1. El despertar
GRACE
El sol se filtraba a través de las cortinas de mi habitación, pintando el espacio con tonos dorados y cálidos. Me desperté con un suspiro, estirándome perezosamente antes de sentarme en la cama. Mis dedos se deslizaron por el flequillo que caía sobre mi frente mientras contemplaba el día que tenía por delante.
"Buenos días, ciudadana Grace", resonó la voz suave del Anunciador desde el altavoz en la esquina de la habitación. Una sonrisa automática se formó en mis labios mientras me levantaba y me preparaba para enfrentar otro día en la rutina preestablecida por el gobierno.
Mientras caminaba por las calles ordenadas de la ciudad hacia mi destino, me encontré con mi mejor amigo, Liam, quien me esperaba en la esquina de la calle con una sonrisa radiante.
—¡Hola, Grace!— exclamó, saludándome con entusiasmo. Sin embargo, pude ver la sombra de la duda en sus ojos, una señal de que algo estaba molestando a mi amigo.
—¿Todo bien, Liam?— pregunté, notando la ligera tensión en su voz.
Él asintió con una sonrisa forzada. —Sí, solo un poco cansado, supongo. ¿Lista para otro día de perfección?
Sus palabras me hicieron reflexionar. Habíamos crecido juntos, compartiendo risas y confidencias desde la infancia. Con el tiempo, nuestra amistad se había convertido en un vínculo sólido que parecía resistir cualquier obstáculo. Pero últimamente, algo parecía estar cambiando entre nosotros.
En medio de las calles bulliciosas de la ciudad, una sensación de inquietud se apoderó de mí. Noté que Liam y yo no éramos los únicos que luchábamos con emociones inexplicables. Al observar a los demás ciudadanos a nuestro alrededor, vi destellos de duda y tristeza ocultos tras máscaras de conformidad.
Me detuve abruptamente, sorprendida por la intensidad de la emoción que me embargaba. ¿Cómo podía ser posible que tantos de nosotros estuviéramos en medio de la misma lucha? Una semilla de duda comenzó a germinar en mi mente, desafiando las verdades que nos habían sido impuestas desde que éramos niños.
Miré a Liam, buscando respuestas en sus ojos. Sabía que juntos éramos más fuertes, y que si queríamos descubrir la verdad detrás de nuestras emociones manipuladas, tendríamos que hacerlo juntos.
Finalmente, recordé la última pregunta que me había hecho, no quería restarle importancia a su interés:
—Estoy lista. —Tomé su mano con suavidad.
Una vez que llegamos al instituto, no fuimos recibidos por una gran multitud que nos esperaba, esa no era nuestra naturaleza. A pesar de llevar una vida increíble, no buscábamos encajar entre las multitudes. Éramos perfectamente distintos e irrelevantes.
Mientras avanzábamos por los pasillos de nuestra institución, una figura solitaria llamó mi atención. Era una chica con el cabello corto y rebelde, sus ojos azules brillaban con una intensidad que contrastaba con la monotonía que nos rodeaba. Parecía estar absorta en sus pensamientos, ajena al bullicio de los demás estudiantes.
—Liam, ¿has visto a esa chica antes?—murmuré, inclinándome hacia mi amigo mientras señalaba discretamente hacia la misteriosa figura.
El chico frunció el ceño, siguiendo mi mirada hacia la chica solitaria. —No, no creo— respondió en voz baja. —Pero algo en ella parece... diferente.
Intrigada, me acerqué a la chica con determinación, decidida a descubrir quién era y qué la hacía destacar entre la multitud. Con paso seguro, me detuve frente a ella y le ofrecí una sonrisa amistosa.
“Grace, ¿no puedes ser un poco más discreta?” casi pude escuchar a mi voz interior demandando atención. Pero, soy una chica que ignora a su conciencia la mayor parte del tiempo.
—¿Hola?— dije con un tono suave, esperando captar su atención.
La chica levantó la mirada sorprendida, como si hubiera sido arrancada de sus pensamientos más profundos. Sus ojos se encontraron con los míos, y por un momento, pareció evaluar si debía confiar en mí o no.
“¿Ves? Algo no está bien con ella.”
Cierto, ella era peculiar. Y eso la hacía más interesante a mi vista.
—Hola. —escuché su voz finalmente, era suave pero llena de determinación.
“Está siendo cortante.”
Otra vez ignoré a mi yo interior, porque por algún motivo sentía que la Grace sensata era tan amable que estaba tentada por la chica misteriosa.
—Soy Grace. — me presenté, extendiendo mi mano en un gesto de amistad.
Casi de inmediato pude sentir un ligero tirón al suéter de mi uniforme. Claramente era Liam, quien estaba detrás mío, rogando por que le diera fin a mi momento sociable.
—Eva— dijo ella, estrechando mi mano con firmeza. —Encantada de conocerte, Grace.
La conversación fue breve pero significativa por algún motivo desconocido, y mientras nos separamos para ir a nuestras clases, una sensación de intriga se apoderó de mí. Había algo en Eva que me hacía cuestionar todo lo que había visto en el instituto hasta el momento.
La campana sonó, rompiendo la atmósfera cargada de curiosidad que había envuelto nuestro encuentro. Liam y yo intercambiamos una mirada antes de dirigirnos hacia nuestras respectivas aulas. Durante toda la mañana, no pude sacar a Eva de mi cabeza. ¿Qué era lo que la hacía tan diferente? ¿Y por qué sentía que nuestra breve conversación había despertado algo dentro de mí que había permanecido latente durante mucho tiempo?
Después de las clases, me reuní con Liam en el patio del instituto. Su presencia siempre me reconfortaba, pero esta vez, incluso él notó mi distracción.
—¿Pasa algo, Grace?
—Es Eva. — admití, sintiendo que necesitaba compartir mis pensamientos con alguien cercano. —No puedo dejar de pensar en ella. ¿No te parece extraña?
Liam asintió, su ceño fruncido reflejando mi propia confusión. —Sí, es como si... no encajara del todo aquí.