Puedo sentir el aire en mi cuerpo y como mis alas luchan por volar pero el aire las sofoca, puedo sentir como mi poder disminuye y caigo en el vacío dejando atrás todo lo que amo: mi familia, mis amigos, mi hogar y a mi amado Steve.
Todo por una buena causa: salvar a mi hermano, mi sangre.
El grande error que cometió Milton al no despojarme de mis alas es que seguiría siendo un ángel sanador y aún tendría mi poder de sanar; también mis alas seguirían funcionando.
Pero con el tiempo mis alas se pudrirían, las plumas se caerían y cada cerda se desintegraría, quedando solamente los huesos de éstas y tendría que arrancarlas yo misma dejando dos dolorosos recuerdos en forma de cicatrice... eso era lo que quería Milton. Verme sufrir por retar su autoridad.
Mi piel desnuda iba siendo rasgada por los árboles que se interponían en mi caída y sin previo aviso me estampé en seco contra el frío suelo de los mortales. Mi cara golpeo primero, y después le siguió mi cuerpo, mis alas lo tapaban y mi cabello caía en mi cara de forma desordenada.
Apoyé mis manos contra el suelo y me impulsé con los brazos para poder mirar a mí alrededor.
Era un bosque y por su puesto Milton se había encargado de que ningún mortal viera mi caída.
Me puse en pie y ahogué un grito de dolor, la molestia venía de mi espalda. Miré detrás mío y pude divisar mi ala doblada por caer en ella (supuse). La toqué con delicadeza y gruñí por el dolor que me causó mi acto.
Cerré los ojos y concentré mi poder en mis manos, después todo en mi ala y ésta se vuelve a extender sin ningún rastro de que fue lastimada y sonreí un poco al ver que mi poder funcionaba aún.
Extendí completamente mis alas y me flexioné para tomar impulso. Salté y revoloteé dando una vuelta en mí misma y extendiendo mis alas apreciando que aún pueden volar, sonreí y vi que una pluma cayó de mis alas.
Mi sonrisa se borró en un instante y caí en picada llevando conmigo la blanca pluma de mis alas. Aterricé en el suelo suavemente con mis piernas cruzadas y mi pluma presionando mi pecho, fue ahí cuando me di cuenta de que estaba completamente desnuda.
Vi a mí alrededor y a lo lejos escuché un grito horrible de dolor. Caminé cuidadosamente hasta el lugar para no llamar la atención de un mortal y veo de dónde provenía el grito, observé a una mujer con el brazo desgarrado y chorreando sangre con un hombre a su lado que la tomaba con delicadeza. Me recordó a Steve y estaba dispuesta, por la melancolía, a irme cuando en mi visión también apareció un feroz oso que se aproximaba a ellos. En un instinto, despegué mis alas y volé hasta el oso, derribando al gran animal y desgarrando su pelaje para hacer un buen uso de una muerte.
Llevándome su piel hice una vestimenta sencilla, después curé al animal y se va corriendo. Me acerqué de nuevo a la pareja mortal y les sonreí, ellos me miraron asombrados y sus vistas se corrieron a mis alas.
— Hola. — saludé poniéndome en cuclillas, me dio miedo que pudieran salir corriendo o me quisieran hacer daño, observé el brazo de la mujer. — ¿Puedo? — señalé su brazo desangrado y lo tomé con delicadeza.
Cerré mis ojos y concentré mi poder. La miré con advertencia y le sonreí, puse un dedo en sus heridas. Después de unos segundos sus heridas desaparecieron y los dos mortales se quedaron asombrados viendo las inexistentes heridas. Son mucho más grandes que yo en edad, se les nota. La mujer me miró asombrada y yo también la miré pero no de la misma manera.
— Gracias. — dijo la mujer y vio mis alas. — ¿Eres un ángel? — preguntó y se puso de pie junto con el hombre que me veía igual.
— Lo era. — confesé y agaché mi mirada.
— Lo... lamento. — se disculpó la mujer.
— No importa. — le sonreí.
— Pero... ¿si existen?
— ¿Qué? — pregunté.
— Los ángeles. ¿Existen?
— Solo hay que tener fe. — le guiñé un ojo y estaba dispuesta a volver a volar.
— ¿Eres un caído? — preguntó el hombre y mi cuerpo se tensó.
— ¿Cómo saben de...?. — pregunté.
— Porque Elián también lo es. — señaló la mujer.
Miré al hombre que antes creía que era mortal y él se voltea dejando al descubierto su espalda, pude ver sus horrorosas cicatrices que una vez fueron unas hermosas alas. Me quedé impactada observando cada detalle de sus anteriores alas. La pareja me mira con tristeza y se acercan un poco a mí.