CAPÍTULO 1: ¿QUIÉN SOY?
Cada día en la vida es una nueva experiencia, buena o mala, siempre nos deja una enseñanza que valoramos hasta que el sol se oculta y la luna nos brinda indirectamente su resplandor para iluminar nuestro sendero en la más atropellada oscuridad.
Es por eso que, desde pequeña, me he caracterizado por siempre guardar silencio, ante los regaños, insultos o agresiones de las demás personas, ajena ante la destrucción y la guerra que provocan las palabras escupidas sin pensar por los seres humanos, destinadas en ese momento a dañar una persona y dejarle una herida en el alma que podría tardar demasiado tiempo en sanar.
Así es, no me caracterizo por ser una persona violenta o que se deja guiar fácilmente por sus emociones.
Por eso cuando mis padres pelean, procuro irme lentamente del lugar sin que nadie note mi existencia y trasladarme lo más rápido a mi habitación. Y una vez que he llegado, me siento en mi cama, de tal manera que logro abrazar mis rodillas con ambas manos, como si a mi alrededor de formará un muro de dolor que muy pocas personas puedan penetrar. Aprendí a hacerme fuerte en mi debilidad y a gozar de cada una de las experiencias de mi vida, sin olvidar la esencia de mi personalidad.
La tierna niña de cinco años que se escondía en su recámara para no ver discutir a sus progenitores, creció, convirtiéndome en lo que soy ahora.
Una chica de diecisiete años que es más ingenua, torpe, e insegura de sí misma. Le tiene miedo a su papá y daría su vida por su madre sin atrevérselo a pensar en un solo instante, tímida, con una ligera-nótese el sarcasmo- obsesión al color rosa.
Tal vez ya has leído cientos de historias “clichés”, quién no, yo también las he leído y las he sentido como si fuera tremendamente reales, dejando que mi corazón se enamore siempre del protagonista masculino. Y queriéndolo secuestrar para mí misma, siempre anhelando un amor igual de profundo como el que ellos se profesan.
Como ya viste, no tuve un modelo a seguir de una familia perfecta, como las protagonistas de los libros que leo, pero sí tuve la oportunidad de conocer una escalera en medio de mi tormenta que me llevo a un nuevo universo, en donde el único límite era mi propia imaginación.
Así es, he ahí la razón por la que fui enamorada y seducida por las letras.
Historias de suspenso, terror, novelas juveniles y los clásicos, son las novelas que conformaron y trataron de juntar las piezas de mi lastimado y roto corazón.
Traté de construirme a mí misma cada día y dejar las noches de soledad para llorar sin tener ninguna piedad y sacar de alguna manera el dolor que experimentaba.
Tengo tantas heridas como amor para dar.
Ilógico ¿no? Que las personas con los sentimientos más puros busquen dar siempre lo mejor de sí mismas y darle siempre una sonrisa al mundo, cuando por dentro están suplicando ser amadas de verdad.
Abigail Flores