Jenna
Tener a mi esposo a mi lado me tenía con demasiado estrés. No se separó de mi lado, en lo que fue el resto de la noche. Pero algo que pude identificar es su proximidad, se la pasó con su mano en mi cintura, apretándome contra su cuerpo, en especial si había algún hombre cerca mirándome. Dejaba claro su territorio.
―Bella― El señor Duncan, besa mi mano. Siento como Jasón se tensiona y me aprieta más hacia su cuerpo.
―Buenas noches, señor Duncan, espero que la velada haya sido de su agrado― El señor Duncan mira a mi esposo sin expresión.
― ¿Este caballero que la acompaña? ― Antes que pueda contestar, Jasón ya lo ha hecho.
―Soy su esposo― Jasón extiende su mano y el señor Duncan la recibe, pero logro ver la guerra de miradas que se hacen estos dos, antes que se salga de control intervengo.
―Si señor Duncan, mi esposo ha decidido acompañarme― Jasón de nuevo pasa su mano por mi cintura y me pega más a él.
―Yo de usted jamás dejaría una mujer tan hermosa, sola, señor Payne―
―No se preocupe, señor Duncan, de ahora en adelante me dedicaré a mi esposa― El ambiente cada vez es más intenso, no entiendo el comportamiento de ambos hombres, es como si pelearan por un pedazo de carne.
―Bueno, señores, me retiro. Gracias señor Duncan por su donación, su aporte ayudó mucho para que podamos culminar con el trabajo del hospital― El señor Duncan me observa y sonríe.
―Me alegra haber podido ser de ayuda, sabes bella que me gusta la labor que haces― Su tono provoca escalofríos en mi cuerpo y tensión en el cuerpo de Jasón. Antes que pueda responder, mi querido esposo me ha tomado y me ha sacado a toda prisa del salón. Si no fuera porque él me tiene de la cintura más de una vez hubiera caído.
― ¿Se puede saber qué es lo que te pasa? ― Le digo soltándome de su mano para entrar a la limusina que nos espera.
―Vaya trabajo que haces― Me habla con sarcasmo.
― ¿Disculpa? ― Jasón cierra los ojos apretándolos con fuerza.
―Mira, sabes que, dejémoslo así― Mira hacia el otro lado de la ventana ignorándome. Me siento tan cansada que no le digo nada y recuesto mi cabeza al mueble quedándome dormida. Siento que me cargan, me aferro más a su cuerpo, escondiendo mi rostro en su cuello, aspirando su aroma. Siento que estoy soñando, solo espero no despertar.
Jason
No tardó mucho en quedarse dormida en la limusina. Empecé a observar su rostro, sus labios que estaban entre abiertos. Me pregunto cómo se sentirá besarla. De inmediato sacudo mi cabeza y trato de pensar en todo lo que se me viene encima.
Llegamos a mi ático, que dentro de poco tiempo tendré que venderlo. Suspiro y tomo a mi esposa en mis brazos. Cuando vamos en el ascensor ella se aferra más a mi cuerpo haciendo que yo también la apriete más a mi cuerpo aspirando su aroma.
La dejó en la que era su antigua habitación, quitó sus zapatos y la tapó. La observo por unos instantes para después irme a la mía. Tomo una ducha, pero nada hace que mi cuerpo se relaje, mañana le diré a Jenna que es libre. No es necesario arrastrarla a mi lado.
Jenna
Me siento desorientada. Empiezo a ver a mi alrededor y me doy cuenta de que no estoy en mi cuarto, sino el que perteneció hace unos meses. Suspiro y salgo directo al baño. Después de hacer mis necesidades, un delicioso baño voy donde está mi antiguo ropero y me doy cuenta de que nada ha cambiado, todo sigue intacto como lo deja.
A pesar de que ya me queda grande la ropa, pude encontrar unos shorts y una blusa que me quedaba chica de cuando era gorda. Bajo las escaleras y veo que no hay nadie. Sigo directo al estudio de mi esposo, esperando poder hablar de una vez por toda, necesitaba saber por qué me había ido a buscar.
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Editado: 06.09.2024