En busca de mi destino

Cap. 2

El sol golpea mi rostro con fuerza a través de la ventanilla del taxi, abro los ojos lentamente para observar el paisaje, todo es tan verde, y se me ocurre la gran idea de bajar la ventanilla para sentir el aire en mi rostro. 
Seguro el oxígeno aquí es puro, sin contaminación alguna. 
Mi pelo sale volando hacia atrás y al hacer contacto con el sol, logro apreciar el negro carbón de mi pelo, tan oscuro que no destella ningún otro color. 
Después de un largo recorrido por la carretera ingresamos en una calle llena de casas, y así vamos pasando varias calles hasta llegar a una casa de dos pisos, pintada totalmente de blanco y que da la impresión de ser recién construida, pero no, mi tía recientemente se la compró a una familia que actualmente vive en otra ciudad muy lejana a esta, la familia al parecer, se alegró de poder vender el lugar. 
El lugar es hermoso, la entrada esta rodeada de flores de todos los colores, hay un enorme árbol que se encuentra junto a la casa y de alguna forma destaca por su tamaño. 
-Naylen, ya llegamos –anuncia mi tía bajándose del taxi muy feliz, al parecer. 
-Wow, tía, esta casa te debe haber costado un dineral. 
-Jajaja, no cariño, de hecho me la vendieron muy barato –afirma observando al frente mientras avanzábamos a nuestra nueva casa. 
-¿A qué hora llegarán nuestras pertenencias? 
-Como a las tres, mientras tanto deberíamos recorrer el lugar –sugiere entrando a la casa. 
Ya ha pasado más de un mes desde que estamos aquí y debo admitir que no pensé que sería tan fácil convivir con mi tía como lo ha sido, si es que se pueden decir ´´convivir´´ a esto, se la ha pasado fuera todos los días por culpa de su nuevo trabajo en el hospital ya que es doctora y al parecer en este lugar suelen ver muchos accidentes. 
-Tía, creo que deberías descansar un poco, llevamos casi un mes aquí y ya tienes unas terribles ojeras –sugerí hace una semana en el desayuno. 
-Lo sé, cariño, sé que me veo terrible, lo siento pero es que tengo mucho trabajo en el hospital –afirmó muy cansada sirviéndose más café. 
Me la he pasado muy aburrida en este lugar, no puedo creer que llegue a aburrirme de dormir y manejar el celular, de hecho lo deje de lado, ahora me gusta salir al patio trasero a ver el inmenso bosque, me da mucha curiosidad saber que pasaría si entro hay, ¿saldría viva? ¿me perdería? Nunca lo sabremos… 
Lo bueno de este día en particular es que asistiré a un nuevo colegio, conoceré nuevas personas y quien sabe, quizá hasta haga amigos. 
Me levanto de la cama más animada por ese pensamiento y sonrío –hoy quizá sea un gran día- voy directo a elegir que me pondré hoy; termino eligiendo mis jeans negros y mi blusa azul, después de media hora ya estoy casi lista, me decido por un maquillaje ligero y como siempre manejo mi pelo suelto, el cual cae hasta abajo, muy cerca de mis rodillas, es algo cómico pues en mi anterior colegio solían llamarme ´´rapunzel´´. 
-Buenos días –saluda mi tía al verme entrar en la cocina-. ¿Estás emocionada por ir a tu nuevo colegio? Cariño –pregunta con su tono cariñoso de siempre. 
-Sí, un poco –miento evadiendo su mirada cariñosa- ¿hoy me llevaras? ¿verdad? –le pregunto dudosa pues se asusta al ver la hora en el reloj. 
-Sí, pero apúrate, cariño, tengo que ir al hospital –dice apurada y sale corriendo para luego subir escaleras arriba. 
Yo por mi parte la imito para finalmente salir de la casa y hay me encuentro con su coche, ella ya está sentada adentro y me hace señas para que me apure. 
Llegamos a la puerta de entrada y bajo del coche. 
-Nos vemos en casa más tarde -se despide mi tía a la vez que pisa el acelerador y se aleja. 
Yo por mi parte me dispongo a entrar a mi nuevo colegio, al entrar veo el mapa del colegio en la puerta y localizo la dirección para ir a recoger mi nuevo horario. Después de perderme como tres veces llego al lugar y toco la puerta hasta que me abren y veo ahí a un señor bajito, con la cabeza semi calva, el cual tiene un rostro amable.  
-Buenos días, ¿qué tal? ¿qué se te ofrece? 
-Buenos días, mi nombre es Naylen Wilson y me dijeron que venga a recoger mi horario hoy por la mañana, como soy nueva me pidieron que venga el primer día de clases –le explico con toda la educación que poseo. 
