En Cada Arruga

Capítulo 4 - Francisco.

El señor francisco fue mi primer paciente y ¿Cómo olvidarlo? Era uno de los pacientes más difíciles del área. Media aproximadamente 1.75 de altura, tenía 75 años, sumamente delgado a causa de la sarcopenia que presentaba por causas como una mal nutrición, a causa de llevar poca movilidad y claro algunos efectos de las quimioterapias. Cuando la Doctora flor lo recibió no estaba muy contenta que digamos, me había comentado que era la 5ta vez en el mes que ingresaba por complicaciones derivadas de su cáncer de garganta. Llevaba aproximadamente 5 años luchando contra el Cáncer, demasiado tiempo comparado con el diagnostico de los médicos los cuales solo le daban una esperanza de vida de 2 años, debido a que su cáncer cuando fue detectado ya presentaba metástasis en boca y parte del tracto digestivo. Definitivamente ese hombre no se veía nada bien y aun así tenía un carácter insostenible  y una mente muy centrada; sus familiares estaban preocupados por el estado de salud tan deteriorado que presentaba, en su casa no quería comer nada y aquí en el hospital… bueno, él gritaba que la comida era insípida, que no pensaba comer ese tipo de cosas,  A veces aventaba la charola de comida, insultaba al personal, gritaba y se quejaba de que la cama estaba muy dura o fría, honestamente le tenía algo de miedo, si me decía algo… ¿cómo le respondía sin que él se sintiera ofendido? Era todo un dilema hasta que la Doctora Flor me pidió aplicarle una escala de ansiedad a la muerte.

. - Hola… buen día… me llamo Cloe y soy pasante de Gerontología.

Francisco. – ah…

. - Sí, bueno… ¿puedo hacerle un par de preguntas?

Francisco. - No tengo nada mejor que hacer, supongo que sí.

. - Esta bien… bueno ¿alguna vez le viene a la cabeza la idea de la muerte?

 Francisco. - ¡Ajajaja! Pero que directa, me agrada ese tipo de preguntas, continua.

. - ah, disculpe, pero, aun no me responde.

Francisco. - ¿Qué esperas que responda? ¿no hay opciones? Jajaja… si, si me pasa por la mente.

. - ¿Con que frecuencia?

Francisco. - ja… siempre me pasa por la mente, mucho antes de tener esto que padezco.

. - ¿Cómo se siente con eso? Es decir… ¿no tiene miedo a la muerte?

Francisco. - hija, todo mundo le teme a lo desconocido, es claro que todos le tememos a la muerte, solo que existe gente como yo que asimila todo desde mucho antes, cuanto no he pasado en esta vida para decirte lo que ahora.

. - Entiendo, entonces… si parte ¿se sentirá tranquilo?

Francisco. - Claro que me sentiré tranquilo, lo único que me preocupa es mi hija, mi esposa, los otros dos inútiles ya hicieron su vida y eso es lo de menos.

. - ¿Tuvo tres hijos?

Francisco. - así es, una princesa y dos inútiles ¡ja!

. - ¿Por qué lo dice tan despectivamente? ¿acaso no lleva una buena relación con ellos? 

Francisco. - si la tengo, solo que les digo de esa forma porque cuando eran jóvenes se quejaban demasiado de la vida, que si ya tenían un gasto, que no hay trabajo, que si los despidieron, que si embarazaron a su mujer… ¡ay! Mucha queja. En lugar de agradecer y ver el lado bueno de la vida; si te despidieron, bueno, algo mejor vendrá, es una oportunidad. ¿Que si tienes un gasto grande?, bueno, el dinero va y viene. ¿Que, si embarazaste a una mujer?, bueno, hazte responsable y crece a ese niño para que sea alguien mejor en su vida.

. - Vaya, tiene razón… ¿Qué hay de su hija?

Francisco. - ¡ja! Mi hija es un espíritu libre, desde que aprendió a caminar sabe a dónde ir. Claro, ya ha tenido sus tropiezos como todos en esta vida, pero ella nunca se quejó, al contrario, decía que si se caía 7 veces se levantaría 8.

. - Es muy optimista.

Francisco. - es libre, que es diferente; libre de pensamiento, libre de decisión, libre de amor… es lo que a muchas personas les hace falta ver y aprender ¿tu eres libre? 

. - ¿Que dice? ¿Libre…? 

Francisco. - ¿te das cuenta? No todos somos libres, primero necesitas equilibrar tus emociones y tu pensamiento, deja de creer que todo lo que hagas la gente lo vera, la única que vera todo lo que paso en su vida, eres tú, la única que juzgará lo bueno y lo malo que hagas, eres tú. Cuando aprendas a caminar sabrás por donde ir, no intentes correr que no servirá de mucho.

Eso que me dijo me hizo recordar aquella vez donde me pregunte ¿Cuál era mi lugar aquí en esta vida? ¿A dónde iría? si estaba haciendo lo correcto o no, ¿Cuál era mi propósito de vida? Entendí que estaba corriendo quizá a ciegas y llegué a un ponto en donde no sabía qué camino tomar y a donde ir; descubrí también que todos tomaban decisiones por mí: “este color te queda mejor…” “no escojas eso, mejor este…” “ponte esto, te veras mejor…” “estudia esto, tienes más habilidad aquí…” pero el error era mío al elegir la sugerencia de algo más, cuando yo misma debía defender lo que yo quería.

Después de esa charla y terminar de aplicar la escala, me dirigí al cubículo de la doctora, entregué los resultados, pero hubo algo que la sorprendió un poco.

Dra. Flor. - vaya… el puntaje es muy leve, no es algo normal en personas con su padecimiento ¿vio los puntajes? ¿hizo trampa? o ¿mintió?




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