Mi Lugar Favorito

Eduardo.

Como me gustaría regresar el tiempo, volver a ese instante, no solo para decirte que me arrepiento de haberte dicho todo lo que te dije, sino también para hacerte saber que estas aun en mi mente muy presente, pero me gustaría que estuvieras aquí físicamente. Sé cuánto deseabas verme así, con la vestimenta de graduación portando un diploma que le ibas a restregar en la cara a todas mis tías por haberte dicho que no iba a lograr nada en la vida.

Yo sé perfectamente que deseabas verme así en algún punto de tu vida, posiblemente no sea este el momento, pero te aseguro que no lo dejare pasar, te lo voy a hacer llegar, tú serás la primera en enterarte sobre lo que estoy pasando ahorita mismo, quizás no lo sabrás de inmediato, las cartas tardan en llegar, pero hare todo lo que este e mis manos para decírtelo; madre, hoy es mi graduación.

—No mames Eduardo, te tardas demasiado, que tanto haces ahí dentro, deja de hacer tus tonterías y salte ya, de por sí ya vamos tarde y tú te tardas, peor aún—Eric siguió con su monologo mientras yo terminaba una carta que muy pronto se la entregare a mi madre.

—Estaba haciendo una última tarea—por fin salí del cubículo del baño donde me había encerrado los últimos diez minutos en un ataque de desesperación por el momento.

—Te creeré, está bien, ¿Qué crees que pase ahorita? Hay mucha gente, me pone incomodo ver a tanta gente en el patio—ignore totalmente la pregunte de Eric mientras trataba de colocarme correctamente el birrete frente al espejo—¿me estas escuchando?

—Si Eric, si te estoy escuchando. No sé, con que me den mis papeles y me largue estoy feliz.

—Yo sé que no, ¿Alguien de tu familia va a venir? —no dije nada, solo lo mire con un poco de confusión, era la única persona en toda la escuela que sabía mi historia de principio a fin, incluso Gonzalo desconoce partes—De acuerdo, puede que hoy no tengas a las personas que quieras, pero aquí estoy yo, ¿Qué más quieres?

—Pues... que te digo... quiero aquí a mi madre, yo solo quiero que me consienta de nuevo como cuando era niño. Desde hace unos días, he tenido un poco de tristeza por no verla, pasó su cumpleaños, el día de las madres y por primera vez, no pude decirle nada.

—Te entiendo, puede que suene mal esto, pero como amigo te lo voy a decir. Olvídate de ella, si ella nunca te ha buscado, es porque no le interesa. Suena mal, pero es cierto, empieza a preocuparte por ti Eduardo.

—Lo hago.

—No se nota—la conversación comenzaba a molestarme, aunque sabía perfectamente que Eric tenía toda la razón.

—Pero si lo intento.

—Vas a cumplir dieciocho en poco tiempo, tendrás que empezar a ser más auto independiente, ya no estará "mami" detrás de ti. Antes te comprendía, eras un adolecente que se había alejado de sus padres a temprana edad, pero ahora ya eres todo un adulto, deja de preocuparte por ello, o acaso, ¿ella te ha buscado o ha querido verte?

—Nunca lo hizo, aunque sé que no me olvida. Algo me dice que, si me ha buscado, pero como estoy lejos, no ha dado con mi paradero.

—Solo el tiempo dirá si tienes razón o ya te estás haciendo loquito... pero como sea, vamos a la ceremonia, que ya vamos tarde.

Inmediatamente cuando salimos del baño, por toda la escuela se comenzó a escuchar el himno nacional, indicando que la esperada ceremonia de clausura ya había comenzado. Los dos nos apresuramos a llegar lo más rápido posible al patio central, donde se suponía que se llevaría a cabo el dichoso evento, para mantenernos en nuestro grupo mientras que al mismo tiempo esperamos lo que todo el mundo quería; la entrega de documentos.

El único inconveniente que se nos presentó durante el proceso de llegar al patio central, fueron los constantes reclamos por partes de algunos profesores que se encontraban regados por el plantel, seguramente acomodando aun algunas cosas incompletas. Incluso al llegar a nuestro grupo, el profesor encargado, nos metió tremendo discurso, diciendo cosas como: Ni en su graduación son puntuales.

—Eric, ¿alguien de tu familia vino? —pregunte en silencio para romper el hielo por la incómoda situación que había provocado el regaño frente a todo el grupo.

—Mi padre vino...—contesto de manera fría mirando hacia el frente. Algo en mí se alegró de escuchar eso, pues todo el ciclo escolar estuvo metido en problemas con su padre, no importaba que tan mínimo era el problema, ambos lo llevaban a lo grande afectándose los dos—me dijo que ya no quería saber nada de mí, y aquí está.

—A veces cuando estamos enojados, decimos mil y un cosas, de las cuales, luego nos arrepentimos. Quizás venga a hablar contigo, felicitarte, o mínimo a arreglar las cosas.

—Lo dudo, de seguro sólo viene a ver como no puedo hacer algo tan sencillo como graduarme con honores.

—Eso no es sencillo, pero...

—Eduardo tu cállate, tienes la vida resuelta con esas notas perfectas, si no fuera por el soborno yo no podría estar aquí con esta cosa que parece traje de padre en misa.

—Tener buenas notas, no significa que no tengo problemas, tú sabes cuánto sacrifique para poder estar de pie aquí, y aun así a mi madre le vale madres si sigo vivo o no—Eric no me dijo nada, solo se quedó observándome en silencio, mientras que su mirada de enojo cambiaba.

—Lo siento...

—Alégrate un poco porque a tus papás si les importas.

—Edu, en serio per...

—¡Ya!, no menciones nada... enserio, solo hay que disfrutar el ultimo día aquí—le dedique una sonrisa a Eric, tratando de calmar nuevamente el incómodo momento, pero fue en vano, el resto de la ceremonia ambos nos mantuvimos callados o hablando con cualquier otra persona menos entre nosotros.

La ceremonia siguió con algunos discursos por parte de los alumnos con mejores calificaciones, entre ellos en cualquier momento me tocaría a mí, tendré que dar un discurso terminando la ceremonia para cerrar este ciclo escolar, pero como se lo dije a mi madre, no me siento completamente lleno o motivado como para subir a ese lugar a hablar de cosas positivas mientras yo me siento perdido.