El ascensor ascendía lentamente por el imponente edificio de cristal, llevándome hacia un destino incierto. Mis manos estaban sudorosas y mi corazón latía con fuerza, lleno de anticipación y nerviosismo. Había soñado con este momento desde que conseguí el trabajo en la prestigiosa empresa Ferrer Enterprises, pero nunca imaginé que mi primera reunión con el CEO sería tan... inusual. Mis amigas me habían informado de que el CEO no era cualquier hombre al que yo pudiera retar, pero debo admitir que la foto que vi me dejó con ganas de ver si alguna vez me deja probar su cuerpo.
Las puertas del ascensor se abrieron con un suave tintineo, revelando un vestíbulo deslumbrante iluminado por luces tenues. Mis tacones resonaron en el mármol pulido mientras avanzaba hacia la puerta de la oficina del señor Alejandro Ferrer, el hombre cuyo nombre resonaba en todos los rincones del mundo empresarial. Algunos dicen que es feroz en el sexo, pero ahora mismo necesito concentrarme en el trabajo para sostenerme.
Con un suspiro profundo, levanté la mano para golpear suavemente la puerta de roble oscuro. Antes de que pudiera hacerlo, la puerta se abrió lentamente, revelando a un hombre alto y apuesto, con unos ojos que parecían iluminar mis pupilas, con una expresión enigmática en sus oscuros ojos. Era él, Alejandro Ferrer, mi jefe.
—Valeria, ¿qué sorpresa verte aquí tan tarde? —dice Alejandro.
Mis pestañas aletean por un momento. Santo cielo, sabía mi nombre. ¿Cómo es posible que me llame por mi nombre?
Mis piernas están a punto de temblar cuando veo que sus cejas se levantan.
—Señor Ferrer, lo siento por la hora, me cambiaron el horario, pero necesitaba hablar con usted sobre el informe de ventas que presentamos hoy. Mi antiguo jefe me dejó eso como tarea, espero no le moleste que me adelante— suspiro, sintiendo mariposas en mi estómago, controlando mi respiración.
—No te preocupes por la hora. Entra, por favor. A todos les ha afectado el cambio de jefe, pero soy comprensivo —dice Alejandro mientras me observa de pies a cabeza.
—Gracias, señor. Solo quería asegurarme de que esté al tanto de todos los detalles antes de la reunión de mañana —le digo.
—Te lo agradezco, Valeria. Eres una empleada dedicada, ya me lo había informado el jefe anterior que se retiró. Lo bueno de ser el CEO de la empresa es que uno cuenta con varios jefes —me dice Alejandro.
—Es un honor trabajar para usted, señor Ferrer. Su visión y liderazgo son inspiradores para todos nosotros —digo mientras recuerdo lo que me habían contado sobre él.
—Me halagas, Valeria. Pero, por favor, llámame Alejandro cuando estemos a solas. No hay necesidad de tanta formalidad —me dice mientras se acerca a mi cuerpo de una manera extraña.
Está bien... Alejandro, por favor ¿Qué está haciendo? —le pregunto.
—Lo siento, Valeria. Creo que me emocioné al tener a una mujer tan luchadora y estudiosa como usted —me dice.
Una chispa de complicidad brilló en sus ojos mientras pronunciaba mi nombre. Me sentí atrapada por su mirada penetrante, una mezcla de intriga y deseo burbujeaba en mi interior. Nunca antes me había sentido tan cerca de alguien, y mucho menos de mi nuevo jefe.
—Entiendo, iré a mi oficina para hacerle los documentos que le tengo que presentar —le digo mientras me muerdo el labio inferior.
—Valeria, por cierto, hoy te vas muy tarde. Necesitamos hacer unas cosas, por lo que te necesitaré más horas. Prometo que te irás a medianoche, y mañana puedes venir tarde. No te preocupes —me dice.
—Está bien —le digo mientras mi cuerpo se eriza.
El reloj en la pared marca la medianoche, pero en ese momento, el tiempo parece detenerse mientras nos sumergimos en una conversación que trasciende lo profesional. En ese instante, no somos solo jefe y empleada, somos dos almas que se encuentran en la oscuridad de la noche, buscando algo más que simplemente trabajo.
Sus palabras resuenan en mi mente mientras nos sumergimos en un mundo de secretos y promesas. No tengo idea de lo que el futuro nos depara, pero una cosa es segura: este encuentro nocturno en la Torre de Cristal marcará el comienzo de una aventura que cambiará mi vida para siempre. Además, nunca había sentido estas mariposas en mi estómago, así que esto es nuevo.
Me concentro tanto en los pendientes que tenemos que me olvido del reloj. Me encuentro en mi escritorio a punto de cerrar mis gavetas.
—Valeria, no te vayas aún. Me alegra que hayamos podido terminar los pendientes y avanzar, pero no puedo evitar decirte que hay algo en ti que me intriga. Eres diferente a los demás.
Alzo mi mirada, mi cuerpo se tensa, mi mente vuela. ¿Qué demonios estoy pensando? Estoy imaginando algo que no debería imaginar.
—¿Diferente, señor Alejandro? ¿A qué se refiere? —me muerdo el labio por accidente.
—Me refiero a tu determinación, tu inteligencia... y esa chispa en tus ojos que revela una pasión oculta. Parece que guardas más secretos de los que muestras —mi respiración se detiene al escuchar esas palabras.
—No sé a qué se refiere, Alejandro. Soy solo una empleada tratando de hacer mi trabajo lo mejor posible —sonrío nerviosa.
—No lo creo. Hay algo en ti que va más allá de las responsabilidades laborales. ¿Qué es lo que realmente quieres, Valeria? —me dice Alejandro.
—Yo... yo quiero... éxito, supongo. Y reconocimiento por mi trabajo, también dinero —añado titubeando.
—Desde que me viste por primera vez, señorita Valeria, has estado nerviosa conmigo. Pero hay algo más, ¿no es así? Algo que no has admitido ni siquiera para ti misma —me dice Alejandro con una son risa enigmática.
—No lo sé. Tal vez... tal vez haya más en la vida que solo trabajo —Alejandro me mira con una sonrisa enigmática.
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Editado: 14.06.2024