Howl esbozó una sonrisa con esa particular manera suya para bajar la tensión pero Sophie no hayaba quietud. Trago saliva y miró directamente a los ojos azules como dos gotas del agua más pura, que la examinaban impacientes.
-No tengo nada que ocultar majestad- respondió por fin, sin apartar su firme mirada.
-¿Y por qué intuyo que si?-
-No siempre nuestras intuiciones son las más acertadas alteza-
-¿Estás insinuando acaso, que me equivoqué Sophie?-
-Oh gran rey, excúseme, se lo suplico. Mi objetivo para nada es ofenderlo-
- Acabas de hacerlo-
Howl sacudió su cabeza, sin dejar de sonreír y se levantó del asiento para escudriñar con detenimiento a la joven. Rodeó su figura y se quedó de pie, a la espalda de esta.
-Te excuso- susurró en su oído y el contacto causó en la chica un ligero cosquilleo- Mas debo confesarte algo Sophie- siguió hablando igual de bajo- comprimes un aura muy especial-
Ella dejó escapar una exhalación nerviosa.
-Su alteza yo...no comprendo-
-Digamos- siguió él volviendo a colocarse enfrente- que no eres una simple mortal-
-Sinceramente me gustaría creerlo, pero he vivido como una simple mortal en Kingsbury alteza, criada por mi madrastra y dos hermanas. Nunca tuve grandes ambiciones ni me destaqué en labor especial. Lo único que desea esta sierva tuya es hallar favor a tus ojos y hacer precisamente así en lo que se le ordene-
-Dígamos que te creo-
-Alteza...- suplicó ella con la mirada.
-Estaré muy pendiente de ti Sophie. Creeré en tu palabra, que desconoces la fuerza interna que posees, pero eso no significa que me conforme a estar en duda-
-Que se efectúe como al señor le parezca bien- hizo una leve inclinación- ¿Algo más majestad?-
-Es todo Sophie, puedes marcharte-
Y así fue la manera en que resultó que la más incauta a simple vista de las jóvenes, atrapó por completo la atención del poderoso monarca.
*****
Esa noche, a muchísimos kilómetros del palacio, en lo más profundo del páramo, la raza Lakis y el grupo de consejeros que se hacían llamar "Sabios Kroten" intentaban calmar a su caudillo que tenía en esa ocasión, menos paciencia que de costumbre.
El plan se había sintetizado correctamente y el irrefrenable Tolfor no hayaba reposo para su alma llena de furor, a pesar de los esfuerzo de los consejeros. Resultó que esa noche, el primer general de su tribu, avientó más las llamas de la desesperación poniendo las cosas al límite de lo que estaban.
-Debemos atacar mañana ¡es nuestro momento!- pedía al jefe por tercera vez, alzando su lanza al cielo estrellado.
-Debemos tener paciencia mi gran Tolfor, no es el mejor momento de atacar- sugirió nuevamente el más viejo de los Sabios Kroten.
-¿Esperar? ¡Estoy cansado de esperar Ul!-
-Pero mi señor, aún desconocemos el secreto más siniestro de Howl ¿si resulta este un arma poderosa para luchar contra nosotros?-
-El plan nunca fue descubrir cada detalle de esa escoria- replicó el general- sino tener paso libre para entrar al castillo. Gran Tolfor, ahora que hemos ideado la estrategia perfecta, no hay impedimento que nos retenga-
-Cuidado Yon, la sed de venganza puede nublar tu juicio- advirtió el consejero Ul- no es momento para desesperarse; repito gran Tolfor, mi sugerencia es esperar a descubrir lo más preciado que esconde el rey-
-Los demás sabios concordamos mi amo- levantó la voz otro consejero- Es cierto que el objetivo inicial era apoderarnos de la energía Derthi, pero ¿qué sucede con este tan bien guardado secreto de Howl del que no hay más que conjeturas? Si atacamos ahora, no podremos descubrirlo-
-Bueno, visto de ese modo- resopló el jefe Tolfor- creo que tomaré su consejo. Pero necesitamos averiguarlo cuánto antes. Mi paciencia lleva docientos años agotándose-
-No se preocupe señor- aseguró Ul- le prometo que lo descubriremos-
-Y cuando lo hagamos- sentenció Tolfor- voy a desmembrarlo con mis propias manos. Daré su carne a los perros y quemaré cada uno de sus huesos-
*****
- Señorita Sophie, señorita Sophie- seguía tocando a su puerta la ama de llaves del castillo- señorita, despierte-
-¿Qué sucede- abrió finalmente la joven bostezando.
-Es el amo Howl-
-¿Me ha mandado a llamar?- se sorprendió ella enarcando las cejas- ¿a esta hora?-
-La verdad, no señorita. Pero al amo Howl algunas noches le atormentan sueños grotescos y cada vez que sucede, despierta con gritos, preso de un sudor frío que lo hace temblar. No hemos encontrado en todo el reino un entendido capaz de sacarle dichos sueños, pero hemos descubierto que el rey se calma con historias bien contadas-
-¿Quiere que vaya a estas horas y le cuente una historia para dormir?- casi carcajeó Sophie ante la alusión.
-No es cosa de risa- regañó la ama de llaves- comprendo que no es agradable que la despierten de su cama pero está aquí para eso. Es la doncella personal de su alteza ¿o ya lo ha olvidado?-
-No, claro que no- dijo un poco avergonzada.
-Entonces vístase para presentarse ante el rey- ordenó.
Terminado de decir esto, se marchó por dónde había venido.
Sophie suspiró molesta por su desdicha. Prefería limpiar el suelo o lavar cada tela del lugar a interrumpir su descanso la mayoría de las noches por los caprichos de Howl. Además ¿quién no es suficientemente maduro para volver a dormirse solito después de una pesadilla? Al parecer, el rey.
Se amarró una capa de seda por encima de su bata y preparó un portavelas para caminar por los pasillos poco iluminados del palacio hasta los aposentos reales. No hizo falta tocar la puerta, pues estaba entreabierta y por la misma, unos tenues quejidos de espanto asustaron a Sophie.