-Ahh, señorita Naylen, sí, claro, pase – me pide y entro en la pequeña oficina. 
El señor se acerca a su escritorio y saca de uno de los cajones un pequeño montón de papeles, busca uno en particular y me lo entrega verificando la información y de la nada se sorprende y me mira perplejo. 
-¿Su segundo apellido es ´´Gutierrez´´? –pregunta indeciso mirándome directo a los ojos. 
-Sí –respondo dudosa. 
-Sí, claro, como no me di cuenta –dice como si fuera algo obvio y me sonríe nuevamente. 
Al salir me fijo en mi horario y noto que faltan solo diez minutos para mi primera clase, por lo cual salgo disparada fijándome en mi pequeño mapa. 
Llego al salón dos minutos antes y entro toda nerviosa, busco donde sentarme con la vista, ignorando las miradas curiosas sobre mí. Veo solo un lugar disponible adelante, en una mesa cerca de la pared, ahí se encuentra una chica de pelo azulado, y decido acercarme. 
-Hola –comienzo saludándola y le sonrío para verme lo más amable posible mientras que ella solo me mira sorprendida-. ¿Puedo sentarme aquí o está ocupado? 
-S… sí –tartamudea mirando a otro lado-. ¿Eres nueva en el pueblo? –me pregunta después de unos segundos ya más animada. 
-Sí –le respondo igualmente animada-. Me mude recientemente aquí con mi tía –respondo intentando ocultar mi nerviosismo. 
-Wow, yo también, bueno llevo aquí ya un año –me explica sonriendo-. Y lastimosamente no he podido hacer amigas aquí –confiesa haciéndome sentir pena.      
–Pues… Ambas podemos ser amigas –digo intentando sonar amistosa y ella sonríe ante lo que dije. 
–Claro, eso me encantaría –afirma totalmente animada y justo toca el timbre. 
Después de eso, ambas estuvimos juntas en todas las clases y al final, ambas fuimos a la cafetería a comer algo. 
–Naylen, ¿has escuchado los rumores? –pregunta Jazmín de forma misteriosa mirando a los lados por si alguien nos esta escuchando. 
–No, ¿A qué rumores te refieres?  
Obvio no sé nada… En la calle donde vivo la mayoría de las casas alrededor están vacías, por lo cual no tengo vecinos. 
–Mira, en las afueras del pueblo, cerca del inicio del bosque, según dicen, se oyen aullidos de lobos y hasta algunos dicen haber sido atacados, por eso nadie vive por ahí. 
No… Bueno, a veces se escuchan aullidos, pero suenan lejanos en su mayoría. 
–Se dice que son los responsables de los “accidentes” que están sucediendo en todo el pueblo: desde los desaparecidos hasta los desvíos en la carretera, cada automóvil que intenta entrar al pueblo es desviado –continúa contando sumamente nerviosa–. También, cuando vine para acá muchos en la ciudad decían que este es un lugar peligroso, donde si entras tienes muerte segura –añade aún más nerviosa que antes–. Y una pequeña anciana, me dijo que solo lo sobrenatural sobrevive a este lugar –concluye y se queda mirándome fijamente, al parecer espera una respuesta mía. 
–Tranquila… –empiezo diciendo intentando calmarla–. Primeramente yo vivo en las afueras del pueblo, y no se escuchan aullidos –miento–. Además cuando yo vine hace un mes, cruce la carretera sin ningún problema o dime ¿te pasó algo sobrenatural a ti? –pregunto para demostrarle que solo son rumores. 
–Sí... Cuando entre al bosque –responde titubeando–. Bueno… Yo vi… Un lobo –explica y yo suelto mi cuchara por la sorpresa–. Era enorme, cuando lo vi me asuste mucho, creí que iba a matarme pero solo se acerco a olfatearme y luego se fue –termina de contarme mirándome indecisa y temerosa. 
–¡No! ¿Eso cuándo paso? 
–Cuando llegue aquí –confiesa apenada y un poco nerviosa–. Además cuando llegue a vivir aquí, en la carretera algo golpeo el automóvil de mi mamá y casi chocamos con un árbol pero cuando estuvimos cerca de chocar se sintió otro golpe y no chocamos, terminamos nuevamente en la carretera –termina de contarme y yo me siento sorprendida. 
¡No puedo creerlo! ¡hay lobos por aquí! Dudo que Jazmín me haya mentido. 
Observo su rostro, ella sigue esperando mi respuesta, parece esperanzada de que alguien finalmente le crea.  
–Tranquila, obviamente yo te creo –respondo dudosa. 
Lobos, que miedo. 
 




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