Deyfras se transformó en el ave más rápida del mundo, un halcón peregrino. Esta ave tiene la espalda de color gris azulado y la parte inferior blanquecina con manchas oscuras, y su cabeza de color negro. Puede volar a tan sólo 100 kilómetros por hora, pero cuando llega el momento de cazar se lanza en picada a 320 kilómetros.
Extendió sus alas e inició el vuelo. Después de unas horas se posó encima de una estatua para descansar y respirar.
《No imaginé que estuviera tan lejos. ¿Paimon no podía vivir más cerca?》
Siguió volando hasta llegar a la mansión de Paimon. Una gran reja negra rodeada el lugar. Intentó cruzar, pero algo no se lo permitía, estaba protegido por magia.
Descendió hasta la puerta de la reja y tomó su verdadera forma, pero sin sus alas ni cuernos. Tocó el timbre y la reja se abrió al instante.
Caminó por el jardín y algo lo detuvo. Debajo de él había un gran sello que brilló y lo transportó a otro lugar.
《¿Dónde estoy?》
Continuó el camino sin tener otra opción. Gracias a sus reflejos pudo esquivar con agilidad una cantidad considerable de cuchillos que fueron lanzados por las paredes.
El vuelo lo había dejado agotado y estaba furioso por lo que sucedía. No estaba de humor y quería llegar ya.
Una puerta muy gruesa que se abría y cerraba rápidamente. Sino pasabas con velocidad en el momento justo quedarías aplastado. Deyfras lo pasó sin problemas.
《Esto no es lo que esperaba. Hay trampas por todos lados. Quiero terminar con esto de una vez》
Llegó hasta una puerta plateada, pero esta no se abría con nada.
《Ya estoy perdiendo la paciencia》
Pudo sentir como el suelo retumbaba a causa de unos pasos. Por el camino que había venido apareció un monstruo.
《¿Qué es esto?》
Una enorme y horrible criatura de color verde oscuro opaco estaba esperándolo. En su cabeza tenía cuatro ojos, dos pequeños y dos grandes. De su boca alargada salían dos leguas moradas y largas.
No era igual a ningún animal conocido. Por su aura Deyfras pudo percibir de donde venía ese monstruo.
—¿Qué hace un monstruo del abismo aquí? -pregunta para sí mismo ya que sabía que no obtendría respuesta alguna- Algo como tú no debería estar aquí, aunque no estoy seguro de "donde es aquí".
Deyfras obsevaba su alrededor, pero continuaba sin pistas de su ubicación actual.
El monstruo se le lanzó encima. Deyfras saltó con anticipación saliendo ileso.
—No tengo ánimos de jugar, pero sé que no me dejarás en paz. Tendré que deshacerme de ti.
Él sacó sus alas y sus cuernos. Estiró sus alas y voló. Aleteaba con fuerza creando intensas ráfagas de viento. La criatura sólo iba directo hasta él, con algo de dificultad.
—Eres horrible. Te haría un favor asesinándote.
Estaba tan distraído que no se fijó en la gran cola que lo golpeó por la espalda lanzándolo directo a la boca del monstruo que lo esperaba abierta.
—Tu cola no era tan grande antes -reclama él molesto.
Deyfras estiró sus manos y salieron unas esferas naranjas que fueron lanzadas explotando en la boca de la criatura que la cerró por el dolor.
Cuando Deyfras se acercó a su cara le dio un puñetazo mandándolo a volar hasta chocar con la puerta, pero esta no se rompió.
—Fuiste inteligente, cosa fea, pero esto terminará pronto.
El brazo de Deyfras fue envuelto por un niebla negra. La levantó y la bajó rápidamente enviando una línea oscura hacía el monstruo que fue cortado en dos junto con la puerta que no se habría antes.
—Monstruo muerto y puerta abierta, dos por uno.
Cruzó la puerta rota. Entró a una habitación en donde una larga y ancha escalera llegaba hasta arriba.
Seis demonios corpulentos estaban como una barrera en los primeros escalones y en la cima estaba un demonio que lo veía sonriendo.
—Bienvenido, Deyfras -lo saluda un demonio de cabello azul oscuro y ojos violeta con lila, que vestía un elegante y lujosa vestimenta gris.