Emma
Abre esa habitación.
Mi otra yo abrió la habitación siguiendo lo que le decía, era muy bueno que hubiera aceptado el trato, de otra manera hubiera corrido a decírselo a Baruck, pero no lo hizo, era buena señal.
— Entonces... ¿Este era tu cuerpo antes? — preguntó mientras observaba toda la habitación con detalle y abría y cerraba cajones.
Sí, era mi cuerpo.
— ¿Y por qué ahora somos dos personas en un cuerpo? — preguntó.
Ya te lo dije, Baruck experimentaba conmigo... Eh, nosotras, y la última infusión haría que yo no existiera nunca más... En realidad yo tampoco sé que pasó, pero sigo viva y eso es lo que importa.
— Sí. — dijo pensando. — ¿Conoces a ese chico... Jared? — dijo avanzando al armario, al lado tenía un espejo de cuerpo completo.
Era mi novio.
Me puse decaída de repente, había dicho "era", no "es", hablaba como si ya no tuviera remedio.
— Ya veo... — dijo cerrando el armario y viéndose en el espejo de cuerpo completo, se quedó observando un momento el espejo.
Ladeó la cabeza y acercó su dedo para tocarlo, cuando su dedo hizo contacto con el espejo su figura desapareció, ella se sobresaltó y quitó su dedo. En el espejo había aparecido mi figura, mi verdadero yo, mi cuerpo, mi cara, mi piel y la expresión que tenía en ese momento.
¿Qué fue eso?
— Yo... Sólo toqué el espejo y una figura apareció de repente. — dijo alarmada. — Será mejor que salgamos.
¡No! Espera... Vuelve a hacerlo.
Ella miró el espejo insegura y se acercó tragando saliva. Tocó de nuevo el espejo y lo dejó ahí, sin moverse. Mi yo de verdad apareció, con su misma ropa pero con mi personalidad.
— ¿Pero qué? — dijo ella confundida. — Soy yo con otra textura... — dijo moviendo la cabeza, pero mi yo de verdad no la movió.
— En realidad, esa soy yo... — dije y ésta vez mi voz si se oyó no sólo en el pensamiento de mi otra yo, sino que se escuchaba con claridad, y mis expresiones también se reflejaban en el espejo... Es como si estuviera en carne y hueso y no sólo en pensamiento.
— ¿Pero qué demonios? — se asustó mi otra yo. — ¿Qué mierda está pasando?
— No lo sé. — le dije viendo la habitación por medio del espejo, porque ya no estaba en su mente, estaba en el espejo. — Pero no quites el dedo aún.
— Eh... Claro. — dijo viendo todas mis facciones y yo sólo veía alrededor de nosotras buscando algo sospechoso. — Wow, eres hermosa.
— ¡Ahí! — le dije señalando un pedazo de piso que no encajaba bien. — Vamos.
Ella dejó de tocar el espejo y volví a su pensamiento. Corrió al pedazo de piso y lo jaló con todas sus fuerzas, cuando éste cedió pude ver una cosa brillante, era algo así como una gema verde, pero estaba rota, era sólo un trozo.
— ¿Qué es esto, Emma? — se preguntó a sí misma.
No lo sé, pero si es sólo una pieza tenemos que encontrar las otras... La pregunta es, ¿para qué son?
— ¿Y de qué nos sirve? — preguntó guardando la pieza en uno de sus bolsillos.
Es la razón por la que quiero encontrar las otras piezas, quiero ver qué es y para qué funciona. Sigamos buscando, tal vez estén regadas en todo el castillo.
— ¿Crees que Baruck las haya puesto a propósito? — cerró la puerta y pasó a la habitación de enfrente.
No lo sé, pero si lo hizo puedes preguntarle después de que tengamos todas las piezas.
— De acuerdo, no soy muy buena buscando pistas así que... No esperes mucho de mí. — se acercó a un espejo y lo tocó reflejándome de nuevo.
— No es necesario, no puedes ver más allá de las cosas porque Baruck no te deja. — divisé un papel arriba del ropero. — Yo buscaré las pistas. — señalé con mi barbilla el ropero y ella dejó de tocar el espejo para ir a revisar.
— De acuerdo... — ella alcanzó el papel que yo había visto antes y lo puso sobre el tocador de madera. — ¿Qué es esto?
Lo desenrolló y lo extendió en toda la mesa, en el papel habían dibujos, era una espada a la que le faltaba una parte en su centro del mango, al lado de la espada se encontraba una letra E hecho del mismo material que la gema que habíamos encontrado, más al fondo del papel se veía un árbol genealógico, pero todo estaba borrado, como si lo hubieran rasgado. La espada tenía cosas escritas en latín al igual que la mía, en su lado había una foto, pero las caras estaban borrosas. Al otro lado del papel había un largo escrito.
La espada no brillará,
Pues una pieza faltará,
La vida de uno podrás quitar,
Más sin embargo puedes fallar.