Narra Mía
Después de celebrar mi maravilloso cumpleaños número 18 con el amor de mi vida, tengo que volver a la escuela, donde solo soy una estudiante y él es el director. Llevé a Manuel a la escuela y cuando llegué a la mía, me encontré con Valentina, mi mejor amiga.
- Mía, ¿cómo pasaste tu cumpleaños? - dijo con entusiasmo.
- ¡Fue genial! - respondí con una radiante sonrisa.
- Se nota - dijo con una sonrisa pícara - ¿Estuviste con tu chico?
No contesté, solo sonreí.
- No hace falta que contestes... Tu sonrisa lo dice todo.
Mis sentimientos eran demasiado transparentes, no podía evitar borrar la sonrisa de mi rostro.
- Oye, ¿vamos al cine? No nos estamos viendo mucho - dijo con tono de reproche.
- Me encantaría.
- ¿Y tu chico? - preguntó curiosa.
- Le diré que tendré un día de chicas con mi mejor amiga.
Después nos despedimos y me aseguré de que no hubiera nadie cerca antes de entrar a la oficina del director.
Cuando llegué a la puerta de su oficina, escuché a Axel hablando con alguien. Reconocí la voz de Vanesa, la profesora de química. Sé que está mal, pero preferí quedarme a escuchar.
- Axel, siento mucho lo del otro día, no te volveré a molestar.
¿De qué están hablando? ¿Qué pasó el otro día? - pensé.
- No te preocupes, fue solo un malentendido - dijo Axel con tono serio.
- No, no lo fue - dijo Vanesa - Realmente quería besarte.
¿Lo besó? ¿Beso a mi novio? - pensé, sintiendo una mezcla de enfado y tristeza.
- Lamento si te confundí, pero yo no siento nada por ti... ya hay alguien especial en mi vida y estoy profundamente enamorado.
Mi corazón latía con fuerza al escuchar a Axel hablar así de mí.
- Entiendo, disculpa el inconveniente - dijo Vanesa apenada.
Me escondí cuando sentí que estaba por abrir la puerta; esperé a que se fuera y entré.
- Hola, amor - dijo Axel con entusiasmo al verme.
- Hola - respondí y me abalancé sobre él para besarle.
- ¿Qué haremos hoy por la tarde? - dijo separándose ligeramente de mí.
- Le prometí a Valentina que pasaría el día con ella - expliqué - Tendremos un día de chicas.
- Me parece bien, amor - dijo apenado - Aunque te extrañaré mucho, sé que debes pasar tiempo con tus amigas también.
Rodeé su cuello con mis brazos.
- Gracias por entender.
- Te amo tanto, cariño - dijo Axel rodeando mi cintura con sus brazos.
- Y yo te amo más, mi querido director.
Nuestros labios se acercaron, pero fuimos interrumpidos por una voz femenina del otro lado de la oficina.
Era Vanesa, la profesora de química. Una mujer de unos recientes 30 años, con cabello largo, castaño, cuidado y ondulado. Tiene unas pestañas largas y unos ojos avellana. Los chicos siempre babean por ella debido a sus grandes atributos.
Axel y yo nos separamos rápidamente y ella entró en ese momento.
- Bueno, señorita Montgomery, eso era todo - dijo Axel mostrándose serio - Puede retirarse.
- Sí, señor director - dije ocultando mis nervios - Gracias por el consejo.
Narra Axel
Mía salió de la oficina apresuradamente y me quedé a solas con Vanesa. ¡Qué pesada!
- ¿Qué se le ofrece, profesora? - dije tratando de sonar serio.
- ¡Nada! - dijo con un tono extraño, creo que sospecha algo - Solo olvidé mi bolso en tu escritorio.
Tomó el bolso y se fue.
Narra Mía
La profesora de química estuvo a punto de descubrirnos. Tengo que ser más prudente, ¡qué vergüenza! Bueno, ahora solo tengo que concentrarme en la clase.
Y así transcurrió la jornada de clases, hasta que llegó la hora de irme y me encontré con Axel en el estacionamiento.
- Estuvo cerca, ¿no? - dijo Axel sonriendo.
- Axel, tenemos que ser más prudentes, nos pueden descubrir - le dije seriamente.
- Ya lo sé - respondió con resignación - Es solo que te amo demasiado.
- Y yo también te amo - dije y le di un beso rápido.
- Fue muy rápido - comentó, divertido.
Sonreímos juntos.
- Extrañaré pasar tiempo contigo - dijo él.
- Yo también - respondí - Ahora necesito encontrar a alguien que cuide de Manuel.
- Yo puedo cuidarlo - dijo Axel con entusiasmo.
- ¿Harías eso por mí? - pregunté, sonriendo.
- Eso y mucho más - respondió.
- Gracias - dije y salté a sus brazos, olvidándome de que estábamos en la escuela.
- Tú pasarás un día de chicas con tu amiga... y yo pasaré un día especial con mi pequeño cuñado.
Sonreímos y, al darme cuenta de que ya no quedaban autos en el estacionamiento, nos fundimos en un beso apasionado.