El solo pensar en un pasado que no recuerdo es estremecedor, pero que importa, solo es el pasado ¿no?, no tengo por qué huir de el, si no lo hice antes menos ahora que se, que puedo empezar nuevamente, -tengo que saber más de quien era-, comencé a buscar en la habitación fotos, diario, algo que pudiera decirme quien era antes de, rápidamente encontré debajo de la cama una pequeña caja. Cuando la abrí me percaté que contenía unas fotografías donde salía yo con otros chavos de mi edad.
Conforme pasaba las fotos me percataba que, en aproximadamente en más de diez fotografías, aparecía uno chavo a lo lejos, de aproximadamente unos veinte años de edad, cabello negro, ropa oscura y una mirada algo perturbadora.
En mi mente comenzaron a recorrer demasiadas preguntas, ¿Quién era el?, ¿Qué hacía en la mayoría de mis fotografías?, ¿Qué quería de nosotros?
Salí de mi habitación – Eugenia-, comencé a gritar mientras baja las escaleras.
-Mande – dejo de ver el televisor para prestarme atención a mí.
- ¿Puedes llevarme al parque? - pregunté nerviosamente mirando mi madre que estaba sentada a un lado de Eugenia – por favor- sonreí levemente.
- Si claro vamos – tomo su pequeña mochila, deposito una botella de agua.
Nos dirigimos a la salida de la casa, caminamos unas cuantas calles, - hola Clementina – una vos a mis espaldas se escuchó acercándose.
Me volteé rápidamente, cuando me percate ya se encontraban demasiadas cercas, no era una persona, en si era un grupo de tres chavos, los identifique rápidamente, ya que los avía visto en algunas de las fotos donde salía con ellos.
-Ellos son tus amigos-, Sus palabras rompieron mis pensamientos devolviéndome a la realidad.
-Gracias-, los miraba con cautela ente su presencia.
-Hola, ¿cómo sigues del golpe de la cabeza? -, me pregunto con una alegría en sus ojos.
-Bien, mejor creo, aun no recuerdo muy bien que fue lo que sucedió-, respondí con una voz angustiada.
-Eso no me lo esperaba-, dudo antes de continuar, -no te preocupes nosotros te ayudaremos, y si no, nos recuerdas, nos ganaremos tu confianza de nuevo-, su sonrisa regreso a su rostro.
-Yo soy Derek, y soy tu mejor amigo-, me extendió la mano para estrecharla conmigo.
-Hola, y o soy Sam-, se detuvo a lado de Derek, tendiéndome su mano para estrecharla, cuando esto sucedió me percate que su mano era muy fría, a pesar de que hacia demasiado calor.
-Hola, y yo soy Key el mejor amigo de este par, y el tuyo presupuesto-, interrumpiendo a Sam, impidiendo decir algo.
-Gracias por su compresión de los tres-, di un suspiro tratando de recordar quienes eran, pero se me hacía imposible.
Caminamos varias calles más hasta detenernos afuera de un local de venta de nieves, -compremos una nieve-, grita Eugenia a mi lado corriendo a su interior, era un lugar sencillo, con un buen servicio, el nombre no se me hacía familiar, “La michoacana las mejores nieves de Guadalajara”.
-Clementina, ¿no quieres una nieve? -, me pregunto Sam tomándome de la mano y jalándome dentro del local.
-No gracias, no me apetece en estos momentos-, creo haber respondido demasiado tarde ya que Derek me entregaba uno.
-Enserio, no quiero, muchas gracias-, trate de devolvérselo.
-Enserio, ¿nos dejaras comer nieve solos? -, me lo soltó en la mano con una sonrisa en su rostro.
-No, no es eso lo que sucede es que me da pena que tengan que pagar por ello-, fije mi mirada al suelo, poniéndole atención a los tenis que traía puestos, notando el dibujo que tenían, no entiendo en qué momento se me ocurrió dibujarle unas rosas y dos pistolas.
- ¿Te encuentras bien Clementina? -, su mirada se fijó en mi rostro como si tuvieran más de mil demonios.
-Sí, ¿por qué lo preguntas? -, sus palabras me trajeron mis pensamientos que se encontraban en otro lado.
-No, por nada, olvídalo
No dirigimos a la entrada del parque, que era custodiado por unas grandes puertas de hierro, tenía una gran forma particular, al cerrarse formaban grandes círculos, como si te permitieran viajar en el tiempo, dos dragones se encontraban forjados en la parte superior de esta, su mirada te seguía, no importaba hacia donde te movieras, ellas siempre te estarán observando.
-Son muy hermosas, ¿verdad? -, Key se paró a mi lado observando las grandes puertas.
-Sí, es como si te invitaran a conocer un nuevo mundo, lugares, personas, lástima que solo son unas simples puertas-, en mi rostro se demostraba decepción de vivir en un mundo, que no podía más que ser un simple humano más.
-Lo sé, yo quisiera viajar a libros, o a otro lugar del planeta-, su alegría se demostraba en sus ojos con la ilusión de algún día querer viajar.
Caminamos adentrándonos al parque, en el lugar podías encontrar diversas cosas, una chancha de futbol rápido, y de baloncesto, un quiosco, pista de skate y de baika, grandes árboles al fondo, el lugar era impresionante, nos sentamos cercas de la pista de skate para ver a unos chavos patinar.
- ¿Qué tal patinan? -, me pregunta Key sentado al lado de Eugenia, ella lo miraba con fascinación.