-Diana quiero asegurarte que nunca estarás sola. Siempre estaré para vos porque tu eres mi vida entera y mi amor por ti no se acabará jamás.
Diana
Nos besamos apasionadamente, siento todo su amor y yo le doy él mío. Sin decir nada me despoja de mi ropa y el hace lo mismo luego de recostarme en el sillón.
-Hermosa esposa le voy a hacer el amor en este momento, quiero que sientas todo lo que tu me haces sentir a mi.
Mi respuesta es un beso que le dice que ahora sólo necesito ser amada. Se coloca sobre mi para mirarme directo a los ojos, puedo ver en los suyos ese amor incondicional que espere toda mi vida. Me besa todo el cuello, baja por mi pecho dejando un camino de besos y mordisquitos. Juega con mis pezones tomandolos con sus largos dedos, luego los chupa y siento como los roza con sus dientes. El placer comienza a recorrer mi cuerpo. Desciende por mi vientre hasta la unión de mis piernas, sopla sobre ella, me abre las piernas para poder acceder con su lengua sobre mi clítoris y comienza a trazar círculos. Cuando me penetra con su dedo ya soy todo placer, mi cuerpo se arquea cuando el orgasmo me colma.
-Ahora voy entrar en ti muy lento para poder disfrutarte más. Te amo hermosa.
Paul
La penetró despacio, quiero sentir su ternura interior. Voy entrando y saliendo muy lento, es una sensación increíble. Ella se aferra a mi brazos, no dejó de besarla. Poco a poco voy aumentando la velocidad de mis embistes. Cuando siento que no falta mucho para que llegue, sin romper nuestra unión, me siento sobre los talones y la atraigo hacia mi. Ahora es ella que lleva el ritmo, se nota que necesitaba tanto como yo esta conexión tan especial que tenemos. El orgasmo nos arrasa a los dos, terminamos abrazados y con lágrimas. Solo la abrazo no tengo que preguntarle porque son, se que son de felicidad al igual que las mías. De repente rodea mi rostro con sus manos y me mira directo a los ojos, me habla con la voz temblorosa por el llanto contenido.
-Muchas gracias amor por estar siempre a mi lado. Tu siempre estas sosteniéndome cuando estoy por caer, me das la fuerza que necesito para seguir adelante. Esta vida no me alcanzará para agradecer el haberte encontrado. En este momento me siento la mujer con más suerte del mundo por tenerte en mi vida. Te amo Paul.
-Preciosa no tienes nada que agradecer, la suerte es mía por haberte conocido. Nunca hubiese encontrado el amor si no hubieses entrado en mi vida para sacarme de mi encierro. No tendría la hermosa familia que tengo ahora. Diana te has convertido en parte de mi alma y si no te tuviera no podría vivir. Más allá de todo te amaré por siempre.
Paul
Luego volvimos a hacer el amor, de forma dulce y tierna como nunca lo habíamos hecho. Ese fue el comienzo de la recuperación de Diana, poco a poco se sintió mejor, volvió a ser la mujer feliz y activa de siempre. Cuando Maxwell cumplió tres meses volvió a su trabajo, mi madre nos ayudaba a cuidarlo, aunque algunos días me quedo yo y voy a la empresa cuando ella vuelve. Nuestra vida parece haber tomado el rumbo que tanto queríamos y por fin somos muy felices.
-Hola amor, estoy en la cocina preparando la cena.
Me acerco a ella y la abrazo por la espalda.
-Hola mi bella esposa, sabes hoy te extrañe.
-Yo también amor. Pero ya estas en casa. Cómo fue tu día?
-Tranquilo, hicimos unas cuantas cosas con mi padre. Me gusta mucho trabajar junto a él. Cómo te fue a ti en el hospital?
-Bien, vinieron todos mis pacientes. Siempre me preguntan por mi hijo, eso me agrada mucho. Aunque hoy me llamó el director para contarme algunas novedades.
-Cuéntame qué novedades te contó.
-Varias, pero la más importante es que llegará otro terapista como yo. El director me ofreció la posibilidad de trabajar tres veces a la semana, así poder estar más tiempo con mi hijo.
-Que bueno amor, vas a poder estar más tranquila y pasar más tiempo con nuestro hijo. Estas conforme con esa proposición.
-Me costó un poco decir que si, más que nada por mis pacientes, pero por otro lado poder estar más con nuestro hijo me hizo aceptar de inmediato.
-Te dijeron quien será la nueva terapista.
-Me dijo que mañana me la presentarán, ni bien la conozca te cuento como es. Ahora ve a lavarme las manos que ya está la cena.
-Muy bien amor. Paso por la habitación de nuestro hijo para verlo y me lavo las manos.
Al día siguiente
-Hola Naz. Cómo estás?
-Hola Diana. Bien y vos?
-Bien, empezando este día de trabajo.
-Cómo anda mi ahijado, te deja dormir o te tiene en vela.
Editado: 05.06.2019