ¡Incluso escuché a alguien haciendo un chiste! (no me importa que ya esté borracho, el cliente siempre tiene la razón.)

—¿Y qué hiciste, Henry? —le insté a seguir. Ignorando que estaba metiendo más alcohol en su sistema. Lo resolvería en cuanto él estuviera más estable. Si no ponía un orden de prioridades no llegaríamos a ninguna parte. 

—¿Qué iba a hacer? Cogí mis cosas y me largué… ¿Abby? —me llamó. 

—¿Qué, Henry? 

—Estoy en… la… calle. —Un llanto descontrolado comenzó a escucharse. Henry estaba sufriendo, y por lo que creí que era empatía, a mí también me dolía. 

—¿No tienes a donde ir? 

—No... voy a….  poder… pagar…  el… alquiler —dijo entre hipidos en medio de un llanto desconsolado y con la voz rota— ¡Joder, Max. Relléname la maldita copa! —le gritó, a quien supuse que era el camarero. 

—Henry, escúchame —ordené, parecía estar perdido. Necesitaba que volviera a encontrar el camino, no iba a dejar que descalirrara de su vida.

—Te escucho. 

—No está todo perdido, tienes hasta fin de mes para encontrar un trabajo. Puedes conseguir un trabajo nuevo en ese tiempo. Estoy segura de ello, confío en ti. 

—Ni siquiera me conoces. Con esta solo es la segunda vez que hablamos. 

—No me importa. ¿Vas a hacer caso a lo que te diga? —insistí. No tenía un plan B en el caso de que su respuesta fuera un rotundo “No”

—Tal vez. —Con esa respuesta era suficiente. 



#7391 en Joven Adulto
#32037 en Novela romántica

En el texto hay: esperanza, romance, llamadas

Editado: 19.09.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.