Leo y Antonio continuaban adaptándose a la presencia de Isabella en sus vidas y en su oficina. Aunque no era fácil, la convivencia con la joven cantante estaba empezando a ser más llevadera. Sin embargo, todo cambiaría con la llegada de un nuevo personaje, alguien que traería caos y tensión a sus vidas.
Antonio: (mirando su reloj) Isabella, ¿puedes venir un momento a la oficina? Necesitamos discutir algunos detalles sobre tu contrato.
Isabella, que estaba revisando sus redes sociales en el sofá, se levantó con un suspiro exagerado.
Isabella: (resoplando) ¡Claro! ¿Qué hay que discutir ahora?
Leo: Queremos asegurarnos de que todo esté en orden. Además, hemos conseguido una oportunidad para que cantes en un evento local. Puede ser bueno para tu carrera.
Los ojos de Isabella brillaron con interés, pero antes de que pudiera responder, la puerta de la oficina se abrió de golpe. Un hombre alto y bien vestido entró sin pedir permiso, con una sonrisa arrogante en su rostro. Llevaba un traje caro y su actitud exudaba confianza y superioridad.
???: (con una voz profunda y condescendiente) Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? Dos perdedores y una estrella en decadencia.
Leo y Antonio se miraron, sorprendidos por la intrusión. Isabella, por otro lado, parecía haberse quedado paralizada, su rostro palideciendo al instante.
Leo: (intentando mantener la compostura) ¿Quién eres tú? ¿Y qué haces aquí?
El hombre se rió, una risa que sonaba más a burla que a diversión.
???: (mirando a Leo y Antonio con desdén) Soy Marco Velasco, el nuevo inversor de esta empresa. Vine a ver en qué basura estoy invirtiendo.
Antonio frunció el ceño, claramente irritado por la actitud de Marco.
Antonio: (con tono firme) No necesitamos inversores que entren aquí sin respeto. Si quieres hablar de negocios, hazlo de forma profesional.
Marco ignoró a Antonio y se dirigió directamente a Isabella, que seguía paralizada de miedo.
Marco: (con una sonrisa maliciosa) Isabella, querida, ¿cómo estás? ¿Sigues intentando resucitar tu carrera?
Isabella no respondió, su mirada fija en el suelo. Marco se acercó más, disfrutando visiblemente de su reacción.
Marco: (burlón) Oh, ¿qué pasa? ¿El gran talento de Isabella se quedó sin palabras?
Leo, viendo la situación, decidió intervenir.
Leo: (molesto) Deja de molestarla. Si tienes algo que discutir, discútelo con nosotros.
Marco se volvió hacia Leo, la sonrisa aún en su rostro.
Marco: (con frialdad) Cuidado, niño. No sabes con quién estás hablando. Estoy aquí para asegurarme de que esta inversión no sea un desperdicio. Y por lo que veo, ya he hecho un gran error.
Antonio dio un paso adelante, la ira visible en su rostro.
Antonio: (enojado) Si piensas que puedes venir aquí y humillarnos, estás equivocado. Esta es nuestra empresa y no permitiremos que alguien como tú nos falte el respeto.
Marco lo miró con una mezcla de desprecio y diversión.
Marco: (sarcasmo) Oh, ¿es eso así? Bueno, entonces demuéstrenlo. Quiero ver qué pueden hacer ustedes dos, porque hasta ahora, solo veo a un par de inútiles.
Isabella finalmente levantó la mirada, pero su rostro estaba marcado por el miedo. Antonio, notando su estado, intentó calmarla.
Antonio: (suavemente) Isabella, está bien. No tienes que decir nada.
Pero Marco no estaba dispuesto a dejarla en paz.
Marco: (burlón) Vamos, Isabella. Cuéntales por qué estás tan asustada. Cuéntales lo que pasó la última vez que nos vimos.
Isabella apretó los labios, sin decir una palabra. Leo, viendo la angustia en su rostro, decidió intervenir de nuevo.
Leo: (firmemente) Marco, ya basta. Si tienes algún problema, discútelo con nosotros. Pero deja a Isabella fuera de esto.
Marco lo miró, su sonrisa desapareciendo lentamente.
Marco: (con frialdad) Muy bien. Pero esto no ha terminado. Volveré para asegurarme de que esta empresa no se hunda más de lo que ya está.
Con esas palabras, Marco se dio la vuelta y salió de la oficina, dejando a Leo, Antonio e Isabella en un silencio tenso. Isabella se dejó caer en una silla, temblando visiblemente.
Antonio: (preocupado) Isabella, ¿estás bien?
Isabella asintió débilmente, pero no dijo nada. Leo y Antonio intercambiaron una mirada preocupada, sabiendo que había algo más detrás de la relación entre Isabella y Marco.
Durante las siguientes semanas, Marco se convirtió en una presencia constante y desagradable en la vida de Leo y Antonio. Cada vez que venía a la oficina, hacía todo lo posible por humillar y menospreciar sus esfuerzos. Y aunque no lograba obtener una reacción verbal de Isabella, su presencia afectaba visiblemente a la joven cantante.